20 de julio de 2013
Hoy es sin duda el mejor día del año. Justamente hoy se me tenía que quedar la asignación de matemáticas ¡Es que soy una genia! Solo a mí se me queda en el carro de mi madre, y ella casualmente se fue a París.
Primero mi cabello no quería hacer caso esta mañana, por lo cual mi madre me hizo una trenza de pescado (no me gustan las trenzas, pero no quedaba de otra) mis lentes de contacto se dañaron y me tocó traer los lentes de pasta, mis ojeras estaban por los suelos así que, toco ponerse maquillaje.
Al llegar al colegio me choco con yo no sé quién y se me desparramaron los libros, que llevaba en la mano, justo en ese momento el timbre sonó. ¿Ya dije que odiaba a todo el mundo en este instituto?
Pues lo hago, bueno a Brenath no lo odio tanto, de hecho, nos hemos hecho algo así como amigos, cada vez que tengo alguna dificultad en alguna materia se ofrece a ayudarme, cosa que agradezco de corazón. Todo comenzó ese día que el maldito hijo de... mi mamá, me dejó tirada en medio de la nada. Después de rellenar una página del diario para tranquilizarme, deambule por allí con la esperanza de que ningún violador estuviera de ronda.
No encontré a ninguno (Gracias Dios), pero sí con un Brenath muy borracho sentado en la banca de un parque, el cual se veía un poco abandonado puesto que había juegos en mal estado y bastante maleza. La persona que podría considerar amigo estaba que no se podía sostener en pie, asi que decidí ser buena persona por una vez en mi vida y ayudarlo.
Al final terminé en su casa, descubrí que vivía solo y tambien que era otra persona cuando estaba ebrio, Brenath del colegio era: callado, aplicado, se podría decir que hasta un poco distraído y tímido, pero el ebrio que tenía ese día a mi lado era: coqueto, parlanchín y muy desubicado. En varias ocasiones trató de besarme, fue muy divertido ver la cara que ponía al ser rechazado.
Gracias al cielo, estaba lo suficientemente ebrio como para dormirse solo, lo único malo fue tener que llevarlo a la cama ¡Pesaba una tonelada!
Al poco tiempo entró otro chico a la casa, el cual estaba más que guapo, tenía ojos azules cabello oscuro, labios delgados y un sexy lunar. Él tuvo la decencia de llevarme a mi casa (a las tres de la madrugada)
Uno esperaría que yo entrara con el mayor sigilo posible, pero cuando llegue a mi casa descubrí que Troya estaba ardiendo. Tanto mi padre como mi madre habían unido fuerzas y estaban gritándole furiosos a un ebrio Scott, estaban tan distraídos gritándole y echándole bronca, que no se dieron cuenta de que llegué hasta que me puse a inspeccionar la cocina en busca de alimento.
Cuando me vieron mi madre soltó un suspiro de alivio y me dio un abrazo, mi padre en cambio, soltó un par de lágrimas (cosa que me sorprendió). Subí a mi habitación no sin antes escuchar como le quitaban todo a mi hermano, chao novia, chao playa, chao libertad, chao auto, chao celular, chao internet.
Yo creo que él me culpa de todo lo sucedido ya que eso de que mis lentes de contacto se "dañaran" no me parece un accidente, digo, ¡son mis lentes de contacto! yo sé cómo cuidar lo que es mio. Además de que si no fuera por él mi clase de ingles no hubiera sido un infierno, pues resulta que allí hay muchas fans de mi hermano y al parecer se esparció el rumor de que está castigado, ¿porque lo asociaron conmigo? Ni puta idea.
Eso sí, esas porristas me las iban a pagar, no podían creer que tuvieran el descaro de llegar a golpearme en media clase y el profesor de inglés no hizo nada porque se acuesta con una de ellas, sí lo sé todo, soy una asocial, pero esta asocial se entera de todo y tal vez es hora de que todos los demás también.
ESTÁS LEYENDO
El diario de Veronica
Teen FictionNunca conoces realmente a las personas hasta que todo sale a la luz, Veronica lleva una vida que muchos envidiarían, va a una escuela privada vive en una gran casa, va a fiestas de sociedad con su familia... Pero no todo es lo que parece, no todo e...