Confesión

556 19 1
                                    

¿Hace cuánto tiempo? ¿por qué me lo dice hasta ahora? ¿qué carajos voy a hacer? Estos pensamientos atormentaban mi mente.

-¿Feliz?

La dulce y molesta voz de Aime me despertó

-¿De verdad? ¿de verdad te gusto?- le pregunté intrigada.

-¿Qué? ¿ahora no me crees?

-Es que, no lo noté

-Obviamente no lo notaste, traté de disimularlo, y veo que hice un excelente trabajo, porque ahora hasta tienes novia, me has dejado atrás, y sola, sobretodo sola

-Pero yo... esa no era mi intención, solo quería...

Solo quería guardar el secreto, mi secreto, pensaba que si te decía nuestra amistad se rompería, no aguantaría eso, no me lo perdonaría, pero ahora me arrepiento, te debí decir, lo siento mucho. Quería decirle eso, pero no pude, y no porque me cause vergüenza, sino porque nos interrumpieron.

-¡Marina! ¿dónde estás hija de puta?

El peor momento para que Regina aparezca, yo aquí intentando hacer las paces e interviene, ya sabía que en algún momento me encontraría pero no pensé que fuera tan rápido.

-Shh, no hables, para que no nos oiga- le susurré a Aime.

-¿Por qué no quieres que nos oiga? ¿no quieres que crea que la estás engañando?

-¿Qué?, no, no es eso

Aime frunció el ceño, se me quedó viendo unos segundos.

-¡Marina! No te escondas perra- gritó molesta Regina.

Al  momento que dijo eso, Aime se sorprendió un poco, miró a Regina y se volvió a mí de nuevo con el ceño fruncido, ya sabía que tramaba, y lo que iba a hacer ocasionaría problemas no solo para mí, sino para ambas. Se paró de un salto y rezongó:

-¡Hey! Deja de gritar

-¿Aime?- preguntó Regina.

-Sí, ya nos habíamos visto, ¿recuerdas la escenita?

A escenita, seguramente era aquella donde Regina me besó apasionadamente, ¡mierda! no había pensado en ello, si le gusto a Aime, y vio como nos besábamos, debió estar hirviendo de celos, y aquí lamentándome por no ser amada por ésta princesa.

-Si tú estás aquí, y estabas escondida, significa que no querías que vea que estabas con alguien, y ese alguien debe de ser la persona que estoy buscando- musitó Regina.

-¡A callar desgraciada!

Molesta. Aime estaba molesta, también insultó, eso demuestra cuán cabreada estaba.

-Ya veo, así que tengo razón, bien pues devuélvemela, yo iba a hablar con ella primero

-Pero escogió arreglar las cosas conmigo, en vez de ir contigo

¿Qué? No entiendo nada, a qué se refieren, sigo escondiéndome como estúpida, ya me duelen las piernas por estar en cuclillas mucho tiempo.

-¡Marina! Salte ya por un demonio, sé perfectamente que estás aquí

Cómo sabe eso, Aime no ha dicho mi nombre, no puede ser que sepa que estoy aquí

-Ya Marina, levántate, ya sabe-me dijo Aime algo calmada.

Ella también entendió lo que decía Regina, por qué yo no, instintivamente obedecí las órdenes, me levanté algo lento, ya que mis piernas estaban algo entumecidas, alcé mi cabeza, y vi a Regina observándome con esa mirada penetrante.

No es solo una historia de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora