CDM (Parte 105)

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CAPÍTULO 105

Narra Lysandro

Cierro los ojos con dolor, nuevas lágrimas ruedan por mis mejillas, mis labios tiemblan, no sé qué decir para que me perdone. Querría tirarme a su regazo y llorar mientras siento sus delicados dedos pasearse por mi cabello.

Aprieto los ojos, todo está oscuro, sin ningún rastro de luz. Dejo salir un largo suspiro, abro mis hinchados ojos, seguro me veo horríblemente mal, llorar nunca me ayudó mucho a verme bien.

¿Qué le digo? “Perdóname por ser idiota, no te merezco” definitívamente no, me da igual si no la merezco, no quiero perderla.

Ella me mira como esperando una disculpa, pero sé que un simple “Perdón” no va a solucionar nada.

Pienso bien mis palabras y la miro a los ojos, al ver esos preciosos ojos en ese estado siento como si alguien me diera una fuerte patada en el estómago, un gimoteo se me escapa y otra lágrima cae a su mano. Respido hondo.

Ojalá me perdones, Sucrette.

Narra Sucrette

Finalmente él abre sus mojados labios y comienza a hablar.

Lysandro: Fui un idiota, tienes derecho a odiarme. Pero aunque tengas motivos, no quiero que me odies, no quiero perderte. Te juro que Nina solo estaba consolándome, estaba muy celoso y eso me puso de malas, no quería gritarte. Pero ella me ayudó a abrir los ojos y darme cuenta de que no puedo dejarte ir

Sucrette: ¿Ella? — y yo voy y me lo creo

Lysandro: Sí, mi vida, perdóname, cambiaré — niega con la cabeza y la agacha, comienza a jadear entre lágrimas

Sucrette: No quiero que cambies, quiero que seas el de siempre. Porque el chico que me gritó antes no eras tú... — digo en voz baja

Lysandro: ¿Me perdonas? — su labio inferior tiembla y sus ojos vuelven a humedecerse

Mis palabras se quedan en mi garganta y solo asiento con la cabeza.

Lysandro: Gracias por perdonar mi estupidez — me da un cálido abrazo y besa mi frente, luego mi mejilla y por último mis labios

¿Qué acaba de pasar? Hace apenas un momento había hecho pedacitos mi corazón y ahora los acaba de recoger y pegar con abrazos y besos.

Lysandro: Prometo hacerte feliz, nunca más haré que te sientas insegura, lo juro mi pequeña Sucrette — sonríe tímidamente y sus mejillas se vuelven rosadas

Sucrette: Te amo — cierro los ojos, me escuecen de tanto llorar, me apoyo en su pecho y me desahogo, lloro sin miedos y sin vergüenza, mis gritos se entrecortan por una especie de hipo que aparece de tanto llorar

Mi respiración es agitada, se siente bien descargar las emociones.

Él solo da palmaditas en mi espalda y besa mi cabeza, pequeños y tiernos besos que no se detienen hasta que por fin logro dejar de llorar y mi respiración vuelve a ser como antes.

Lo miro a los ojos.

Lysandro: Te amo, más que a nadie, en este mundo — besa mis labios de nuevo, luego me ayuda a levantarme — ven conmigo

Esa noche, fuimos a su casa. Nos alimentamos de amor y besos. Su cuerpo en el mío. Dándose placer mutuamente.

Lysandro: Tu cuerpo es mío — me atraviesa una y otra vez, me hace sentir plena — me derrito

Mientras lo miraba a los ojos, sentí como si mi cuerpo se fuera a evaporar por el calor.

Sucrette: Yo también... Mi congelado corazón también fue derretido por estos sentimientos apasionados que tengo por ti...

Lysandro trazó suávemente mis secos labios.

Lysandro: Si los dos no derritiéramos y nos hiciéramos uno, entonces quizás... Finalmente estaríamos juntos...

Sucrette: Derríteme hasta que no quede nada... Mi querido Lys...

Nuestros labios se aproximaron hasta fundirse en un beso.

Gemimos, disfrutamos y gozamos como nunca antes. El resto de la noche permanecimos unidos, conectados, retorciéndonos como buenos amantes que somos.

Lysandro: Te cuidaré siempre, lo prometo

Sucrette: Y yo a ti, por siempre — un tierno beso en el que desahogamos todas nuestras penas

Una larga y a la vez corta noche de pasión para olvidarlo todo. Una noche como otra cualquiera en la que nos hicimos la promesa de cuidarnos etérnamente.

Y así lo hicimos, nos cuidamos, nos amamos, nos respetamos, nos fuimos fieles. Vivimos muchos momentos, hicimos muchas cosas, nos divertimos y nos presumíamos.

Y todavía éramos unos adolescentes. Unos tontos adolescentes enamorados.

Quién me iba a decir, que este fantástico chico de ojos hipnotizantes lograría hacerme tan feliz.

El tiempo volaba a su lado. No nos dimos cuenta de lo rápido que pasaba todo. Y cuando nos paramos a pensar.

Mi tía y Diego ya se habían casado. Tras 4 años de noviazgo.

Para ese entonces yo tenía 20 años y mi Lys tenía 21 recién cumplidos. Cursábamos la universidad y nos quedaban 4 años para terminarla puesto que ambos habíamos optado por medicina.

Una vez acabada cada uno consiguió un buen trabajo. Nuestras ganas de permanecer juntos lograron que pudiéramos trabajar en el mismo hospital.

Yo como psicóloga y él como cardiólogo.

“¿Qué pasó con el sueño de Lys de ser novelista?” Se preguntarán. Oh, pues él por supuesto que se dedica a eso, pero como un hobbie ¿No es perfecto? En su trabajo salva vidas y en su tiempo libre las llena de aventuras y fantasía imposibles en la realidad.

Que rápido pasa el tiempo ¿Verdad? Sin darnos cuenta han pasado 8 años, ahora tenemos 24 y 25. Ya habíamos terminado la universidad y nos encontrábamos de prácticas.

Mi vida es un cuento de hadas. Mi querido Lys, juntos por siempre ¿Si?

CDM's conflict [Fanfic Corazón de Melón]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora