CAPÍTULO 7

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   Y por fin llegó, sábado, el día que todos estaban esperando, lo que no sabían es que iba a ser un día muy movido.

   Daniel se despertó temprano, para ser un sábado, apenas eran las 9, pero tenían que entrenar para el partido de hoy. Era muy importante, tenían que ganar para así clasificarse en el campeonato regional, en el cual, si quedaban de los tres primeros irían al nacional. Pero el equipo de Daniel no aspiraba a tanto, con ganar este partido ya estaban contentos.
  Daniel sabía que era bueno, de hecho era el capitán de su equipo, pero ir a un campeonato nacional era otra cosa. De momento prefería concentrarse solo en este partido.

  Fue a la cocina a desayunar, sus padres ya no estaban en casa y le habían dejado una nota: "Hemos tenido una complicación con el negocio, estaremos fuera todo el fin de semana con los padres de Elena. Pásalo bien."

- Vaya, que nota más profunda.

  Sus padres eran así, se habían ido dejando una nota y lo iban a dejar solo todo el fin de semana. Ni siquiera le habían deseado suerte para el partido, pero claro, no apoyaban que le gustase jugar al baloncesto, no lo consideraban propio de un futuro empresario. A veces odiaba a sus padres.
   Luego se paró a pensar, ¿una complicación en el negocio? Esperaba que todo estuviera bien.
  Entonces se acordó de una conversación que oyó ayer entre sus padres, hablaban sobre el dinero del padre de Elena, ¿podría ser que hubiera habido un problema financiero? Luego llamaría a sus padres para asegurarse, no quería alertar antes de tiempo a Elena.
   Fue mala idea pensar en ella, era una distracción, y hoy no se lo podía permitir, tenía que tener la cabeza centrada.
   Se preparó un bol de leche y sacó los cereales, cogió dos cajas y cuando abrió la primera vio que eran los favoritos de Elena, los que le compraba cuando venía a su casa. Se le pasó el hambre de cereales, así que guardó la leche en la nevera y se comió un plátano.
  Le llegó un mensaje al móvil, era su compañero de equipo Javi, le estaba preguntando que dónde estaba, le estaban todos esperando. Miró el reloj y vio que eran las 10. Joder que tarde era, ¿cuándo había pasado tan rápido el tiempo? Se había quedado empanado.
   Se vistió rápidamente con la ropa del equipo y se fue corriendo a la pista donde jugaban. Su entrenador lo iba a matar.

 
  El partido empezaba a las 11, solo quedan 10 minutos. El equipo ya había calentado y estaba esperando a que llegara el árbitro para dar comienzo. Las gradas se estaban llenando, aunque la mayoría eran familiares y amigos.
   Daniel miraba a las gradas, a ver si reconocía a alguien, sin embargo no lo esperaba. Sus padres no estaban y además no solían ir a sus partidos, sus amigos más cercanos estaban en el equipo y le había dicho a Elena que no fuera, así que no habría nadie.
   De pronto vio una mano que saludaba, era Alina, ¡había quedado a comer con ella y no se acordaba! Le devolvió el saludo y le sonrió, era muy guapa y maja, y había insistido en comer con él después de años de amistad, podían convertirse en algo más.

   Por fin el árbitro llegó y los equipos salieron a la pista, Daniel se puso enfrente del capitán del otro equipo para saltar a por el balón. Apenas pasaban unos segundos hasta que el árbitro daba la señal, pero parecían horas, observaba a su adversario y muchas cosas pasaban por su cabeza.
   Sonó el silbato y el árbitro lanzó el balón, los dos jugadores saltaron a la vez, pero Dani llegó más alto y pasó el balón a su equipo. Se lo fueron pasando de uno a otro hasta que le volvió a llegar a Daniel y metió una canasta.

  El partido fue avanzando, a veces iba ganando un equipo y a veces otro, pero estaban muy igualados. Así llegaron al último cuarto, solo quedaban cinco minutos e iban empatando.
   Lanzaron el balón en dirección a Daniel, pero tenía un jugador del equipo contrario cerca y saltó a la vez que él para coger el balón. Ambos chicos chocaron con fuerza y cayeron al suelo.
Sintió un profundo dolor en el hombro, no podía verlo pero creía que se lo había dislocado.
   Enseguida pararon el partido y los dos equipos fueron a ver como estaban sus jugadores. Lograron incorporar a Daniel y vieron que efectivamente, tenía el brazo dislocado. Se lo llevaron a la enfermería y allí se lo colocaron bien. Dolía mucho, y aunque quería acabar el partido no creía que su entrenador le dejara.
   Se tuvo que quedar en la enfermería y el partido siguió sin él. Y sin el otro chico, que aún estaba peor que él, creían que tenía una fisura en el tobillo porque había aterrizado mal con el pie y ahora no lo podía mover.

Donde Nunca Esperas (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora