Capítulo 15: Lágrimas

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15-Lágrimas

***Renji***

Me cubro la boca con mis manos temblorosas jadeando pesadamente. Mi cuerpo está paralizado y mis ojos abiertos de par en par ante la persona que tengo delante. Mi capitán....mi pobre esposo está frente a mí....camuflado entre las sombras de la noche, puedo escuchar su respiración ronca y jocosa...como sus ropajes de shinigami rasgados y deshilachados se mueven por el viento....aunque eso no es lo peor. Cierro los ojos para no mirarle a la cara y trago saliva abriéndolos de nuevo, pero enfocados en el suelo. Hay gotas de sangre cayendo sobre la tarima de madera, por lo que no tengo otra opción que ir subiendo mi mirada por su cuerpo, de abajo a arriba. Una de sus sandalias partida, sus calcetines oscurecidos por la sangre, el hakama y el obi desgarrados....su brazo derecho está doblado, apoyando el peso de su cuerpo sobre la puerta, pero el otro está caído, pegado a su cuerpo, amoratado y tembloroso, como si no tuviera vida.

Lo peor de todo y lo que me ha hecho gritar hace apenas unos segundos ha sido ver su rostro. Apenas le reconozco entre tanta sangre escurriéndole por la frente, los costados y brotando de su boca. Por todo los dioses.... ¿qué le han hecho? Jamás....nunca le había visto en este estado tan deplorable....

-Renji....- oigo su entrecortada voz que consigue sacarme de mi miedo y reacciono rápido cuando veo que se tambalea y le engancho entre mis brazos sosteniéndole. Apoyo su cuerpo sobre él mío cayendo de rodillas y acaricio su rostro con desesperación.

-¡¡Taichou!!!! ¡¡Háblame!!! ¡¡Por kami!!!! No me dejes....Byakuya, por favor....-

Mis lágrimas caen sobre su rostro herido y veo como pestañea débilmente. Le cargo en mis brazos dejándole sobre el colchón donde me he tumbado hace unas horas con Kenji buscando en la mesa cualquier cosa que me sirva como trapos o toallas para limpiarle.

-Renji....-veo con estupefacción como me agarra de un brazo para que le mire –tranquilo...no son tantas heridas...la sangre es escandalosa....-

-¡No te esfuerces en hablar! ¡Voy a curarte!! –

No tengo habilidad en el kidou curativo y mi capitán está demasiado débil como para aplicárselo a sí mismo. Me siento totalmente un inútil, pero no podemos acudir a nadie para sanar sus heridas, por lo que por la mirada de mi taichou me da permiso para curarle a la forma tradicional, como cuando era niño y vivía en el Rukongai, siempre me apañaba solo para curarme rajas o heridas más profundas. Consigo recopilar todas las toallas que encuentro e incluso uso mi propio obi para hacerle trozos y anudarle en su brazo y pierna para cortar las hemorragias. Observo de reojo como mi capitán tiene un ojo medio abierto y está vigilando a Kenji que duerme en otro colchón, por suerte ajeno a esta terrible situación. Me hago con una aguja e hilo y enciendo una pequeña hoguera en un brasero antiguo para limpiar la aguja y poder atravesar su piel con ella, claro que antes caliento la punta de Zabimaru sin liberar el shikai para poder sellar la hemorragia.

Rasgo las ropas de mi capitán con cuidado viendo las heridas que tiene por su pecho. Son superficiales, las que más me preocupan son las de su brazo y pierna izquierdas, no puede moverlas apenas. Al limpiar con una toalla me doy cuenta de que su brazo no está tan mal, solo tiene magulladuras, pero en la pierna si tengo que apoyar mi espada como si fuera un hierro candente y meter la aguja al ver sus tendones destrozados. Byakuya suspira profundamente tras haberle quemado la piel, pero no se queja cuando le coso, ya que tiene una buena cicatriz que le parte del muslo y llega casi hasta su entrepierna. Ahí...donde tiene esas cicatrices del experimento....siento como las lágrimas se agolpan en mis ojos pero continúo mi tarea. Respiro profundamente al llegar a su rostro y tener que pasar la aguja por una de sus mejillas de la que emana gran parte de la sangre que cubre su tez.

"Betrayal"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora