Lista para ir

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-¡Mamá!- grité desde mi cuarto.

-¿Si?- respondió mi madre entrando a mi habitación.

-Creo que ya terminé de empacar- dije cerrando mi maleta.

-¿Segura?

Mi mamá siempre ha sido sobreprotectora conmigo, me imagino que es por ser su primera hija o sólo porque todas las madres son así, el punto es que siempre me hace pasar pena por algo.

-Sí- le dije con fastidio.

-¿Protector solar? ¿Repelente para mosquitos? ¿Ropa interior suficiente? ¿Tus lentes? ¿Ropa deportiva y casual? ¿Compresas? ¿Antialérgicos? ¿Un suéter?- me preguntó

Le respondí que sí todo.

-¿Tengo que ir en serio?

-Alguien tiene que cuidar a tu hermano- me recogió un mechón de pelo rebelde y lo colocó detrás de mi oreja.

-Ese mocoso se puede cuidar sólo- me quejé -cuando yo tenía su edad no había nadie que cuidara a mí.

Mi mamá me miró feo y yo me resigné.

-Está bien- suspiré derrotada y agarré mi maleta.

Bajé a la primera planta para encontrarme con mi papá.

-Hola papi- lo saludé y le di un beso en la mejilla.

Yo puedo ser la persona más terca, fría y sarcástica del mundo, pero con mi papá es otra historia, amo a mi papá más que a otra persona en el mundo, aunque está empatado con mi mamá.

-Hola princesa- me respondió el beso- ¿Lista?

-Mjmm- le di mi maleta y el fue a subirla al carro.

-Es injusto que tú puedas irte una semana antes que yo al campamento- dijo mi hermano Brandon de siete años haciendo pucheros.

-No es tan divertido Brandy, es sólo la semana de convivencia de los guías, nada emocionante. Nada en ese campamento es emocionante- esto último lo agregué en un susurro para mí misma.

-Ya estamos listos- dijo mi padre entrando en la casa.

-Vamos pues- esa fue mi madre que salió de la nada.

Fuimos hasta el aeropuerto donde tomaría el avión para ir a Michigan, lugar donde se realiza el campamento.

-¡Annie!- gritó una voz muy familiar cuando llegué al aeropuerto.

-¡Dione!- saludé a mi amiga con un gesto de manos y ella en cambio me dio un abrazo que dejaría sin aire a cualquiera.

Dione ha sido mi mejor amiga desde que estamos en secundaria. Ella es el típico prototipo de chica rica: rubia, ojos azules y cuerpo envidiable, unos centímetros más alta que yo y un año mayor. Es porrista, pero no tiene la mala fama de chica pesada, al contrario, es muy buena persona.

-¡Te voy a extrañar!- me abrazó muy fuerte.

-Sí, yo también, pero no hay necesidad de asfixiarme- la aparté de mí, no soy de las que les encanta estar regalando abrazos, ella rio.

-Hola, nena- dijo Mason, mi novio, otra de las pocas personas que no odio.

Mason es el chico perfecto, es alto, de cabello castaño, ojos grises, está en forma, es inteligente y fiel. Imagínense que bueno debe ser para que yo lo esté halagando, eso es difícil de lograr ¿Saben? Hay veces que me pregunto cómo un chico como el está saliendo con alguien como yo. Sé que soy una persona increíblemente sexy, linda, inteligente (puedo seguir diciendo cosas buenas sobre mí, pero dejémoslo hasta aquí), pero también soy terca, sarcástica, muy poco educada, impulsiva y a veces un poco ruda, conozco bien mis defectos y no me importa.

Amor de verano (EFENC #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora