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Hoy era el gran día, comenzaba el curso escolar en ISCA, montones de alumnos llegaban, algunos en autobús, otros en coche...
Era un panorama similar al de la Torre de Babel, si prestabas atención, podías distinguir cientos de idiomas y culturas diferentes, pero todos con un mismo objetivo, conseguir hacerse un hueco en el mundo del espectáculo.

El recinto contaba con un pabellón en el que se encontraba la piscina cubierta, un estadio de fútbol y una cancha de baloncesto junto con las pistas de atletismo. También habían distintos negocios a su alrededor cómo una tienda 24 horas para que los alumnos pudieran comprar si algo les hacia falta en sus residencias las cuales se encontraban en el bloque de pisos junto a la institución.

La fama de la escuela, se debía, aparte de que de ahí han salido montones de celebridades, a su arquitectura e instalaciones de vanguardia.

Pero no solo los ricos podían estudiar allí, ISCA también ofrecía numerosas becas a estudiantes, no obstante, estos tenían que superar un riguroso casting.

El equipo directivo de la escuela había convocado a los alumnos en el salón de actos para una charla que daría bienvenida al año así que todos los estudiantes se dirigían hacía allí

Narra Maggie

Después de un largo viaje en avión y unas cuantas horas en coche llegue a mi destino,¡ por fin estaba en ISCA! Pasé a la academia y pregunté si iba a haber reunión, cuál era mi habitación, lo normal cuando llegas a lo que va a ser tu casa. Allí la directora me dijo que le pusiera una pegatina con mi nombre a mis maletas para diferenciarlas. Acto seguido me comentó que debía ir al salón de actos dónde explicaría a todos los alumnos las habitaciones y la dinámica del próximo curso. Fui de las primeras personas en llegar, cuando gire la cabeza vi a una chica rubia y con ojos azules, pensé que podríamos ser buenas amigas ya que la veia más o menos de mi misma personalidad.

Narra Natascha

Mentiría si dijera que no estoy nerviosa, pero también mentiría si dijera que tengo miedo, porque esto es lo que llevo esperando desde que ví el musical de Dirty Dancing. Bajé del taxi y saqué mis maletas las cuáles me costó bastante sacar porque estaba demasiado distraída viendo el ambiente de aquel lugar, me sentí cómo en casa, todo lleno de música, bailarines...Artistas en general.
Entré al vestíbulo y realicé el aburrido protocolo de dejar mis maletas...bla bla bla, creo que no hace falta que os lo cuente.
Una vez con las manos vacías caminé directa al salón de actos el cuál estaba todavía bastante vacío. Me senté y minutos mas tarde llegó una chica castaña que se sentó DELANTE DE MÍ. HAY CIENTOS DE SILLAS VACÍAS Y SE TIENE QUE SENTAR JUSTO DELANTE DE MI. Resoplé y de repente ella se gira saludándome, a lo que yo simplemente esbocé una sonrisa sin muchas ganas y agite mi mano desganada.

Narra Valentina

El mercedes negro de mi padre paró frente a la escuela, Noah me miró alzando una ceja.
-Madame, ¿le traigo su trono para qué le lleven sus 4 esbirros?.- dijo mi hermanastro en tono burlón para después bajar del coche enérgicamente y seguir su camino.
Más tarde, Steven, el chofer me abrió la puerta acompañado de un «Señorita», yo sonreí levemente por mera cortesía y este bajó conmigo llevando mis maletas hasta el vestíbulo.
-Dale recuerdos a mí padre y a Miranda.- me despedí de él y después  me dirigí a un baño para arreglarme un poco.
Se podía oír el tacón de mis botas negras de piel altas resonar por los largos pasillos hasta toparme con una puerta enorme la cual pude deducir que era la entrada al salón de actos. Miré alzando una ceja a la gente que había allí, pude observar a una castaña que parecía una indigente sentada delante de Natascha, una amiga mía que ya saludaré después. Me senté de piernas cruzadas y esperé con pesadez a que la sala se llenara.

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