Capítulo 12

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Capítulo 12. Esperanza

-Se enteró de todo, Javier. De absolutamente todo

-¿Todo?

-¡Todo! -Presiono con fuerza el celular contra mi oído -Incluso... Ya sabes

-¿Qué? -Guardo silencio. Cubro mi rostro con mi mano mientras él exhala con fuerza -¿Sabe sobre...?

-Sí, ¿y sabes cual es la peor parte? Tengo su número

-Entonces él y tú...

-Estuvo a punto de rechazarme cuando se enteró

-¿Le dijiste?

-No, pero...

-Seina, no entiendo nada. Acá es de madrugada, ¿no quieres hablarlo más tarde? Te llamo cuando amanezca, quizá un poco más tarde.

-Sí, tienes razón... ¡Pero tengo su número!

-Piensa qué hacer más tarde. Trata de dormir, aunque sea un poco

-No sé si pueda hacerlo, pero te hablo más tarde. Descansa

-Gracias. Hablamos más tarde -Al instante que cuelgo la llamada tomo nuevamente mi almohada y cubro mi rostro. Tengo su número. Podemos hablar por privado cuando sea.

Ya casi todas mis cosas están en cajas o maletas. No es tanto como esperaba, pero llevar esto a mi habitación nueva será muy complicado. Quizá dentro de unos días lo haga. Pedir un taxi o algo. No saldrá barato, de eso estoy segura. Escucho el timbre de mi celular y al tercero, contesto. Es Yumi

-Hola

-¿Seina?

-¿Ocurrió algo? -Pregunta mientras me recuesto de golpe en el sillón

-¿Quieres almorzar? Ya tengo todo listo en la cocina y estoy abajo en mi carro

Siento que lo tenía todo planeado, absolutamente todo. Ni siquiera puedo negarme, además, almorzar acompañada no es para nada una mala idea

-Está bien, ya bajo...

Y como si fuera una niña pequeña emocionada tomo mi abrigo, mi gorra y unos guantes. Cuando salgo veo la nieve amontonada en el ingreso. Quién diría que la nieve acá sería a tal magnitud. Es imposible estar caminando por las calles por demasiado tiempo a no ser que quieras resfriarte al día siguiente. Con cuidado entro al asiento trasero del auto plomo. Yumi sonríe y enciende el motor del auto.

-Sorpresa

-¿Estuviste acá desde un inicio?

-Bueno. Yuzuru está en una consulta con uno de sus entrenadores y vendrá a almorzar muy tarde. Quizá llegue para la cena

-¿Consulta?

-Sí, ocurrió justo cuando estaba entrenando. Su entrenador me dijo que no me preocupara, igual Yuzuru. De seguro es solo una consulta antes de la competencia -Voltea a verme cuando se detiene frente una luz roja -Te ves más tranquila, alegre.

-¿A sí? -Sujeto mis mejillas haciéndola reír. Arranca el auto nuevamente

-Debe estar funcionando, ¿te sentiste diferente?

-¿Diferente?

-Sí, ¿está funcionando? -Veo la pulsera que llevo puesta desde que me la puso hace unos días. Es cierto que sí me sentí menos pensativa de lo normal, pero no le había dado crédito a la piedrita lila

-Pues sí me estuve sintiendo más tranquila

-¿Enserio? -Pregunta entusiasmada-De seguro está funcionando, Kikuchi tenía razón...

NOCHE ESTRELLADA Yuzuru Hanyu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora