Jongin podía estar más que satisfecho. Aun si Do Kyungsoo era su rival máximo, debía admitir que en lo referente a ética laboral eran muy similares, por lo que en menos de tres días pudieron tener armado un contrato de colaboración que dejara conformes a ambas partes. Demás está decir que él no se reunió con el bajito; este le envió un listado de requisitos y sugerencias por intermedio de su abogado, los cuales revisó y una vez dado el visto bueno, dio paso a la generación del documento, ya con comunicación exclusiva entre sus representantes legales.
En pocas palabras, solo tendría una duración de seis meses sin posibilidad de extensión, todos los proyectos se realizarían con aprobación unánime, recibirían veinticinco por ciento de las ganancias cada uno y si por alguna razón, el manejo de una de las agencias perjudicara el trato e imagen de la otra, se estipulaba un resarcimiento a pagar en dólares.
Por otra parte, los beneficios dados a Sehun eran buenos también; cincuenta por ciento de las ganancias, prohibición de dietas insalubres, obligatoriedad a mantener su peso dentro del rango adecuado para su altura -controlado por nutricionistas y clínicos médicos-, posibilidad de rechazar conceptos -importante si no quería alguna vez estar desnudo- y apoyo logístico brindado por ambas agencias en partes iguales -managers, camionetas, vestuario, entre otros-.
Así que solo quedaba la firma oficial, razón por la cual se encontraba en un restaurante íntimo esperando a los otros dos.
Diez minutos antes de la hora establecida, apareció Kyungsoo vestido de negro como casi siempre aunque sin anteojos.
-Kim -fue su saludo al tomar asiento, enfrentados como en la vida-.
-¿Listo para trabajar conmigo? Porque no lo haré fácil; soy exigente con mis empleados y no haré excepciones contigo o tu gente.
-No necesito estar listo para trabajar contigo sino con cualquiera y no espero ayuda o reproches sino profesionalismo y apoyo -lo miró con seguridad-. Confío en que KJI puede cumplir con los estándares básicos.
Al parecer alguien quería tener un duelo de lenguas y Jongin estaba dispuesto a dárselo pero la presencia de Sehun se oponía al plan.
-Buenas tardes, hyungs -apareció con su traje de oficinista-. Espero no haberlos hecho esperar, estaba terminando mis papeles de renuncia.
¡Sí! Si Sehun tenía intenciones serias de seguir el camino de las pasarelas, era necesario que se enfocara al cien por cien y un trabajo de nueve a diecisiete interfería con cualquier agenda posible.
-Realmente te sientan bien los trajes -admiró el moreno-, creo que sería un buen lugar para empezar.
-Opino lo mismo -secundó Kyungsoo-, no necesita hacer mucho esfuerzo para lucirlos y será más fácil enseñarle a posar sin necesidad de que se sienta inhibido por la ropa.
-Ustedes son los expertos, así que si dicen que empiece con ropa formal, eso haré. Aunque en mi opinión, no creo poder superar la campaña de Gucci de Jongin -mencionó con vergüenza-. Hasta mi madre compró la revista donde salía.
-No digas eso; los trajes nunca fueron mi punto fuerte -frunció el ceño-. Mis peores sesiones fueron y serán en ropa formal -se lamentó el presidente Kim que aun seguía en funciones de modelo-.
-Pues yo disiento enormemente -acotó Do-. Es cierto que tu conformación física no se asemeja a la de Sehun, que es más apropiada, pero tu rostro compensa perfectamente eso y logras cautivar el lente -humedeció sus labios-. Tú no luces el traje, el traje te luce a ti. Personalmente, aprecié la campaña para Dior de hace tres años en Holanda.
-¡¿Sigues mis trabajos?! -se sorprendió-
-Es mi deber estar atento a cualquier detalle. Tendencias de la costura, de la imagen, colores, poses, rostros. Mientras mantengas al mundo cautivado, tendré que tener un ojo en ti. Trabajo es trabajo.
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Modelando tu odio (Kaisoo/Sookai)
HumorKim Jongin es afortunado como pocos; tiene una carrera de modelo exitosa y su propia agencia, KJI Models. Sin embargo, aun no logra vencer a su rival de toda la vida, Do Kyungsoo. Pero un encuentro con un trabajador de oficina que tiene todo lo nec...