Kirishima lame sus labios. Puede sentir lo salado del mar en su lengua. El sol del mediodía golpea fuerte sobre la tensa tripulación.
La piel de Kirishima pica. Sus palmas sudan y la espada se siente pesada en sus caderas. Reza por no tener que usarla.
Tiene que estar en el viaje. Duda que el Comodoro de Iwa le permita seguir trabajando por más tiempo. Está parado tras su padre y tío, mientras esperan que el navío pirata llegue a su lado por estribor.
Piratas. Su noble familia es algo parecido a exterminadores. Su nombre es conocido a través de los mares. Eijirou mismo, sin embargo... está menos inclinado con seguir sus pasos. No es que sea desleal, no. Pero... Mira de reojo las manos de su padre, una descansando sobre su espada enfundada. La misma mano que le sostenía cuando era un bebé, ahora aprieta la espada en su cadera... una que ha perforado el corazón de muchas almas desafortunadas.
Cierra los ojos y tras sus párpados todo es rojo por el sol, imagina su sangre derramada sobre los pisos bien encerados del bote del gobierno.
Había grandes expectativas para Kirishima Eijirou. Era un experto en combate, bueno disparando, y manejaba la espada bien, pero cuando el momento llegara... él no era un asesino. En ese sentido, su familia podía llamarlo: débil en el negocio.
Su madre y hermana adorarían tenerlo en la casa. Él está ahí por mera formalidad. Si no fuera por defender la imagen de su familia, no habría asistido en lo más mínimo.
—Enderezate, Eijirou. Bakugou casi está aquí. No necesitamos tu actitud puritana degradándonos —dice su padre, cortando el hilo de pensamientos. Kirishima levanta la mandíbula, viendo la nave alineandose, la bandera pirata ondeando orgullosa con el viento.
Es hermosa. Rugosa y envejecida, usando signos de batallas, marcas y cicatrices en su superficie, pero su presencia es asombrosa, y Kirishima está seguro que las velas le permitirían superar a las mejores flotas del gobierno.
Kirishima podría probablemente tocar la tensión que había en el aire y sostenerla entre sus dedos. La sangre golpeaba fuertemente en sus oídos como el traqueteo de pasos entre las naves.
Un hombre aparece. Kirishima contiene el aliento.
Viste ricamente, con un pesado saco a pesar del calor. Su chaqueta es gruesa y con cordones dorados, los botones centellean con sus pasos a través de la plancha, como por el balanceo que el mar hace, en sintonía con el ritmo de su corazón. Demanda atención. El sombrero de capitán descansa sobre una mata de cabello rubio cenizo, y cuando se pasea con una tranquila sonrisa de lado frente al padre de Kirishima, sus ojos se vuelven más naranjas que el sol. La piel bronceada alrededor de sus ojos se arruga levemente, creando pliegues en el pequeño tatuaje bajo él, una pequeña X, si los ojos de Kirishima no le engañaban.
La mirada de Kirishima viaja hasta la mano que acaricia la empuñadura de la espada atada a su cadera, también cubierta de tinta.
—Muy bien, bucéfalos[1] —comienza. Kirishima ve a su tío tensarse—. Han caído tan bajo como para pedir ayuda a un pirata. Deben estar muy perdidos.
—Bakugou...
El pirata frunce su rostro, enfadado. —Es Capitán, Comodoro. Lo llamo por su título, debe hacer lo mismo con el mío.
La voz del padre de Kirishima rechina con molestia cuando vuelve a hablar. —Capitán Bakugou. Estamos aquí para negociar información...
—¿Negociar? —Bakugou se pasea de lado a lado, frente al padre y tío de Kirishima, inspeccionandolos, así como a miembros potenciales de la tripulación. —No. Estamos aquí por un intercambio importante. Van primero, ya que me metieron en problemas al hacerme encontrarlos en aguas reales.
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The Lost Continent [Traducción]
AventuraResumen: Kirishima Eijurou viene de una familia noble exterminadores de piratas. Bakugou Katsuki está creciendo como uno de los más temidos piratas de los mares. Cuando un intercambio va mal, Kirishima se encuentra en medio de la tripulación de Baku...