03 | Se encargaría de sanar sus heridas.

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Capítulo tres

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Capítulo tres.

—Derek— Peter bloquea su paso, quedando a solas con él del otro lado de la cocina —¿Que sucede con Madison? La noto... diferente— pregunta al ver a la castaña dormida en el sillón café que estaba junto a la ventana, mientras abrazaba el cojín decorativo con ambos brazos.

— Terminó su relación con Scott.

—¿Qué? — deja de acomodar las cosas por un momento, procesando sus palabras.

— Y en este momento él está en una cita con otra persona.

— No puedo creerlo ¿Quien cambiaría a Madison ? Que imbécil—voltea sorprendido hacia él, no estaba enterado del afecto que el mayor sentía hacia la castaña — Deberías subirla a la habitación, Scott está por llegar y lo peor que puede pasar es que lo vea aquí. Especialmente si trae a su cita con el.

— ¿Desde cuándo te preocupan los demás?

— Los demás me importan una mierda. Madison me importa—la señala—ella si tiene sentido del humor, y es una gran chica —Se encoge de hombros—¿La llevarás o no? — Cambia su tono de voz bruscamente.

— No la dejaré sola aquí, con ustedes — Se opone Stiles — Sin ofender.

— No la vamos a secuestrar, ni a robar.

  Derek voltea hacia la pelirroja, atento a su reacción ante la preocupación del castaño, sin embargo Lydia parecía apoyarlo, jamás se había puesto ni se pondría celosa de Madison, respetaba demasiado su relación con Stiles y viceversa.
  Tanto Lydia como la manada la consideraban una hermana, incluso Peter, la primera vez que la conocio comenzó a molestarla, sin embargo termino queriendola tanto al ver como lo seguía en sus juegos y hacia bromas junto a él para molestar a los demás.

   Todos conversaban en voz baja en el comedor intentando no molestar a Madison, volteando en algunas ocasiones a verificar que se encuentre cómoda, sin embargo un lobo no podía desviar la mirada de ella.

—Derek, él está aquí.

  Las miradas de todos fueron a él.

— No quiero que Scott la vea — autoriza Lydia, sin esperar más se acerca a ella y la toma entre sus brazos, sintiendo su rostro esconderse en su cuello.

  Lydia camina tras el hacia su recámara verificando que no pase nada.

  La recuesta en la cama con delicadeza, y a la hora de apartarse su mano se aferró a su playera impidiendo que se aleje.

  Los ojos de Lydia de abrieron con sorpresa ante aquel gesto.

  El lobo se mantuvo inmóvil en su lugar, quedando a escasos centímetros de ella, sin poder apartar la mirada de su rostro, no tenía esos solos tristes y apagados, en su lugar se veía tranquila, cómoda.

High Hopes | D.H.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora