Capítulo 8

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Cooper

o bebo muy a menudo pero, diablos, en este momento estoy bastante borracho. Ali salió con ese imbécil, Jeremy, tres veces durante sus vacaciones de invierno. Lo que no puedo entender es cómo ella me besó ese último día de escuela, y luego fue directo a los brazos de Jeremy.

Debería haberle dado un pase de detención.

Caminé hasta su casa esta noche y estoy esperando a que regrese. Sólo quiero verla, quizá incluso hablar con ella. La última vez que él la trajo a su casa, intentó besarla, y ella casi se lo permitió. Tal vez sabía que yo los observaba porque echó una mirada alrededor antes de entrar, sola, dejando a Fisher en su umbral. Fue genial ver cuánto deseaba él ese beso, cómo lo esperaba, y cómo no lo consiguió.

Ahora estoy sentado al otro lado de la calle y dos casas más abajo. Esta casa está en venta, así que nadie la ocupa. Tal vez debería comprarla. Eso le enseñará. Ali ha estado fuera por casi tres horas otra vez. Probablemente viendo alguna estúpida película y comiendo alguna estúpida cena. Tan estúpidamente predecible.

Soy tan estúpido. Cuelgo mi estúpida cabeza en mis manos y tiro de mi estúpido cabello.

Estoy bebiendo alguna clase de ron envuelto en una bolsa de papel de la tienda de licores. Me he convertido en un cliché: el borracho ex-novio que acecha a la mujer que ama y que simplemente no puede dejar ir. Mi estómago quema por el alcohol, así que dejo de beber. Es la primera cosa inteligente que he hecho esta noche. Apoyado contra la puerta detrás de mí, sólo miro fijamente al otro lado de la calle. ¿Cómo pude precipitarme tanto en romper las cosas con ella? No he olvidado ni un minuto de nuestro verano juntos, aunque ahora estamos plagados con un clima más frío... y en tiempos más fríos.

Cierro los ojos mientras imagino a Ali el primer día en que la vi: su cabello oscuro recogido en una cola de caballo y sus gafas de sol tan grandes que cubrían la mayor parte de su rostro. Había estado mirándola por unos buenos diez minutos antes de que ella siquiera me notara. Una vez que lo hizo, mi vida cambió. La observé desde el agua mientras ella me miraba desde la arena. La noche en que la besé, seis días después, fue como nada que jamás hubiera experimentado antes. Su cuerpo amoldado al mío, sus labios suaves pero urgentes.

No como la última vez que la besé. Había estado tan enojado por verla aceptar salir con ese idiota, que no podía pensar claramente. Había escrito esa carta porque no quería retenerla... sólo para tener que verla siguiendo adelante. Mis emociones y testosterona simplemente reaccionaron. Quería continuar sosteniéndola y besándola, pero no era posible. Nuestra relación no es posible. Mi corazón duele tanto que siento dolor físicamente.

No. Espera. Eso es por el ron.

Me inclino fuera del porche y vomito lo único que tengo en el estómago: alcohol. Estoy a un paso de acurrucarme en una pelota y llorar. Qué demonios, término por acurrucarme y dejar que el dolor me tenga... Entonces me desmayo.

Me despierto y siento algo suave sobre mí y sé que alguien está cerca. Trato de incorporarme y veo que Ali está junto a mí leyendo un libro con una linterna. Ella nota que estoy despierto.

-Casi logras que te atrapen aquí afuera -dice, dejando su libro y apagando la linterna.

Hay una manta sobre mí, y la reconozco como la colcha de su cama sobre la que habíamos yacido en septiembre. Trato de sentarme por completo y me siento inmediatamente demasiado mareado y con náuseas otra vez. Ali se gira y toma algo de su lado.

-Aquí -dice, ayudándome a sentarme-. Traje agua y galletas saladas para ti.

Los brazos de Ali resbalan bajo los míos mientras me sostiene contra la pared. Está tan cerca de mí, cuidándome. Puedo sentir el olor a coco que la rodea, y la sensación de estar en casa cubre mi corazón.

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