El reencuentro - Parte 1

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*Hola a todas, espero que hayan pasado una feliz navidad y tengan un gran año 2019. Mi año comenzará con una disculpa hacia ustedes por la demora de esta actualización. Quisiera decir que me tardé por las fiestas (Aunque hay algo de eso) , pero la verdad es que me tardé por la frustración ya varias veces expresada antes por estos 2 últimos capítulos (el presente y el próximo) y, ah... sólo me queda decirles que volví a revisarlo e hice todo lo posible por arreglarlo, pero ya no hay más que hacer, es como es, así que como última advertencia/súplica les diré: No se rían de mí, podrían tener una hija igual (??????) Bueno, aquí va ¡Buena lectura! 

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—¿Kyuhyun? ¡Kyuhyun! ¿Qué te pasa, hombre? ¿Te sientes bien?

Tras varios llamados y una ligera sacudida por fin me despierto sobresaltado. Por inercia miro a Minho, quien es el que llama mi atención, y pestañeando fuerte y rápido trato de disipar el intenso aletargamiento que me han provocado semejante oleada de emociones y memorias. Estoy tan azorado que fugazmente olvido que está pasando y dónde estoy. Miro al que reconozco como el asistente de Minho en cuclillas recogiendo un celular, mi celular, el cual boté al suelo por alguna razón. Ojalá no esté roto o Changmin va a ponerse muy fastidioso por semejante maltrato al obsequio de cumpleaños que me hizo.

"¿Kyuhyun?"

Y de la nada, mi mente hace ¡Click! Corro veloz el rostro y como si se tratase de pantomima, Sungmin en persona me mira con la misma expresión pasmada mientras alguien intenta hacerlo reaccionar. Involuntariamente, suelto un hondo suspiro.

—Carajo...

"Es Sungmin, mi Sungmin" Digo internamente, y recién procesándolo, me doy cuenta de que lo he repetido un millón de veces en segundo plano durante este rato.

Lo primero que decodifico de él son sus cambios. Se ha estirado varios centímetros, su cabello luce más estilizado y tanto su pecho como sus brazos gozan de un inesperado aumento de musculatura. Aquel último detalle hace que sus curvas se enmarquen más en el ajustado traje de negocios que usa y que su belleza incomparable mutara de tierna a una más sexy y varonil. No obstante, sus ojos oscuros, profundos y brillosos, eso que destellan y esconden tanto a la vez, todavía son los mismos y delatan su identidad.

Un intento de risa sale de mi boca, lo cual se repite en él. Entonces no dudo ni pienso más. Me deshago del agarre de Minho, eludo a su asistente y camino hacia Sungmin mientras él hace lo propio. Me siento irrealmente eufórico, ¿Es esto una alucinación cruel? ¿O de verdad Sungmin está ahora frente a mí? ¿En serio después de todo lo que vivimos él está tan feliz de verme como parece? No puedo saberlo tan lejos de él. Necesito ir más rápido, necesito tocarlo, necesito confirmarlo, necesito...lo necesito.

—Oh, ¿Qué sucede ahí?

Y entre los cuchicheos a nuestro alrededor y los balbuceos confundidos de Minho, Sungmin y yo nos fundimos en un abrazo lleno de sentimiento. Entonces lo sé, esto es absolutamente real.

—¡¿Estoy soñando?! ¡Tiene que ser un sueño!—Exclamo de todos modos, tratando de espabilar del todo, si bien la calidez de su cuerpo y su aroma en mi nariz me lo dificultan bastante. Él, desde siempre más hábil para dominarse, se ríe deshaciendo de a poco el abrazo.

—¿Quieres que te pellizque para comprobarlo? ¿O quizás una cachetada sirva más?— Bromea con una gran sonrisa, dándome un sonoro apretón de mano a su vez.

—¡Diablos! ¡Es que han pasado como 1000 años! ¿Có-Có-Cómo has estado?— Pregunto en otro intento de serenarme.

—¡Bien! Muy bien ¿Y tú? ¿Qué rayos hace el dueño de una compañía de videojuegos en una convención hotelera? — Me devuelve riendo, su rostro sigue colorado.

El acuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora