14 | No puedes hacer nada.

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[ Capítulo catorce ]

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[ Capítulo catorce ]


  Cuando Melissa entro a la habitación su cuerpo se paralizó, Isaac tuvo que ayudarla a mantenerse pie, solo tapo su boca con ambas manos sin poder contener el llanto al ver a Madison recostada en la cama de Derek con los brazos a sus costados, piel pálida y sus labios entreabiertos ligeramente amoratados.

  Y la ausencia de vida en ella su corazón.

  Scott y Stiles internaron advertirle del escenario que vería, pero al estar frente a ella, las palabras de los chicos fueron en vano.

  Ella realmente estaba muerta.

  Derek no se apartaba de su lado, sentado en el sillón de la recamara, con la mano tapando su boca, sin desviar la vista de su cuerpo, sintiendo su mundo derrumbarse al no escuchar sus latidos ni ver alguna mejora.

  La manada iban cada tarde a visitarla, especialmente Lydia, quien tenía la extraña sensación que algo malo iba a pasar, y eso alertaba a todos.

Sin embargo Deaton intentaba tranquilizarlos diciendo que era un proceso largo y diferente.

  Cuando un aroma a madera se haga presente lo sabrían: No lo había soportado.

  El castaño deja un beso en su mano, sintiendo sus ojos arder, deseosos por derramar las lágrimas que se esforzaba por contener.

—Madison...—susurra con la voz rota—Dios, no soporto verte así—deja caricias con la yema de sus dedos—Por favor no te rindas, sé que es doloroso y deseas que todo termine, pero te suplico que te quedes conmigo, no sé cómo podría vivir sin escuchar tu risa, sin verte cantar alguna canción de Justin Bieber o Elvis Presley—acaricia su mejilla —me llevo mucho tiempo encontrarte, estos meses no sin suficientes, no te vayas por favor, nos faltan muchas cosas por vivir.
Quiero que te aferres a la vida, necesito verte recibir tu certificado, verte organizar la boda de Lydia, irnos de viaje, despertar juntos, hay tantas cosas que tenemos pendientes— no ver sus ojos estaba siendo una agonía —Debimos haber huido de aquí, irnos de Beacon Hills y alejarnos de todo esto, rentar un departamento y empezar desde cero, juntos— sonríe levemente—Despierta por favor, necesito decirte lo mucho que te amo, lo perfecta e inteligente que eres, lo hermosa que te ves cuando estudias y acomodas tu cabello, ese gesto que haces cuando algo te disgusta o cuando vas a estornudar—suelta una risita—Te amo Madison.

  Se acerca a su oído.

— Si despiertas prometo decírtelo cientos de veces, desnudarte y besarte todo el día— deseo ver cómo se sonrojaba al escucharlo decir eso, esperanzado a ver alguna reacción, algún gesto, escuchar su corazón acelerarse.

  Pero no obtuvo nada.

  Se levanta de su lugar y camina hacia la esquina de la recamara, pasando ambas manos por su cara, sintiendo un ardor en le pecho ante la impotencia de no poder ayudar.

High Hopes | D.H.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora