Capítulo 21.

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-Ha dicho que la dejes-se escuchó a un metro más allá- asíque ya la puedes soltar.

Al mirar hacía atrás vi a Pedro. No me lo esperaba ¿Él defendiéndome? Sabía que él hacía mal en hacer eso, podía tener problemas con Andrés, pero algo en mi interior se encendió. Noté como el corazón empezó a latir más fuerte. Nunca nadie había echo algo por mí así desde que estaba con Andrés.

- ¿Y tu quién eres? Ah ya, el imbécil del instituto ¿no?

-Déjale Andrés-dije.

-¿Encima le defiendes?

-No defiendo a nadie pero no quiero que esta tontería valla a más.

- No es una tontería Estela. Él no te debería tratar así. Ni a ti ni a nadie.

- ¡Yo la trato como me de la gana!-chilló enfurecido.

Todas las personas del autobús estaban mirando lo que estaba sucediendo entre ellos. Yo estaba avergonzada y quería que esto terminase ya.

-Claro, tú la tratas como tu sabes, no como te dé la gana.

Andrés se levantó, no consentía que alguien le hablase así. Se acercó a Pedro y lo cogió del chaleco. Toda la gente estaba mirando y yo cada vez estaba más nerviosa.

- ¡Suéltale! No te ha dicho nada-chillé.

- ¡Nadie me habla así y lo sabes!

El conductor del autobús se acercó y llamó la atención:

-¿Qué pasa aquí?

-Nada, no pasa nada… por ahora-aseguró mirando a Pedro muy serio.

-Eso espero, suéltale y deja de numeritos, sino tendré la obligación de sacarte de aquí ¿entendido?

-Sí-soltó a Pedro y éste se puso bien el chaleco.

El conductor miró a los dos muy enfadado y luego comenzó a conducir como antes.

Al llegar al instituto, bajé muy rápido y algo atolondrada. Estaba estupefacta con lo que había pasado allí dentro. Qué vergüenza.

- ¿Dónde vas tan rápido?

-Donde no me vea nadie, qué vergüenza he pasada ahí dentro.

-Ya pero, yo no iba a consentir que te tratara así.

Me paré un segundo después de que dijera eso.

- ¿Por qué te preocupas tanto por mí?

- No sé. Eres mi amiga ¿no?

- Sí, pero nadie nunca había echo algo así por mí siendo su “amiga” como tu dices.

-Es que soy así. No me gusta que los creídos como ese traten así a gente como tú.

-¿Como yo?

-Bueno… Hem sí…-dijo algo nervioso e intranquilo-Bueno me voy, nos vemos en clase.

- Adiós.

Pedro se fue y me dejó allí sola, sin nadie con quien hablar. Tampoco sabía dónde estaba Andrés. Lo vi la última vez cuando se bajó del autobús.

Entré en clase. Pedro no estaba y Andrés tampoco. Me resultó extraño, Pedro no se saltaría ninguna clase a no ser que estuviese enfermo, pero no lo estaba.

La clase se pasó muy rápido, ya que era Lenguaje y me encantaba dar esa clase.

Era la hora del recreo, fui a buscar a Laura, hacía tiempo que no sabía nada de ella. Parecía como si nuestra amistad no fuese la misma, sólo nos decíamos hola y adiós. Tenía que arreglarlo con ella.

Al buscar por todo el patio, me encontré con Pedro en un banco, estaba de espaldas con la cabeza agachada.

-Hola Pedro-me senté a su lado.

- Hem… hola-respondió sin levantar la cabeza.

- ¿Por qué no has ido a clase?

- Es que…-se inventó una excusa- mi madre me llamó antes de entrar en clase y cuando terminé ya había empezado la clase.

-Buena excusa ¿eh?- le seguí algo confusa- ¿Te pasa algo?

- ¿Qué? Hem, no, tranquila-contestó nervioso.

-Entonces… ¿por qué no levantas la cabeza?

-PNo sé, costumbre.

Sé que estaba mintiendo, algo le pasaba y yo ya no aguantaba más en saber que escondía asíque hice que alzara la vista.

-Pero… ¿qué te ha pasado?-consulté con los ojos como platos.

- Nada, es que me e caído.

-No me mientas más. Ha sido Andrés ¿a que sí? Por eso no fuisteis ninguno de los dos a clase.

- Sí…-argumentó fuera de sí.

-No me lo puedo creer. ¿Cómo ha podido hacerte eso?

- Con el puño bien cerrado- sonrió para calmar la cosa.

- Ja ja ja- le objeté enfadada- yo no me río, no me hace gracia. ¿Estás bien?

- Sí… aunque me duele un poco la boca y el ojo-respondió tocándose donde le dolía.

- Normal, lo tienes morado e hinchado. Vamos.

- ¿A dónde? Dentro de poco empiezan las clases.

-Primero está la salud de mis amigos y después las clases.

Lo cogí del brazo y lo llevé a mi casa. Mi padre no estaba, mejor.

La nueva vida de Estela.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora