Capítulo 32

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—¿Cuánto más falta?

La pregunta de JaeMin apenas se escuchó sobre el aire helado que golpeaba sus rostros. Raziel, junto con los íncubos y el mismo Ángel, viajaban usando sus alas hasta la ciudad donde sabían se encontraba Asmodeo.

Ten le había dado una razón para pensar en dónde podía estar TaeYong. Era más Ángel que demonio, y eso Daios no podía soportarlo porque de esa manera podía defenderse de él.

—No mucho, ya casi llegamos —respondió YoungHo.

Se había ido sin despedirse de Ten, cuando Raziel llegó a avisarles que partirían antes de lo previsto, el íncubo dejó a Ten dormir, le dio un beso en la frente y se fue. Jamás abandonaría a un amigo, Yuta nunca le perdonaría que dejara a TaeYong a manos de ese demonio, y estaba consciente de que podría morir en combate. Quizá estaban en ventaja al encontrarse en territorio íncubo, aunque eso no aseguraba que Asmodeo no pudiera arrancarle la cabeza si se cruzaba en su camino.

—¿Es seguro llegar así de la nada?, no sabemos de qué lado están esos íncubos. —JaeHyun no estaba convencido del todo.

—Hace unas semanas se celebró allí una junta, el señor HabSol está de nuestro lado. Si las suposiciones de Raziel son ciertas, entonces no corremos ningún riesgo yendo con ellos. Daios no lo sabe. —JaeHyun asintió, tal vez YoungHo tenía razón, debía confiar en que era así.

—La ciudad —dijo Raziel, interrumpiendo la plática. Unos puntos luminosos aparecieron en la lejanía, estaban a punto de llegar.








***








Iban a gran velocidad sobre la carretera, el viento soplaba fuerte, pero la adrenalina mezclada con el temor lo hacía acelerar cada vez más. Sus manos en el volante estaban tensas, nadie decía nada, los dos miraban el camino deseando que pronto pudieran estar en la ciudad.

—¿Un íncubo es más veloz que un auto?—preguntó Ten manteniendo el volante firme.

—Tal vez solo un poco —respondió Dong mirando su celular, según el GPS faltaban cuarenta y cinco minutos para llegar a la ciudad.

Habían salido poco después que los otros una vez que DoYoung le robara el auto a su padre. Los dos decidieron eso cuando supieron que no tendrían alternativa, no estaban dispuestos a ser dejados atrás. Ellos estaban preocupados por TaeYong y sus parejas, y que se molestaran no les importaba en lo absoluto, no los dejarían solos.

—¿Y si solo estorbamos?

—Ya hablas igual que JaeHyun. Ten, nosotros ayudaremos a sacar a TaeYong de ahí, nos lo llevaremos en medio de la confusión, no pasará nada. No servimos para pelear, pero sí para defender a nuestro Tae—Ten se animó un poco—. Ahora acelera, tenemos que llegar a tiempo.

Ten aceleró, pero apenas unos segundos después algo se atravesó en su camino.
Ten frenó, el auto rayó el asfalto, y entonces un ruido de un vidrio quebrándose se escuchó fuertemente. DoYoung había sido lanzado, atravesando el cristal, girando por la carretera hasta detenerse varios metros adelante.

La respiración de Ten fue estrepitosa. DoYoung  no llevaba puesto el cinturón de seguridad.
Ten miró hacia el asiento del copiloto todavía sin poder creerlo. Luego su vista pasó al frente, DoYoung estaba tendido en la carretera con el cuerpo hacia arriba, inmóvil ¿Estaba muerto? Se quitó el cinturón y bajó del auto corriendo hacia su amigo. Tenía que estar bien, tenía que estarlo, ¿Por qué no se movía?, ¡¿Por qué no daba señales de vida?!

That boy is a MONSTER »YuTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora