Donde Nunca Esperas (Pausada)

CAPÍTULO 14

- Yo fui la que robó tu pulsera.

- ¿Qué hiciste qué? - ya la había entendido pero no acaba de procesar lo que le había dicho. Su amiga le había quitado la pulsera que le había regalado Raúl.

- Lo siento, estaba celosa y sabía cuánto te gustaba y simplemente no pensé. Raúl iba a ir a verte y cuando no te diste cuenta la cogí de entre tus cosas.

- No me lo creo - dijo Elena - ¿Como pudiste hacerlo?

- Lo siento - volvió a repetir - venía a devolverla.

  Metió la mano en su bolsillo y de allí sacó la pulsera que Raúl le había regalado.

- Espero que puedas perdonarme - dijo, luego le puso la pulsera en la mano y se fue corriendo sin darle tiempo a Elena a decir nada más.

   Se fue al coche sin saber muy bien como sentirse.

- ¿Que era tan urgente que quería contarte Jaci? - le preguntó su madre.

  Elena se quedó callada unos segundos y respondió bajito:

- Devolverme una cosa.

- Que buena amiga - añadió su madre.

- La mejor - respondió irónicamente.

   Cuando llegó a casa, subió a su habitación y se tumbó en la cama. Estaba enfadada y mucho, su amiga le había robado algo muy importante. Aunque una pequeña parte de ella la entendía, no quería hacerlo, pero la entendía. Prácticamente había ido detrás de su novio, había tenido todo el derecho a estar celosa, aunque no justificaba lo que había hecho.
   Miró la pulsera, no sabía que hacer con ella, pensó en volvérsela a poner, pero ya llevaba la de Daniel y esa no se la quería quitar.
  Al final decidió cogerla y guardarla en su joyero.

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- Repítelo otra vez - dijo Elena - ¿Por qué me tienes que llevar al instituto hoy?

- Ya te lo he dicho - contestó su madre -, hoy es mi día libre y voy a ir a hacer compras para Navidad, de paso te dejo en clase.

- Te he oído, pero no creo que ese sea el verdadero motivo.

- No vengas con conspiraciones Elena. Venga, termina el desayuno que al final llegarás tarde.

  Elena suspiró y apuró su tazón de leche hasta el fondo. Luego fue al baño a acabar de prepararse, se lavó los dientes, la cara y se peinó. Cuando acabó cogió su mochila, fue hasta el coche, donde ya la esperaba su madre y se montó en el asiento del copiloto.
  Elena permaneció callada todo el viaje mientras su madre hablaba de regalos y de vacaciones. No se enteró de la mayoría, se limitaba a asentir cuando lo creía necesario, aunque como iba conduciendo tampoco es que su madre la estuviera viendo.
  Cuando llegaron intentó bajarse rápidamente del coche, pero su madre la frenó cuando estaba con la puerta abierta.

- Elena, sabes que te quiero, ¿Verdad?

- Lo sé - asintió ella.

- ¿Recuerdas lo que hemos hablado? Permanece...

- Alejada del hijo del innombrable, gracias mamá, ya me quedó ayer suficientemente claro - Elena solo tenía ganas de dar un portazo y salir corriendo del coche.

- Luego te pasaré a buscar - dijo su madre - pásalo bien.

- No dudes que lo haré - contestó ella y se alejó rápidamente antes de que su madre pudiera procesar lo que había dicho.

  Estaba enfadada con ella y también con su padre, ayer por la noche no le dijo nada directamente pero dejó caer que estaba de acuerdo con su mujer. Ellos no tenían derecho a decidir con quién podía o no salir y al final se lo demostraría.