47

2K 154 10
                                    


- Ana... ¿tú que sientes por mí?

Esa pregunta me pilló totalmente desprevenida. Mimi se encontraba justo enfrente de mí, sus ojos verdes estaban clavados en los míos y su mirada me traspasaba. Intenté buscar la respuesta adecuada a su pregunta cuando lo único que escuchaba eran los latidos desenfrenados de mi propio corazón. La quería, eso lo tenía claro, la quería desde el primer día, aunque al principio hubiese sido una persona borde, antipática y fría, sabía que en realidad Mimi no era como aparentaba ser, y aunque ahora todo había cambiado, mis sentimientos no lo habían hecho, pero no sabía cómo decírselo. Ella me miraba como si en mis ojos pudiera encontrar la respuesta a su pregunta, y el miedo de que la encontrara se apoderó de mí.

- Mimi... - Le dije agachando la mirada.

- Ana...dijiste que responderías....

- ¿De verdad quieres saber la respuesta?

- Por favor...

Volví a buscar su mirada, y a pesar de ver esa última súplica en ella también pude ver el miedo que le creaba aquella pregunta. Me acerqué un poco y sonreí al ver que no se apartó, lo que me dio la confianza para coger su mano y entrelazar mis dedos con los suyos, cerró los ojos al sentir el contacto y suspiró.

- Mimi...mírame...

Abrió los ojos y se encontró con los míos más cerca de lo que esperaba, pero no se apartó.

- ¿A qué tienes miedo? – Le pregunté

- Ana yo...yo no sé... - Miró nuestras manos entrelazadas y volvió a cruzarse con mi mirada – Ana...yo no sé hacer esto...

Si sabía, se nos daba bien estar juntas lo que ella no podía recordarlo, acaricié su mejilla con la mano que aún me quedaba libre sin apartar mi mirada de sus ojos, y por un momento recordé la conversación que tuvimos en la piscina de aquel hotel en Valencia, así que volví a repetir las palabras que aquella vez le dije:

- Podemos aprender juntas ¿No?

Vi como sus labios se curvaban dando lugar a una pequeña sonrisa, y me acerqué un poco más sin perder la vista de aquellos ojos que se perdían en los míos. Atrapé sus labios entre los míos con dulzura, dejando un suave beso sobre ellos y me separé un poco, buscando la respuesta una vez más sus ojos para ésta vez ver un pequeño brillo. Con mi mano en su cuello la volví a atraer hacia mis labios, para esta vez perderme en ellos despacio, no tenía prisa, quería disfrutar de aquel momento, me respondía el beso con calma, como si me estuviera descubriendo por primera vez. Sonreí en aquel beso cuando su mano se enredó en mi pelo y la otra en mi espalda para pegarme más a ella, mientras mi lengua comenzaba aquella batalla que tanto me gustaba con la suya. Cuando me quise dar cuenta, estábamos enredadas una en la otra cerrando la puerta de mi piso, buscando el oxígeno que nos faltaba en los labios contrarios, mientras nuestras manos desesperadas dejaban caricias en el otro cuerpo. Nos dejamos caer en el sillón del salón, me hundí en su cuello dejando pequeños mordiscos, mientras el gruñido que emitía su garganta erizaba mi piel, y cuando fui de nuevo a buscar sus labios, me frenó:

- Espera, espera....Ana...espera...

Se removió nerviosa bajo mi cuerpo y cuando me aparté un poco se incorporó y se levantó del sillón.

- Ey Mimi... ¿Estás bien? ¿Qué pasa?

Busqué su mirada pero no la encontré, me levanté y me coloqué a su lado cogiendo su mano, con la otra acerqué su mentón para que me mirara a los ojos, otra vez vi el miedo en ellos.

Fix YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora