Capítulo 17.

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A la mañana siguiente, sentí como mi padre me destapaba y me hacía cosquillas en la barriga para que me despertara.

-Venga cariño, vístete que nos vamos ya.

-Joop…tengo mucho sueño- platiqué mientras me levantaba de la cama bostezando de sueño.

-Venga, vamos.

Miré la hora, las siete menos cuarto, que temprano dios.

Abrí la maleta y saqué un conjunto que me había comprado el día antes con mi padre, me puse unos zapatos dorados con un cinturón a juego y los pendientes del color del chaleco. Me pinté y me puse unas trenzas en la parte delantera de la cabeza aguantándolo con una horca en forma de flor.

Cogí los libros de la maleta y salí de allí con mi padre. Nunca olvidaré lo bien que se estaba ahí dentro y lo bonito que era todo.

-Repetiremos ¿no?

-Claro hija, cuando tu quieras- me dijo posando su brazo en los hombros.

Me eché a reír y me metí en el coche.

 Al llegar al instituto, me encontré con Laura. Se me acercó.

- ¡Buenos días Estela! Qué temprano vienes hoy ¿no?-Me saludó Laura.

- Buenas. La verdad es que sí-reí.

-Bueno, ¿Cómo vas con el chico ese? ¿Andrés se llamaba no?

- Sí, Andrés. Bueno, bien-dije no muy convencida de ello.

-¿Seguro?, no te veo muy convincente.

- La verdad es que no es muy convincente.

- ¿Y eso? ¿Ha pasado algo?

-Bueno… Hem… se podría decir que muchas-dije mientras metía el móvil en la mochila.

-Cuenta, cuenta, ¿Qué ha pasado?

-Ven, te lo contaré por el camino. Vamos a sentarnos, es muy largo.

Al llegar al banco, ya se lo había contado todo. Ella se quedó helada, no se imaginaba que había pasado eso.

- Y… con todo lo que te ha hecho. ¿Sigues con él?

- Sí ¿por qué?

- Impresionante. Te pega y está con otra y sigues con él. No me lo puedo creer.

- Es que no le quiero perder. Le quiero mucho.

-Pero Estela, hay muchos chicos. Seguro que ninguno te hace lo que te está haciendo él.

- Perdona, pero ya me pidió perdón. Ya no lo hará más-dije algo cabreada.

- Como tu digas. Pero ten cuidado con lo que te hace y dice.

- Tranquila, él solo me pegó porque estaba cabreado, nada más.

-Tu verás lo que hace. Pero un chico nunca debe pegarle a una chica.

-Ya no pasará más, tranquila.

- Ojala. Si pasa algo más me lo cuentas ¿vale?

- Vale, muchas gracias Laura.

En ese momento me di cuenta que gracias a ella tenía un hombro en el que apoyarme.

- Bueno, ahora le ves en clase.

- No, hoy no viene.

- ¿Y eso?

- No sé, me dijo que tenía cosas que hacer allí.

-Que raro.

-Bueno, dejemos el tema, vámonos a clase ¿no?

-Sí, vamos.

Al llegar al aula ya estaba la maestra pasando lista.

- Jopee, verás la bronca que nos va a echar-dije algo atemorizada.

-Laura: Por un día no pasará nada, eso espero.

Entramos en clase y la maestra Inma nos miró y nos llamó la atención.

-¿Qué hora son estas?

- Lo sentimos maestra, no volverá a pasar.

-Se nos ha ido el tiempo volando, perdón-me ayudó Laura.

- Está bien. Pero que no vuelva a ocurrir ¿comprendido?

Afirmamos un sí con la cabeza y nos fuimos a nuestros sitios. Allí estaba Pedro, mi compañero de mesa, pero algo cambiado.

-¿Qué te has hecho Pedro?

-Pues me han quitado los aparatos las gafas, llevo lentillas.

Me quedé asombrada, no parecía el mismo de siempre, era otro. Estaba muy guapo así.

- Estás muy bien.

-Muchas gracias- sonrió.

-Bueno, empecemos la clase. Falta Andrés ¿no?

Nadie habló ni contestó.

-I¿Alguien sabe que le pasa?

- Creo que esta enfermo.

En ese momento silbó Laura y la miré.

- ¿Por qué has dicho eso?- deletreó sin hablar.

Encogí de hombros y respondí un “mejor así” bajito.

Al terminar la clase y salir al pasillo, Pedro se acercó a mí.

-Bueno, ¿y como has pasado el fin de semana?

- Pues muy bien-fingí-¿y tú?

- Bien, la verdad.

Sonreí y en ese momento me dí cuenta de que Andrés se encontraba allí, frente a mí, a unos 4 metros y se acercaba cada vez más.

- ¿Ya estás aquí?

-Quita-dijo antes de echar a Pedro de mi lado de un empujón- ¿Qué estabas haciendo?

- Nada, solo me había preguntado que como me había ido el fin de semana.

- Claro…-dijo algo enojado.

- ¿Qué pasa? ¿No puedo hablar con él?

- ¡Pues no!

-¿Por qué?

- Porque te lo digo yo.

- Pero si es mi compañero de mesa, nada más.

-No quiero que hables con él y punto. Como te vea hablando con él lo mato.

-Vale, tranquilo. No hablo más con él.

Pedro, al escuchar la conversación, se fue de allí y se metió en clase algo disgustado.

-Asíque ya sabes.

- Bueno ¿y qué haces tú aquí?

- He acabado antes.

-Ah vale…

La nueva vida de Estela.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora