Capítulo 27.

438 6 14
                                    

Al darme la vuelta no me imaginaba que Pedro estuviese allí.

- ¿Él viene conmigo?

-Efectivamente.

- Pe-pe-pero-balbuceé contenta- Si el no tiene dinero y tú tampoco ¿Cómo va a ir?

- Estela, cariño, yo tenía ahorrado dinero desde hacia años atrás. Por unos 300 euros… no pasará nada. Además, prefiero que vaya él, sé que así no te aburrirás de camino allí y también estoy más seguro de que no te pasará nada a su lado ¿a que no Pedro?

- Eso seguro. Estará sana y salva conmigo, no lo dudes.

Abracé a Pedro con fuerzas y le dí un beso en la mejilla. Luego me dirigí hacia mi padre e hice lo mismo.

-Eres el mejor, papá. Te quiero.

-Lo sé hija-sonrió.

- ¿Cuándo sale el avión?

- Esta tarde, a las ocho.

-¿Esta tarde? Que rápido ¿no?

- Sí, asíque ya sabes, prepara las cosas ya que sino después no te da tiempo.

-Vale.

-Bueno, yo haré lo mismo. Nos vemos esta tarde-siguió Pedro.

- A las siete aquí ¿eh?

-A las siete estoy aquí.

Pedro se fue despidiéndose de mí con un abrazo fuerte y un beso. Luego me fui a mi cuarto y empecé a preparar las cosas.

La maleta iba a reventar con todas las cosas que había metido dentro.

Mi padre se acercó a la habitación.

- Cariño, estos años contigo me han demostrado que te quiero con locura y que eres lo mejor que me ha podido pasar.

- Gracias papá. Han sido inolvidables.-nos abrazamos muy fuerte y algunas que otras lágrimas cayeron por las mejillas.

-Ahora, llama a tu madre para decirle que te espere allí en el aeropuerto cuando llegues ¿no?-cambió de conversación.

- Esta bien. Ahora la llamo.

-No tardes que tenemos que comer ¿vale?

- Vale. No tardaré.

- El teléfono está en la cocina. Yo voy a comprar pizzas.

- Muy bien.

Oí el portazo de la puerta, significaba que mi padre se había ido. Entonces accedí llamar a mi madre.

-¿Mamá?

- Dime cariño.

- Mira, tengo una sorpresa.

-¿Una sorpresa? ¿Cuál?

-No te lo vas a creer. Mi padre me ha dejado ir a verte con Pedro.

- ¿En serio? ¿Y cuando vienes?

-Cojo el avión a las ocho.

-¿Hoy vienes?

- Claro.

-Entonces te espero en el aeropuerto.

- Eso te quería decir. Cuando te pegue el toque es que estoy ya montada.

-Vale hija. Entonces esta tarde me presentarás a tu novio ¿no?

-Que pesadita eres-reí- Si voy con él lo más lógico es que te lo presente, ¿no crees?

- Ya, ya.

-Bueno mamá, te dejo que ya papá esta aquí con las pizzas.

-Que rico-rió- bueno, esta tarde nos vemos cielo. Te quiero.

-Y yo. Adiós mamá.

En ese momento mi padre entraba por la puerta.

-¿Estabas hablando con mamá?

- Sí. Se ha puesto muy contenta con lo de que yo voy para allá.

-Me alegro. Bueno, vamos a comer ¿no?

-Si, porque tengo un hambre insoportable.

-Pues a comer.

Al cabo del rato, ya habíamos terminado de comer, quedamos hartos y yo seguí con la maleta y haciendo memoria por si se me quedaba algo atrás.

Al terminar, encendí el portátil y hablé con Laura desde tuenti.

-¿A que no sabes dónde voy?

-¿Dónde?

-Voy a Nueva York, a ver a mi madre con Pedro.

-Que guay. También me gustaría ir yo también.

- La verdad que estoy muy contenta.

- ¿Cuándo te vas?

-Tengo el avión a las ocho. Salgo de aquí a las siete.

- Quiero verte antes de irte.

-Sólo me iré hasta que comiencen las clases de nuevo.

-Ya pero… quiero verte.

-Bueno mira… son las cuatro y media. Voy a echar una buena siesta y me levantaré sobre las cinco y media. ¿Quedamos en la puerta del gimnasio a las seis?  Así estaré una hora más o menos contigo.

- Esta bien. No te retrases.

-No lo haré. Bueno luego nos vemos. Adiós.

Me desconecté y puse la alarma a las cinco y media antes de acostarme, sino me quedaría dormida.

Me eché en la cama y quedé roncando a los cinco minutos. Tenía que dormir algo ya que el camino era algo largo y no podría dormir.

En mi quinto sueño suena el despertador. Las cinco y media. Me levanté rápido y me cepillé los dientes. Me vestí con lo primero que vi y me fui al gimnasio.

- Estela. ¿Qué pasa?

-Pues no sé, dime tú.

- Te echaré de menos. ¿Lo sabes?- me abrazó.

-Y yo también. Pero sólo es este verano, no sé porqué estás tan triste.

Hubo un silencio y Laura prosiguió hablando.

-Yo también me voy.

- Que buenas vacaciones ¿no?

- Y curso…

- ¿Qué?

-Lo que has escuchado. Me voy de la ciudad.

-Pe-pe-pero ¿por qué?

-Mi madre… la tienen que operar del pecho y aquí no hay curas.

- Lo siento…

- No pasa nada.

- Espero que se ponga bien. Ahora entiendo las prisas por verme.

-Era por eso. Bueno, este año no estaré aquí pero el año que viene nos veremos.

- Sí-miré la hora. Las siete menos tres minutos- OH, no. Laura, te tengo que dejar sino voy a perder el avión.

- Claro. ¿Estaremos en contacto?

- ¡Claro! Para eso están las redes sociales ¿no?

- Vale. Pasa un buen verano. Te quiero.

- Yo también. Te quiero- le abracé.

Me despedí de ella y volví a casa. Ya estaba Pedro allí.

- Menos mal. Creía que no vendrías ya-rió.

-Lo siento, se me hizo tarde.

-No pasa nada. Vamos, montaos en el coche.

- ¿Y mi maleta?

- Ya la subí yo. Tranquila-sonrió Pedro.

La nueva vida de Estela.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora