Una sombra apareció en la ventana de mis aposentos que da al patio trasero de mi hogar, no sentí miedo porque ya conocía esa sombra que cada semana viene de visita. Él abrió la puerta causando que entrara la brisa nocturna de verano de mi hogar, Madrid junto con él e de inmediato la cerró silenciosamente.
–Vayas horas de llegar, usted príncipe.–Le conteste a aquel "secuestrador nocturno" como diría cualquier guardia que vela en las noches por la seguridad de mis padres, de mi e de mis hermanos, aunque no fuera nada mas ni menos que él próximo heredero al trono de Inglaterra, él príncipe Arthur. Se acercó a mi cama lentamente e se sentó en uno de los bordes de ella para hablarme mirando me a los ojos desde los pies de mi cama.
–Que se puede hacer, aun no e aparecido oficialmente como él primer heredero a el trono para todos los reinos, pero mañana lo aran oficial y consigo oficial de el que estamos prometidos, ya esta todo planeado y en marcha.–Dijo mirandome, para luego sentarse en mi estomago con su larga capa verde e la espada agarrándome de la mejilla con cariño haciendo relucir sus ojos que demostraban su devoción e amor por mi.
–Estoy anhelando con ansias él poder casarme ya con usted en la iglesia.–Le dije acariciándole él pómulo con mi pulgar.–Y de que después de eso usted me tome.–Dije esas palabras en un susuro mientras le acariciaba sus pálidas mejillas.
Inevitamlemente unos pasos livianos sonaron y le hice una señal a mi amado para que se escondiera debajo de la cama. Después de que se escondiera los pasos cesaron porque arribaron a mi puerta e después de eso la voz de mi hermano gemelo João en un tono bajo me dijo.
–Puedo pasar, o estáis ya haciendo algo inapropiado.–En una tranquila y fría voz.
–Pasa.–Le dije inmediatamente sentando correctamente.
Él entro, cerrando las puerta detrás de si para después hacercarse a la cama y decir.–Por favor viejo amigo sal de debajo de la cama.–Anuncio aun con su tranquila voz. Arthur al darse cuenta de que fue descubierto se levanto lentamente debajo de la cama con la cara colorada de la vergüenza.–Os recuerdo de que ya sois lo suficientes mayores ustedes dos para ir de una pareja joven enamorada de diez o cinco años. Ha caso ustedes no sabéis lo que es la vergüenza y la vergüenza que sentirán nuestros padres al enterarse de que tu Arthur te cuelas en los aposentos de tu prometido en media noche para hacerle una visita, y tu hermano mio que no has impedido en ningún momento como voz de la razón de impedir que burde la seguridad de este palacio.–Dijo mi "querido" hermano.
–Al menos no le envió cartas subida de tono a mi prometido haciéndome parecer poco devoto a dios sin remedio alguno. Ya veras cuando madre y padre se enteren, un mes sin cartas y la boda se atrasaría hasta cuatro meses.–Le recordé las cartas que él le había enviado él príncipe Abel y que él le había correspondido causándole un gran sonrojo por toda su cara.
–Uhh, con que él “don yo no hago nada es un lujurioso” sin causa y eso que aun no lo has conocido en persona y tan sólo tenéis una vaga descripción del otro y por encima de todo es uno de mis hermanos pequeños, o es que en una de esas cartas le has descrito otras cosas menos decentes.–Hablo Arthur intentandole dar mas vergüenza.
–Como sea, me retiro a mis aposentos.–Anuncio João avergonzado retirándose lentamente de mi cuarto.
–Mi príncipe creo que ya va siendo hora de que me retire para darte tu merecido descanso.–Dijo suspirando Arthur con amor, acariciando mi melena que es recojida por una cinta roja haciéndola una coleta suelta.
–Os deseo los mejores sueños.–Le dije a mi pirincipe que se encontraba ya en la puerta de mi balcón apunto de habrirla.
–Yo también te deseo de los mejores sueños mi principito.–Me dijo abriendo completamente la puerta para luego cerrarla y agarrar velocidad para saltar desde él balcón para caer en los pobres arbustos.
Dedicada a la gente con imsomio que están despiertos hasta las 1 de la mañana para leer esto.
