Epílogo

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    Continúa de brazos cruzados sentado en la silla del comedor viendo con detenimiento la nueva decoración del lugar, después de muchas citas a diferentes condominios, encontraron el departamento perfecto para ellos.

   A seis meses de su boda, la pareja Hale había decidido que vivir en el departamento del lobo no tenía la privacidad suficiente para una pareja de recién casados, no después de un pequeño incidente en el que Liam entró al loft en busca de la castaña y termino viendo a Madison sobre la barra de la cocina en ropa interior, con las manos en el cuello de su esposo sin camisa, mientras se besaban con intensidad .

  Y después de dos meses encontraron un condominio en el quinto piso, a pocos minutos de su trabajo y la universidad de Madison, con una terraza a lo largo de la sala y comedor que dejó encantada a la castaña ante los atardeceres que ocurrían ante sus ojos, los techos altos y con espacios amplios con una excelente iluminación natural.

  Era perfecto.

  Poco a poco habían comenzado a comprar sus muebles, la falta de tiempo libre les complicaba un poco la situación, así que solían cenar en la habitación frente a la computadora comprando la mayor parte de utensilios y decoración por internet.

   Jamás imagino que su hogar pasaría de un loft estilo industrial a un moderno departamento de tres recamaras con cortinas blancas, luz cálida y una foto de el en su boda sobre el mueble de la entrada, ni que habría un florero junto al llavero.

  Los entrepaños estaban llenos de fotografías, de ellos, con la manada en el viaje que hicieron a la playa, la graduación de Madison, su luna de miel en Londres.

  Los momentos importantes de sus vidas estaban ahí plasmados.

  Baja la mirada a su mano, sonriendo al ver un anillo de bodas en su dedo anular, aún sin poder creer hayan pasado dos años desde que la vio en el altar.
  Había cumplido su promesa y apoyaba sus objetivos en todo momento, Madison estudiaba actualmente la universidad, había cambiado su licenciatura a Derecho, lo cual había influido demasiado en su forma de vestir, dejando al castaño fascinado cuando la veía en sus usuales vestidos ajustados y tacones altos.

  Se sentía afortunado y orgulloso de la vida que estaba formando con ella.

  Con frecuencia recordaba como era antes de conocer a Madison, jamás imagino conocer a una persona a quien pudiera amar con cada célula de su cuerpo, hasta que vio los ojos cafés de Madison voltear en su dirección.

  Recordó aquel día cuando la escucho acerca de sus sentimientos, sus palabras aún pasaban por su mente:

   "Tal vez lo nuestro no era estar juntos, tal vez alguien mas nos está esperando afuera."

  Ese alguien era él, ahora lo entendía.

   Y cada segundo de espera había valido la pena.

   Sale de sus pensamientos al escuchar la puerta cerrarse y los tacones de su esposa acercarse a él, una sonrisa se formó en su rostro al verla dejar su bolso sobre el sofá y quitar su abrigo, dejando a la vista su vestido blanco.

  Amaba la seguridad que desprendía Madison al caminar.

— Hola, pensé que estabas en la oficina—se  pone de pie al estar frente a ella

— Salí temprano—rodea su cintura, ladeando su cabeza un poco al notar sus ojos brillantes.

—¿En que piensas?—pregunta después de varios segundos en los que no apartó su vista de ella.

— Pensaba en lo mucho que te amo—acomoda su cabello tras su oreja— los momentos que hemos pasado juntos, ya sabes, cuando te conocí, no lo se... Lo feliz que soy estando a tu lado.

  Sonríe sin apartar la mirada de sus ojos.

—Derek Hale, te has vuelto un romántico —acaricia sus brazos—Te amo.

—Y yo a ti—junta sus frentes—¿No deberías estar en la universidad?—pregunta sobre sus labios, sin abrir los ojos.

—Me he dado de baja.

—¿Que?— recupera la postura rápidamente con el ceño fruncido, escuchando la risa de su esposa.

— Amor, estamos de vacaciones, regreso en  una semana. Fuí a ver a Lydia, está muy nerviosa por su aniversario con Stiles.

— Esa es una gran noticia—la carga entre sus brazos, escuchando su risa sobre su cuello.

—Derek ¿No tuviste suficiente ayer? No me dejaste dormir.

— De ti jamás tengo suficiente— camina con ella en brazos hacia la habitación.

— Acaba de terminar tu temporada de celo, y no quiero sexo por un buen tiempo—su esposo suelta un gruñido que la hizo sonreir, cayendo sobre la cama.

— Menos mal que nosotros hacemos el amor, no tenemos sexo—se posiciona entre sus piernas, dejando un camino de besos por todo su cuello.

—Derek, muero de hambre.

— Yo también — no pudo replicar al sentir el vestido ser despojado de su cuerpo y las manos de su esposo desabrochar su sostén, perdieron la noción del tiempo por completo hasta caer del sobre la cama junto a ella, con la respiración acelerada.

—¿Aún tienes hambre?

  No pudo evitar reír con fuerza.

—¿Sushi?

  Sus ojos brillaron cuando voltearon hacia el.

— Compré una botella de vino ayer—se estira hasta tomar su teléfono de la mesa de  noche y llamar al restaurante, viendo de reojo a su esposa ponerse su camisa y recostarse de nuevo a su lado.


  Podría estar así toda su vida.

      Habían sucedido cosas en esos dos años que jamás habían pasado por su mente, sucesos que de haberles dicho hace tres años se hubieran reído y probablemente habrían mandado a esa persona a un psiquiatra.

  Después de su boda habían perdido rastro de Scott, terminó su relación con la pelinegra un dos meses antes de la ceremonia y simplemente desapareció, nadie supo más de él.

    Alisson se mudó a París junto a su padre y también perdieron la pista.

  Fue duro para Melissa no saber más de su hijo, sin embargo jamás estuvo sola, la manada le de demostraba su apoyo en todo momento, especialmente Madison, quien la consideraba como una madre a quien acudir en busca de consejos, especialmente cuando peleaba con Derek y no sabía que hacer.

   Seguían siendo una manada donde a pesar la ausencia del que era su alfa, los chicos seguían unidos, porque no solo eran una manada, eran una familia. 
  Una familia que se fortalecía con el pasar de los días.

   Scott McCall había fundado esta manada, y para buena o mala suerte, quién ahora es su ex-novia y su esposo se encargaban de dirigirla.
   La pareja Hale había decidido disfrutar su matrimonio y viajar, salir con sus amigos, ser felices y Derek tenía razón; con el tiempo su amor no disminuyo, al contrario, se intensificaba con casa día.

   No negaremos que han pasado malos momentos, buenos y malos, pero siempre lo superaban, porque no había problema que pueda con su amor, se amaban.

  Y así seguiría, hasta el último día de sus vidas.

High Hopes | D.H.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora