15 | Londres (Te amo)

4K 448 19
                                    

El viaje a Londres fue muy agotador. Si alguna lección aprendí de ser turista, es que lo peor de viajar, es viajar en sentido literal. Me dolía tanto el trasero que parecí haber salido completamente plana del avión y es que realmente me sentía como una tabla debido a las horas de vuelo. En el avión no hubo nada fuera de lo común. Lisa recostada de mi hombro viendo una película rusa que no pude entender pero aún así dije que me había encantado cuando terminó solo por el hecho de que duramos todo el corto agarradas de la mano y nada me hacía sentir más feliz que eso. A mi madre creo que nunca le importó; estaba tan asombrada con las nubes que en ningún momento despegó su vista de la ventana. O quizá no lo hizo para darnos nuestro espacio... en cierto punto empecé a dudar.

El chofer nos esperaba afuera del aeropuerto. Aparentaba menos edad de lo que solía tener, y al parecer Lisa se llevaba muy bien con él, seguramente se conocían desde antes porque tampoco aceptó nuestro pago. En el trayecto al hotel disfruté de cada torre que pasaba por mi lado y es que puedo jurar que jamás vi el sol debido a que los mismos hacían que este fuera invisible.

No era de esperarme pero Lisa nos dejó en la puerta del hotel y se fue a unas calles más allá para visitar a su "familia", y va entre comillas porque la han tratado severamente mal y a veces me da tanto dolor por ella que prefiero siempre evitar el tema aunque en cierto punto me gustaría conocerla. Igual ese no es el caso. Bajó mis maletas y las dejó en recepción.

—Te veo en la noche ¿está bien? —dijo antes de marcharse.

—Ajá. —y me besó en la frente.

La recepción era bastante amplia con piso alfombrado y sofás vino tintos, parecía lujoso aunque no lo fuese. La recepcionista nos trató de maravilla y mandó a uno de los empleados a que nos guiara a la habitación. Cada centímetro del hotel se volvía más grande cuando entrabas a él. Cada puerta te llevaba a un nuevo pasillo y hasta podías perderte en el mismo. El piso alfombrado no tenía fin, con paredes de maderas donde podías casi oír lo que en la habitación de al lado están hablando o haciendo... y es un poco incómodo.

Mi madre estaba muy cansada por lo tanto dejó sus maletas a un lado y quedó rendida al tocar la cama. Yo estaba a punto de hacer lo mismo porque en serio que no fue en vano el largo viaje, igual no lo hice, me quedé despierta esperando a que Lisa hiciera una llamada.
Mientras la esperaba, un video llamado cayó.

Era Nayeon.

Su cara no tenía nada de maquillaje, su rostro expresaba cansancio como si apenas se estuviese despertando. Claro está, llamaba desde su cama.

—¡Llegaste! —exclamó apenas respondí.

—¡Estoy aquí! —le respondí. —Es hermoso en serio. El hotel es muy lindo.

Nayeon tomó silencio por varios minutos. Y me extrañé un poco porque la verdad Nayeon era de esas chicas que en ningún momento dejaba de hablar.

—Oye, Jen. —empezó diciendo. —En serio lo que pasó en el aeropuerto... Rosé...

Di un fuerte suspiró.

–No quiero hablar de eso, Nayeon. De verdad ya no me interesa lo que diga Rosé.

—¿Estás segura de eso?

—No.

Y ambas nos callamos. Sé que estuvo mal, sé que hicimos mal, pero no podía sacarme la impotencia que tenía desde que pasó ese incidente. Lo que hizo Rosé me molestó mucho —aunque en el fondo siento que reaccioné como no tuve que hacerlo— y ya era caso perdido que habláramos al respecto. Puedo jurar que ya no querrá hablarme y por consiguiente yo dejaré de hablar de ella. Lo que tuvo que pasar pasó... y por algún motivo fue.

La llamada con Nayeon no duró mucho. Anocheció y Lisa dio una llamada para decirme que estaba en recepción esperando por mí. Me puse un abrigo, le dejé una nota a mi madre y salí de la habitación. Agradezco haberme abrigado porque el clima estaba totalmente helado. Lisa me esperaba en un auto que no supe si era de ella -igual no me interesó-. Estaba abrigada también. Me abrazó y me invitó a pasear.

Sé que dije que no hablaría más de Rosé pero fue inevitable no tocar el tema en el auto. Y lloré un poco porque las cosas no tuvieron que ser de esa manera.

—Estamos aquí, Jennie. Estoy contigo, y puedo jurarte que seré tu mejor amiga.

No respondí. No reaccioné. No sonreí como siempre lo hacía. Pero la amé, muchísimo.

Lisa me llevó ante la vista de un inmenso afluente que dividía la ciudad de Londres. En lo más lejano se podía notar el histórico puente. Luces iluminaban todo nuestro alrededor, era una ciudad realmente hermosa y mágica donde el helado clima se apodera de tus dedos y la perfecta vista te deja maravillada ante tan inmensa ciudad.

Lisa me abrazaba y sentía su respirar en mi cuello. Cerré mis ojos y me dejé llevar. Nunca me había sentido tan amada en la vida, nunca pensé que me sentiría amada por ella y espero que esto nunca pare. No quiero que se detenga.

—No creo que estés aquí conmigo. –dijo ella.

Yo me di la vuelta y nuestras narices dieron un roce. Ambas sonreíamos y nuestras miradas complementaban una a la otra.

—Tienes que creerlo.

Ella cerró sus ojos. Me besó, lo hizo con delicadeza, lo hizo con amor. Sentí que era un perfecto beso. Realmente perfecto.

—Te amo, Jennie Kim.

—Te amo, Lisa Manoban.

***

Realmente lo sentí especial porque nunca nos habíamos declarado amor. Desde que Lisa llegó a mi vida hace ya varios meses, jamás había dicho que me amaba y en mi interior lo necesitaba tanto. Se sentía como una llama que esperaba encenderse, ella estaba allí, intacta, esperando a que soltaran esa chispa para ella poder intensificarse.

Luego de un rato de rosar nuestros labios y de frío ambiente, me llevó hasta la puerta del hotel donde amablemente el hombre en la entrada abrió la puerta del auto de Lisa; como si esperara nuestra llegada.

—Mañana vendré por ti. —dijo. —Tengo un regalo para tu madre.
Y diversión para nosotras.

Le asentí y esperé a que se marchara.

Mi madre ya yacía dormida en el sofá y la tv estaba encendida en un volumen casi ni oíble. Opté por quitar mi chaqueta y lanzarme a la cama. Sentía su fragancia, el perfume de Lisa estaba por todo mi cuerpo y lo olía a la perfección, es como si fuese venido conmigo.

—Te estaba esperando. —dijo mi madre interrumpiendo mis fantasías de mujer enamorada.

—Pensé que estabas dormida. Lo siento, no quería despertarte.

—Nayeon llamó muchas veces. Era obvio que no podía llamar a tu celular, era muy urgente.

—Está tarde. —le comenté.

—Lo sé. Espera que le devuelvas la llamada en la mañana.

—Lo haré, madre.

—Descansa.

Y ahí no supe nada más.

Dear Lover | JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora