Cooper
Cada clase que pasa me lleva más cerca de lo inevitable. Fui a la Preparatoria Chico solo para enterarme que hubo una gran confusión. Se suponía que tenía que decir “Ve a la Preparatoria Chino”. Chino, donde vive Ali. La escuela a la que asiste. Y no es simplemente dar clase ahí (cuando recibí mis hojas de asistencia, encontré que ella estaba en mi última clase del día y también era tutora de inglés sénior). No solo voy a ser su profesor y la tendré en clase durante una hora, sino que también seré requerido para verla tres veces por semana cuando ella enseñe en mi clase.
Mi primer pensamiento fue, ¿cómo demonios pasó esto? La respuesta estaba en Chico. Había un espacio libre en el departamento de historia pero la vacante de inglés estaba en Chino. Las notificaciones telefónicas se cruzaron y las llamadas fueron a los candidatos equivocados. Bryan Smith fue a Chino para encontrarse en la misma situación. Una vez que me dijeron dónde se suponía que tenía que estar en realidad, recé para que lo hubiera oído mal. De ninguna forma puedo dar clases en el colegio de Allison, pero acepté y tengo que vivir con mi elección hasta que pueda encontrar algo nuevo. Solo tuve tiempo para enviarle un correo rápido y luego subir al avión. Ahora me enfrentaré a la tortura de verla entrando en clase. Joder, mi clase. La parte más dura es mi deseo enorme de verla combinado con un
absoluto terror. Espero que pueda mantener la cabeza y superar la última clase del día, la clase de Ali.
La campana suena y los chicos comienzan a llegar. Ni siquiera quiero ver su cara cuando entre, no sé si recibió el correo que le envié. Tenía nuestra foto del verano (nuestra última noche juntos) que me dio en su carta en mi escritorio. Pero ahora está escondida y a salvo en mi cajón superior. Me siento en el borde de la mesa y reviso los planes que tengo para la primera semana. Había decidido que los estudiantes leyeran Drácula ya que era lo que Ali estaba leyendo y uno de mis favoritos. Sería un buen punto de partida.
Hay murmullos por toda la clase. El entrenador de baloncesto me dijo en el almuerzo que todos los chicos de su clase estaban hablando sobre el joven chico nuevo. Como si necesitara algo más para ponerme nervioso. Hay un eco de risas y miro hacia arriba.
Ali está de pie en la entrada, sin mirar arriba y reacia a moverse. Hay dos asientos vacíos en la clase, primera y última fila. La campana suena y se supone que los estudiantes tienen que estar sentados. Ali todavía está de pie afuera, se ve como si fuera a vomitar. Estoy confundido. No quiero nada más que jalarla cerca y decirle lo mucho que la quiero. Pero no puedo. Ni siquiera se supone que tenga que saber quién es. Simplemente estoy mirándola sin tener ni idea de qué decir.
Un chico en la parte posterior de la clase se levanta y va hacia ella. Pone un brazo alrededor de sus hombros y le susurra al oído. Quiero arrancarle la cabeza. Ali asiente, todavía mirando al suelo. El chico (que va a suspender mi clase de inglés) sigue hablando y Ali sonríe débilmente. Finalmente es capaz de convencerla de entrar a la clase y me siento aliviado. Me doy cuenta de que hay veinte pares de ojos mirándome ahora. Me vuelvo hacia ellos y sonrío.
—Bienvenidos a inglés del último curso —me las arreglo para decir—. Soy el señor Perez.
Entonces paso lista. Jeremy Fisher es el chico que está sentado junto a Ali. Reparto la lista de asientos y todo el mundo rellena su nombre. La miro y por un momento solo me fijo en la letra de Ali. Escribió a mano las cartas que me dio hace una semana, pero ahora su letra parece dura y tensa, como si la mano hubiera estado temblando mientras la escribió.
—Bien —dejo el papel—. Vamos a empezar este año con Drácula.
Me lanzo a la lección que he planeado. Todo lo que necesito es concentrarme en las palabras de Bram Stoker. Hago un resumen de lo que espero de ellos y bla, bla, bla, hasta que suena la campana.