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**MIMI**

Estaba sentada en el banco de aquel parque en el que pasaba tantas noche, ésta vez le daba vueltas al teléfono, nerviosa, mientras Luna corría de un lado a otro, le había mandado un mensaje a Ana hacía ya cinco minutos y no obtenía respuesta. No entendía mis nervios, ni entendía porque me había molestado tanto cuando su novio la besó delante de mí, ni porque le mandé un mensaje a esas horas de la madrugada sabiendo que estaría con él. No hace ni una semana que conozco a Ana y siento que es la primera vez que respiro desde hace meses, desde que salí de aquel hospital. Cuando la vi en este mismo parque sosteniendo a mi perra no pude evitar fijarme en su sonrisa, su perfecta sonrisa, y en su mirada, que se volvió más oscura cuando se cruzó con la mía, no puedo negar que me llamó un poco más que la atención, y me sentí una estúpida cuando me fui con Luna pensando que no volvería a verla, pero el destino, ésta vez en forma de mi perra, se empeñó en que volviésemos a encontrarnos y ahí estaba yo, sin poder sacarla de mis pensamientos sin entender el motivo.

Un ladrido de Luna me sacó de mis pensamientos y me asusté cuando la vi salir corriendo, cuando miré en su dirección, me sorprendió ver a Ana llegando al parque, eran casi las 4 de la mañana y había venido sólo para hablar conmigo a la cara y no mensajearnos. No se cómo pudo leer la tristeza en mi mirada y me preguntó que me ocurría, intenté esquivar esa pregunta, pero sabía llevarme a ella otra vez, y sin entender la razón, le pregunté aquello que llevaba rondando varios días por mi cabeza:

- Ana, ¿Has sentido alguna vez, que no estás viviendo tu vida, que deberías ser otra persona?

Me miró extrañada, normal, ni siquiera yo me entendía, pero se acomodó un poco mejor en el banco para darme a entender que estaba ahí y que iba a escuchar lo que yo quisiera contarle, así que sin entender el por qué, le conté mi historia y mis debates internos.

Hacía 7 meses había tenido un accidente, estaba distraída con el móvil cuando un coche me atropelló, o eso es lo que me contaron, no recordaba nada. Estuve cuatro meses en coma, y cuando pensaron que ya no se podía hacer nada más por mí, desperté en aquella habitación de hospital llena de flores, con un cachorro blanco que se ocupaba la mitad de los pies de la cama y dos chicos que me miraban emocionados, no conocía a nadie y me asusté hasta que el cachorro empezó a besarme la cara con insistencia mientras movía su cola y me transmitía la tranquilidad que en ese momento no tenía. De los chicos uno decía ser mi prometido, y por más que lo intentara, ni recordaba estar prometida ni podía reconocer su cara, el otro resulto ser Ricky, el chico que me había atropellado, que se encargó de la que se suponía que era mi perra y que después se convirtió en un gran amigo. Demasiada información para mí que acababa de despertarme. Los médicos me examinaron, físicamente parecía estar recuperada, pero me diagnosticaron amnesia postraumática, que podía ser temporal o incluso llegar a ser permanente, el pánico me invadió en aquel momento pero aquellos chicos a los que yo no conocía de nada fueron los que me ayudaron estos meses a acostumbrarme a la que era mi vida.

Vivía en casa del que era mi prometido, ya que según me contó no tenía familia, mis padres habían fallecido hace años y no tenía a nadie en Madrid, sólo a Luna, que la había adoptado unos meses antes de mi accidente y se empeñaba en no separarse de mí en ningún momento. Mi chico me enseñó a ayudarlo con el bar, y se encargó de prepararme para buscar a los artistas que tocaban allí cada fin de semana así como a llevar las cuentas y el local en general para encargarme de todo cuando él tuviera que viajar por trabajo. A pesar de lo bien que se ha portado conmigo y de la paciencia que ha demostrado, yo no he sido capaz de sentir aquello que se debe sentir cuando una está prometida, y en estos tres meses que compartimos juntos ni siquiera he sido capaz de recordarlo. Podía ser feliz con la vida que llevaba, tenía trabajo, tenía un hogar, estaba prometida...tenía todo lo que una chica puede soñar pero yo me sentía vacía, incompleta, no era feliz, vivía con la tortura de no tener recuerdos y sentir que vivía una vida que no era la mía y lo único que me recordaba a mi vida anterior era la conexión tan fuerte que sentía con Luna, era la única que me daba la paz que yo necesitaba cada día... hasta que hace unos días Ana apareció en mi vida y sentí esa conexión que me hace pensar que no estoy viviendo la vida que debería...pero obviamente, eso último no se lo conté.

Fix YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora