Capítulo 9

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-Es que, desde que te conocí, supe que tenías algo que me gustaba, pero no sé todavía el qué es.

- Pero… ¿tú no tienes novia?

- ¿Yo?, a bueno, en Nueva York, si, pero ya no estoy con ella, la dejé.

-¿Por qué?

- Porque hace 3 años que se fue. Decidimos dejarlo e ir cada uno por nuestro camino.

-Lo siento.

- No pasa nada.

Yo lo miré y sonreí.

- Y yo... ¿te gusto?

- ¡No!-mentí y seguidamente lo dejé de mirar.

- ¿No?- dijo algo sorprendido al yo responder- pero si cuando estás conmigo te veo muy feliz y alegre, y con los demás no.

Al escuchar lo que me dijo, le miré fijamente a sus ojos verdes y seguí hablando, quería dejárselo muy claro, no quería nada con él aunque en el fondo lo quería como a nadie.

- Contigo estoy feliz porque eres el mejor amigo que he podido tener y me siento otra a tu lado, pero con mis amigos también estoy alegre y feliz, no solo contigo.

-ah, vale- dijo algo confuso-entonces, he hecho mal en decírtelo porque…

- ¡Deja de decir tonterías! ¿Eh?, no has hecho mal, al revés, es mejor expresar los sentimientos-le interrumpí.

- Pero…

-Pero ¿qué?, pero nada. Sigamos como ahora y punto, yo no cambiaré porque me hallas dicho eso.

-Pues entonces, como antes ¿no?

-Como antes- Sonreí y aparté los ojos de los suyos, me volvía loca de tanto mirarlos.

Estaba llegando a la parada donde me tenía que bajar, le dí dos besos y me puse en la puerta a esperar a que parara.

-Andrés: ¡Espera!, yo me bajo también, vivo a dos manzanas de aquí.

-Pues venga, vamos, que sino se cierran las puertas y te quedas dentro-dije al salir del bus.

Al bajar, Andrés me dio un papel con unos números, sería el de su móvil.

-¿Es tu móvil?

-El mismo.

-¿Y para qué me lo das?

-Ah, ¿Que no lo quieres?

-No, yo no te he dicho eso…

-Es broma, ajajá. Te lo doy para que cuando estés mal o quieras hablar, después del tuenti, existe el teléfono, ¿no crees?- echó a reír.

- Ajajá. Vale, gracias, mañana en clase, te doy el mío ¿OK?

-Muy bien. Ya sabes, para lo que necesites, aquí estoy.-dijo alejándose y despidiéndose con la mano.

- Lo mismo te digo. Adiós.-Me despedí.

Llegué a mi casa, cerré la puerta al entrar y miré por si mi padre estaba en el salón o en su despacho, pero no, no había nadie allí excepto yo.

Subí a mi habitación a dejar la mochila cuando llaman por teléfono:

- ¡Hija! ¿Cómo estás?-mi madre, como no.

-Ah hola mamá. Pues bien aunque te echo mucho de menos.

- Y yo a ti mi niña. ¿En verano vendrás no?

-Y en invierno también ajajá.

-Bueno si, eso es lo que quería decir- echó a reír-Bueno, ¿qué tal el instituto?

La nueva vida de Estela.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora