Cerca de acabar la secundaria, a unos cuantos meses, empecé a notar que me preocupaba demasiado a mi amiga, con la que he estado la mayor parte de mi vida, a la cual considero una princesa, a veces hasta la llamo así; me molesta ver que los hombres se le acerquen mucho, son como celos los que siento al verlos tan cerca de ella. No fue hasta después de que salí de la secundaria y entré a la preparatoria que me dí cuenta de todo lo que sentía por ella, fue donde pensé que no la quería ver como solo una amiga, sino como algo más, puedo decir que gracias a ella me dí cuenta de que me gustan las mujeres, osea que soy lesbiana.
Así es, me llamo Marina y a los quince años descubrí algo nuevo sobre mi orientación sexual, a pesar de que fue difícil decirle a mis padres, se que ellos me aceptan, pero no me permiten tener una pareja femenina, aunque por el momento no importa, ya que aún no encuentro a la adecuada, a decir verdad todas las mujeres que me han gustado son heterosexuales, lo cual hace que sea una relación imposible. Algo que olvidé mencionar, es que tengo una obsesión con Aime, de la cual ya había hablado, mi amiga de la infancia, la primera chica en gustarme -y que aún me gusta-, pero como ya dije, todas las mujeres que me han gustado han sido heterosexuales, y ella no es la excepción.
[...]
Un día como cualquier otro, me desperté a las 5 de la madrugada, me metí a la ducha, desayuné y salí de mi casa a las 7 de la mañana, tomé el autobús que me deja en la puerta de la escuela; personalmente me da flojera estudiar, pero cuando encuentro una asignatura que es de mi agrado, me entran ganas de aprender, además de que en la preparatoria puedo ver a la chica que me gusta, la que siempre me ha gustado. Entró a la misma preparatoria que yo, definitivamente un milagro, pero eso no es todo, está en la misma aula; como llevamos años de conocernos siempre estamos juntas, hasta ahora no me importa ser solo su amiga, me pone feliz estar con ella, guardaré un poco más estos sentimientos hasta el momento que precise mejor para decirle.
Así transcurrió un año entero, al pasar de curso, desgraciadamente no corrimos con la misma suerte que el año pasado, nos tocó en aulas distintas, aunque una al lado de la otra, sin embargo no era lo mismo, ya no estaba todo el día con ella. El lado bueno es que teníamos algunas asignaturas juntas.
Un martes, -recuerdo demasiado bien ese día-, una chica, de grado menor que yo, que apenas conocía, me pidió que saliéramos juntas al receso, acepté sin más rodeos, además de que ese día no tenía con quien estar, porque Aime, se enfermó y no asistió a clase. Al sonar el timbre para salir al receso, Regina, que me pidió que la acompañase, estaba en la puerta del aula esperando a que saliera, se le veía algo nerviosa, pero no le dí mucha importancia.
Nos dirigimos al patio de la escuela y nos sentamos en una de las tantas mesas que había, ella me empezó a hacer plática, como, ¿qué asignatura acabo de tener?, ¿qué maestro me aburre?, ¿por qué entré a esta preparatoria?, preguntas algo secas, hasta que al fin me hizo la pregunta por la cual me pidió acompañarla.
-¿Eres heterosexual?
Lo preguntó con algo de tartamudez, yo no sabía que contestar, así que me quedé callada, a lo que ella, a mi punto de vista se puso nerviosa.
-Lo siento, no debí preguntar eso, así que seré más directa, me gustas, te he estado mirando todo este tiempo, he imaginado el salir contigo formalmente, me gusta tu cabello rubio natural, tus ojos café avellana y tus delgados labios, toda tu eres preciosa
Aquí se cortó la conversación, solo percibía una pequeña respiración entrecortada, que definitivamente era de ella, se veía intranquila; después de meditarlo como por un minuto, decidí abrir la boca y contestarle.
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No es solo una historia de amor
RomanceSiempre la he admirado, toda la vida, me gusta, me encanta, es tan perfecta, sin embargo es mi mejor amiga, no puedo poner en riesgo nuestra amistad...No obstante, es imposible prevenir la llegada de otra mujer a mi vida, alguien que le dará un camb...