Capítulo 12: Navegando en un mar de confusión

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Con la cantidad de horas de sueño perdidas debido al incidente en su agencia, Kyungsoo debería haber caído en la cama inconsciente en menos de diez segundos pero cierto modelo imbécil y su noona lo mantuvieron en vela.



El pobre presidente Do se había embarcado a un ciclo donde sentía curiosidad por Guk Joo, odiaba a Jongin por dejarlo como si nada y luego se detestaba a sí mismo por comportarse de ese modo tan extraño. Y no eran celos; ¡no, señor! O al menos eso se dijo toda la noche.



Para la mañana, y cansado de girar en el colchón como pollo al spiedo, Kyungsoo decidió que ambos estaban siendo unos tontos en vez de enfrentar la realidad de lo que fuera que pasaba. Y si Kim no daba el primer paso, él tendría que ponerse los pantalones -literalmente-, encararlo y poner los puntos sobre las ies. ¡Ya lo había decidido! Era hora de actuar como el adulto de treinta y un años que se suponía que encarnaba.



Antes de abrir la puerta y salir al pasillo que lo conduciría a una nueva etapa en su vida -ya fuera que Jongin lo rechazara o aceptara sus sentimientos-, hizo esos ejercicios de respiración que Junmyeon le enseñó para no golpear gente y se dio un golpecito simbólico de ánimo. Sin embargo, la escena que lo recibió no estaba dentro de alguna de las posibilidades que imaginó. En el momento en que salió de la habitación, la puerta del modelo también se abrió y grande fue la sorpresa del bajito al ver salir al chico en pijama, despeinado y en compañía de una señorita.



Do se quedó pegado al suelo. Jongin ni siquiera se percató de su presencia y acompañó a su visitante hasta el ascensor que estaba a pocos pasos. Mientras el marcador indicaba el cambio de piso, la chica sin nombre, que usaba un bonito vestido corto, se giró para enfrentar al moreno y luego de dedicarle unas palabras -que Kyungsoo no pudo oír por la distancia-, le dio un abrazo que Jongin correspondió dándole una caricia suave por la espalda. La campanita que anunciaba la llegada del ascensor sonó y la joven se perdió en su interior, no sin antes volver a despedirse del alto.



Antes de siquiera pensar en volver a su recámara, el ambiente fue roto por una voz de ultratumba que hizo temblar al presidente Kim.



-¡Kim Jongin! -Kyungsoo falló en su propósito de tranquilizarse- ¡¿Qué significa esto?!



Jongin parpadeó sin entender y solo atinó a decir.



-Hyung -señaló hacia el piso- , ¿por qué traes dos zapatos distintos?



Y Do Kyungsoo quiso morir porque ni para hacer un escándalo servía sin hacer el ridículo. ¡Mil veces imbécil!


...


Kyungsoo observaba a Jongin sentado en el sofá enfrentado al suyo. Luego de ese encuentro horrendo, el menor lo había hecho pasar a su suite pero ahí estaba, cabizbajo, con un mano aferrada al interior de su rodilla y la libre en el antebrazo. Mutismo absoluto.



-¡Kim Jongin, despierta! -gritó Kyungsoo al darse cuenta que el otro estaba dormitando-.



-¡Hyojung-ah! ¡¿Qué sucede?! -miró a ambos lados como buscando el problema-



El presidente Do sentía que le iba a reventar algún vaso sanguíneo si seguía tratando de mantener la quietud. ¿Quiénes eran todas estas mujeres que aparecían de la nada?



-Mira -hizo uso de la voz más pacífica que pudo encontrar-, sé que no hemos tenido la oportunidad de hablar claramente antes y, por ende, no debo entrometerme en tus asuntos pero - una llamada entrante interrumpió-.



-Dame un segundo, hyung -pidió Jongin al leer la pantalla-. Debo atender -Kyungsoo se calló-.


Guk Joo noona -los ojos casi se le salen a Do de la ira-. Sí, puedo hablar -se levantó y empezó a dar vueltas-.

Modelando tu odio (Kaisoo/Sookai)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora