Capitulo 3

38 1 2
                                    

Desperté a la mañana siguiente y sentí un horrible dolor de espalda, a la vez que sentía un coágulo asqueroso en mí boca. A mí lado se encontraba la corbata que se usó para amordazarme, dos condones usados y pedazos de mí ropa que él había roto sin piedad.
De repente sentí náuseas, un asco increíble que me obligó a levantarme como pude, con dolor y toda esa repulsión, y correr al baño a vomitar. El imbécil me hizo tragar sus fluidos a la fuerza, y de ahí provenía ese coágulo tan asqueroso que sentí al despertar; vomité unas cuantas veces y limpié mí desastre para poder darme una ducha más cómoda. Con el agua cayendo en mí espalda, limpiando cada centímetro de suciedad de ese hombre y la sangre seca producto de mis heridas, lloraba desconsoladamente, apoyando mis brazos sobre la pared de mosaicos del baño, observando las marcas en mis muñecas, las marcas de sus manos y quemaduras de los cigarrillos que fumó aquella noche que no sólo fueron a parar allí o a mí clavícula, si no también a mis muslos y tobillos.

Ya un poco más calmada, salí de la ducha y me vestí con una sudadera holgada y grande, conjuntada con unos pantalones de la misma tela fina e igual de holgados; me coloqué unos calcetines gruesos como para que no me diera frío al caminar descalza y salí del baño para ir a despertar a Hunter. Le ayudé a vestirse con el uniforme de su jardín de infantes (el kinder, guardería, no sé cómo le llamarán ustedes) y le preparé como desayuno una taza de leche con chocolate, y rebanadas de pan levemente tostadas con un poco de su mermelada favorita, la mermelada de naranja; una vez terminó su desayuno, guardó sus cosas en su mochilita él mismo y nos fuimos caminando hasta el establecimiento, la maestra nos recibió con una sonrisa, y me despedí de él con un fuerte abrazo y un beso en la mejilla, a lo que él respondió con lo mismo.
Durante el regreso pude pasar un tiempo en el parque de al lado, hacía frío pero aún así me gustaba estar ahí, estaba nublado pero aún tenía la tranquilidad y la seguridad de que él no estaba ahí, de que podía disfrutar esta libertad aunque fuese sólo por unos minutos más antes de volver al infierno a trabajar como empleada de servicio sin goce de sueldo; había perdido mí trabajo por su culpa, ya que en la tercera ocasión en la que me dejó inconsciente de tantos golpes falté al trabajo y no me lo perdonaron, me echaron y sólo por eso también me llevé una paliza extra.

Creo que pasé más tiempo del que creía...más bien, ya era hora de ir a buscar a Hunter. Lo retiré del establecimiento y fuimos al mercado a comprar algunos ingredientes para hacer el almuerzo; creo que unos spaghettis estarían bien, así que conseguimos el paquete con la pasta pre cocida porque a Nathan no le gusta esperar mucho, entre los ingredientes para hacer la salsa roja y el queso rallado (porque a Nathan tampoco le gusta rallarlo, es demasiado perezoso); con todo listo volvimos a casa, pero al abrir la puerta, Nathan ya estaba allí, y encima había traído a sus "amigos", unos hombres tan repulsivos como él. –Bienvenida cariño~ traje a algunos invitados a almorzar, y por lo que veo la comida sólo alcanza para nosotros, lo siento pero tú y el niño tendrán que comer fuera, así que haz la comida para nosotros y lárguense– Increíble ¿Por qué no es capaz de priorizar a su propia familia? No creo que le cueste tanto.
En fín, no puedo negarme a sus pedidos así que obedecí como una tonta, cociné y les serví a los cerdos, para luego irme con mí hijo, cargando únicamente un dólar con cincuenta que a duras penas me dio Nath. Por un dólar pude comprarle a Hunter una porción de pizza que me vendieron en un local que era famoso por ciertas ofertas, y los cincuenta centavos los gasté en una pequeña barra energética recubierta de chocolate con leche para no morir de hambre; terminamos nuestro "almuerzo" y caminamos un rato por el centro comercial, hasta que Hunter se cansó y lo tuve que cargar.

Regresamos al anochecer y al observar por la mirilla de la puerta, los amigos de Nath no se habían ido todavía; no me arriesgué a entrar así que recorrí el pasillo hasta la ventana de la habitación de mí hijo, la cual había dejado abierta previamente, y lo dejé en su cama a través de la ventana. Estiré mí brazo un poco más y alcancé una frazada, con la cuál me tapé sentada allí fuera, en ese pasillo tan gélido y triste, mí único consuelo era mí hijo, el saber que estaba cerca de mí me dejaba más tranquila; cerré su ventana para que no le entrara frío, me cubrí bien y me quedé despierta durante toda la noche hasta la mañana siguiente.

--------------------------------------------------------------
Bueno, este fue el capítulo de hoy, espero que les haya gustado~
Ya sé ;-; es más corto que el anterior pero bueno, ya saben, es año nuevo (por cierto, feliz año nuevo :') <3 )

No Me Toques...No Te SoportoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora