Capítulo 1

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Allison

No sabía que esto fuera posible, pero enamorarse de alguien era más fácil de lo que esperé. He escuchado del amor de verano y todo eso, quiero decir, ¿quién no ha visto Grease? pero experimentarlo yo misma es una historia completamente diferente. Él estaba justo allí parado delante de mí, corriendo con su tabla de surf en las olas. Su cabello rubio arenoso revoloteando en la brisa del mar, mientras sus piernas eran las primeras en golpear el agua, su piel bronceada por horas bajo el sol de California. Lo contemplé, mi mandíbula abierta, mientras él lo hacía parecer fácil.

No me había dado cuenta de que miré a este extraño todo el tiempo que estuvo sobre su tabla de surf, pero lo hice. Cuando salió del agua, dio una mirada en mi dirección y me sonrió. Creo que le sonreí de vuelta, pero el shock hace cosas graciosas en el rostro de una persona. Miré cada paso que él daba mientras caminaba hacia una camioneta blanca en un estacionamiento cercano. Puso su tabla de surf en la base y sacó una toalla. Observé mientras se secaba, de espalda a mí. De repente, giró y me sorprendió mirándolo fijamente. Rápidamente levanté el libro que había estado leyendo tratando de ocultar mi rostro antes de que el chico surfista llegara salpicando el panorama. Sobre la cubierta, podía verlo sonreír con satisfacción antes de que se subiera en la cabina de su camioneta.

Era imposible enfocarme en mi libro ahora. Él era insanamente lindo, y ciertamente me vio echándole un vistazo. Oh bueno, esta era una playa grande, y las posibilidades de que lo viera otr vez eran casi nulas. Al día siguiente, volví a lo que consideré mi punto habitual, lista para enfocarme en mi libro. Había estado leyendo de pasada algunos clásicos antes de que comenzara mi clase de inglés AP en otoño. Traje ocho libros conmigo, para leer uno cada semana de mis vacaciones. En este momento, leía Drácula de Bram Stoker. Quería olvidar al tipo realmente lindo, y pensé que un psicópata chupasangre lo lograría. Abrí mi libro donde lo había dejado antes de la distracción del día anterior.

Lucy le decía a Mina cómo había dejado de tener perspectivas de matrimonio al tener tres hombres para elegir. Los tres estaban bien, pero amaba a uno más que a los otros dos. Lucy le envió a Mina un mensaje con su elección, Lord Arthur Holmwood es hermoso y rico. Si yo tuviera la opción, habría escogido a Quincy Morris, el vaquero tejano. Él podía no ser muy fino, pero era valiente y tenía un corazón del tamaño de su estado natal. Sí, habría elegido a Quincy, pero a diferencia de Lucy, yo no tenía perspectivas.

Mi último novio y yo rompimos antes de que la escuela terminara. Sabía que él no era "el indicado”, no importa cuán lindo era o lo bien que nos llevábamos.

Jeremy y yo habíamos salido exclusivamente durante nuestro primer año, y principalmente, este había sido bastante divertido. Él era inteligente, gracioso, y les gustaba a todos. Había sido más o menos solo un amigo realmente bueno para mí, pero él quería algo más. Algo que yo no podía darle. Realmente lamento que no pudiera hacerlo porque él es realmente un gran tipo, simplemente no es mi tipo. Él no entendía por qué nosotros no podíamos estar juntos, y todavía tengo noticias de él una vez a la semana. Mis amigos pensaron que estaba loca, pero cuando tu corazón habla, tienes que escucharlo.

Me senté sobre la hermosa playa tratando de olvidar al hermoso desconocido. No era fácil ya que lo había visto cuatro días seguidos. Cada día me sentaba allí, tratando de leer mi libro, incapaz de concentrarme en nada más que él. Él siempre me sonreía, yo solamente le devolvía la mirada. Justo cuando el pensamiento de que no lo había visto cruzó por mi mente, arena fue pateada en mi rostro. Salté a mis pies y dejé caer mi libro.

—Lo siento por eso —dijo una voz oculta. Sabía que era un hombre, pero su rostro estaba cubierto mientras él tiraba su camisa sobre su cabeza. Estaba perdida mirando fijamente sus abdominales hasta que su camisa estuvo fuera. Mis ojos se ampliaron ya que ahora estaba mirando al Chico Surfista. Él me sonrió, y mi entorno pareció desaparecer. Me quedé muda, y él siguió—: A veces el viento golpea, y la arena va a donde sea posible —dijo esto simplemente mientras dejaba caer su camisa encima de su toalla.

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