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Aquella fue la estafa del año

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Aquella fue la estafa del año. Él estaba ahí por un ligue y había terminado de niñera ¿Quien más podría tener una suerte tan buena cómo Frank Miller? Pues sólo Frank Miller en Navidad ¡Claro que sí!

—¿Estás seguro de que no quieres que vaya? —preguntó por enésima vez Peter en el teléfono. Desde ahí hasta la Patagonia se notaba que su hermano no quería ir a verlo, pero seguía insistiendo porque adoraba el papel de niño bueno. Él quería ser el hermano mayor sacrificado que hacía todo por su familia, sin embargo, Frank no tenía ganas de entrar en el estereotipo de "pequeño hermano inútil" y en cambio se metió en su papel de "Pequeño hermano mierda".

—No quiero verte la mayor parte del año, Peter ¿Que te hace creer que quiero verte en navidad? —preguntó, mirando la bocina como si su hermano mayor fuera a salir de ella de repente.

—No seas cabrón, solo trato de ser amable —espetó el chico, quien, a pesar de tener el rostro de un adorable e insignificante venadito, tenía un carácter de los mil demonios.

—Muchas gracias, pero no lo necesito, ya tengo un pequeño invitado en casa y con ese me basta y sobra —respondió antes de colgar el teléfono.

Por lo general Frank era una persona de muy mal genio, él era consciente de este hecho y por eso tuvo que modificar su comportamiento para pasar de ser un "cabrón sin sentimiento" a un "distante chico cool" en el trabajo, sin embargo, era Peter quien estaba al otro lado de la línea, así que no le pareció en absoluto inadecuado la forma en que le había contestado.

Ellos nunca fueron muy afines, con el dolor de su corazón debía admitir que lo quería, pero no soportaba al novio de Peter y este se ponía muy pesado con el tema. Quería que su John fuera con él a todas las fiestas, que fuera del agrado de todos y si alguien se atrevía a hablar mal de "San John" entonces habría un montón de problemas por su parte.

Entonces, después de un par de años en los que Peter no parecía dispuesto a terminar su noviazgo, la ya mala relación que tenía con Frank se terminó de joder.

De vez en cuando Peter lo contactaba para hacer de intermediario con sus padres o para fingir que por su parte no había ningún problema entre los dos, pero cuando las cosas no estaban bien, se notaba.

—¿Aún sigues peleado con Peter? —preguntó Sam, quien estaba sentado en la mesa, justo frente a él, mientras revolvía su tazón de cereales.

Frank lo miró, aquel chico era su problema más próximo. No podía creer que Ryan hubiese tenido las agallas para dejar a su hermanito en navidad en casa de un extraño. Claro, Frank no era un desconocido para Ryan, pero definitivamente no estaba familiarizado con Sam ¿En qué diablos estaba pensando ese idiota?

Mientras le recriminaba a su amigo el ser un mal hermano, recordó que alguna vez también había abandonado a sus polluelos con Ryan sin ningún tapujo. Así que, si lo pensaba bien, lo que estaba sucediendo en ese momento probablemente era su karma que había llegado a golpearlo.

Navidades con los MillerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora