Amy soñó algo.
Se encontraba en la misma casa en la que todo se había precipitado de una manera espantosa. Ella tenía cinco, o puede que seis años. Fue más como un recuerdo en forma de sueño. Fue algo raro. Ella lo veía todo desde fuera, pero sentía lo mismo que su yo de seis años. Sintió como su madre la arropaba en la cama, en la que ahora estaba medio destruida. Sintió como las mantas subían a través de su cuerpo, hasta llegar a su cuello. Solo la tenue luz del pasillo iluminaba tenuemente la escena, haciendo que ella viera la cara de su madre menos clara, pero era ella. Su cabello pelirrojo le caía lacio hasta los hombros, y sujetaba un libro. Estaba sentada en la cama, leyéndole un cuento. No sabía el que era, pero recordó aquel momento.
—Mamá —dijo Amy—. Tengo sueño.
Se frotó los ojos.
—Vale cariño.
Cerró el libro, y la chica quedó dormida al instante. Su madre sonrió. Fue hasta la cama, y comenzó a acariciarle su redonda cara con el dedo pulgar, y como le apartó sus cabellos pelirrojos de su rostro, mientras la miraba con ternura. Caroline salió de la habitación, mientras no dejaba de mirar a su hija.
Toda tu vida va a dar un vuelco.
No supo quién dijo eso, pero no fue Taylor.
Se despertó tumbada en la cama, con sus mantas por encima. Levantó su cabeza, y la cama hizo un crujido sonoro y desagradable. No estaba en sus mejores condiciones, ya que tenía las una parte hundida, y el cabezal estaba partido por la mitad. Unas astillas se le enredaron al cabello, procedentes de la madera rota.
—¿Qué? —preguntó—. ¿Dónde...?
Se interrumpió al ver a Taylor. Estaba sentado, como era él. Como había sido siempre. Su cara tenía un brillo único, tal vez proporcionado por la luz de la luna, o tal vez ese fuera su brillo natural.
Hola, ¿qué tal?
¡Genial! Casi me me mata un yo que sé, he recuperado el habla, y me he quedado inconsciente. Genial todo.
Lo del habla es fácil —dijo—. Realmente el solo quería que le rogaras que vivieras con tu vocecita, que le rogaras, que le pidieras la vida. Por eso te concedió el habla. Por lo visto, no lo consiguió. Te dije que todo estaba aquí —señaló su cabeza.
Un demonio... —se quitó las mantas de encima, y se acercó a él, con sus cuerpos a centímetros, aunque ella sintiera un tacto frío como el mármol cuando lo tocaba—. ¿Por qué todo esto?
Él la miró con una expresión tierna en su mirada, que la reconoció de haberla visto muchas veces cuando le decía algo malo.
No te lo puedo decir.
Ella asintió, mirando el panorama destruido de aquella habitación. No se podía figurar todo aquello, todo lo que estaba pasando. No se podía creer nada.
Taylor —llamó ella.
¿Qué?
Tengo miedo.
Lo sé. Yo también lo tengo.
Ella frunció el ceño.
¿Tú? ¿Por qué? —preguntó Amy sonriendo.
Por todo esto, por si... No vale —parecía muy preocupado, y lo peor, parecía que lo decía enserio.
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La Noche Eterna [PAUSADA]
ParanormalTras una serie de sucesos incontrolables y totalmente inverosímiles, Amy se encuentra con alguien de su pasado. Alguien que no podía estar. Que estaba, muerto. «No es él». «Estás soñando». «No es real», esto último lo dijo más veces que las demás...