Capítulo 13

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Al terminar de comer, recogí los platos y subí rápidamente a mi cuarto y me dirigí directamente al móvil para ver si me había llamado Andrés. Pero nada, no tenía ninguna llamada suya pero sí había recibido un sms que decía:

  Querida Estela, siento mucho haberme ido sin despedirme, pero es que me llamó mi madre y me dijo que teníamos que irnos bien temprano a casa de mi abuela ya que esta enferma. Mi abuela vive cerca de aquí, en un pueblecito pequeño y me tengo que llevar como unos 3 días aquí. Espero que me llames a menudo al igual que yo a ti. Te echaré mucho de menos. Quiero volver a besar esos labios. Te quiero.

 Me quedé de piedra al ver aquel mensaje. Sabía que Andrés se había ido por algún motivo importante, no me había dejado allí tirada y se hubiese marchado como si nada.

Me quedé más tranquila y entonces empecé a hacer la maleta metiendo todo lo necesario en ella; ropa, maquillaje, accesorios, portátil…

-Estela! ¿Estás lista?

-¡Sí papá!

-Pues vámonos ya cariño.

- ¡Ahora mismo bajo!

Salí corriendo escaleras abajo con la maleta a cuestas y me metí en el coche.

Mientras mi padre cerraba la puerta de la casa, yo le escribía un sms a Andrés:

 Querido Andrés, no pasa nada, sabía que te habías ido por algo importante. Yo tampoco voy a estar aquí, me voy a un pueblo con mi padre este fin de semana. Espero que tu abuela se ponga bien. Ya te llamaré. Te quiero mucho.

 Envié el mensaje, mi padre se sentó y  puso en marcha el coche.

- ¿Nos vamos?

-Venga, en marcha- dije de broma señalando hacia delante con el dedo índice.

El camino fue algo largo pero a la vez corto. Tenía unos paisajes alucinantes y la brisa que chocaba en mi rostro hizo que me quedase dormida unos instantes antes de llegar al pueblecito.

- Ya hemos llegado.

Me desperté, estaba adormilada y tranquila.

-Que bien, ¿el hotel es grande?

- Lo suficiente para nosotros dos cariño.

Le miré y sonreí.

Llegamos al hotel, estaba reventada ya que  me harté de andar.

- No sé porqué tuvo mi padre que aparcar tan lejos-me dije.

- Woo… que grande es. Ojala que por dentro sea tan hermoso como lo es por fuera. Es un palacio…-hablaba mientras miraba y ojeaba todo el hotel alucinada.

-¿Vamos?

- Vamos, estoy deseando entrar- dije saltando de la emoción.

 Entramos dentro. A cada paso que daba, más sorprendida estaba. Parecía que estaba sacado de un cuento. Era maravilloso.

- ¿Te gusta?

-¿Qué si me gusta? ¡Me encanta!

- Pues aún queda más.

-¡Pues venga, vamos, quiero ver mi cuarto ya!

Subí las escaleras de caracol antes que mi padre, estaba deseando llegar a mi cuarto para ver lo que me esperaba en él y como sería.

-¿Qué puerta es papá?

- La 212, pero espérame ¿no?

- ¡No! ¡Quiero llegar ya!

-Pero si de todas formas no puedes entrar, tengo yo la llave- decía mientras hacía sonar el tintineo de las llaves.

- ¡Pues venga, rápido!- chillaba.

Abrió la puerta y… Ohh… Era maravilloso, lo que dije antes, un palacio sacado de un cuento de hadas, que maravilla. Dos camas grandes, uno para cada uno y la mía de color rosa, como no.

Estaba contentísima, nunca me había imaginado que iba a pasar la noche en una habitación así y en una cama como esa. Lo malo es que solo eran dos días.

- Que, ¿te gusta?

- ¡Claro, me encanta!- respondí ilusionada.

- Bueno, pues deja las maletas que nos vamos a dar una vuelta  y a tomas algo, que hace un calor horroroso.

-Vale, vamos- expresaba mientras dejaba las maletas encima de la cama.

La nueva vida de Estela.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora