Capítulo 2. El dúo perfecto

226 29 3
                                    

-Lo siento... De momento no necesitamos a nadie.-Me responde con una sonrisa la dependienta de la tercera tienda a la que he ido a buscar trabajo.

Y no son solo las tiendas... También he entrado en una heladería, una librería y cuatro cafeterías, pero nada... Y ya estoy cansada de buscar. Seguiré mañana, si es que sigo. Quizás al final me rendiré y me dedicaré a la buena vida... Leer, patinar, escribir... (Sí, escribo, pero nadie lo sabe, ni nadie lo sabrá). Me dedicaré a hacer estas cosas que me gustan y si algún día encuentro algo, ya trabajaré. O bueno, siempre me quedará la tienda de Martha.

Hoy mis padres están en la academia, los dos. Mi madre dando clases y mi padre ha dicho algo de reuniones, así que estaré sola en casa. Creo recordar que mi madre dijo algo de dejarme la comida preparada. Que ¡eh! Sé cocinar, lo prometo. Pero... Me da un poco de pereza. Así que si mi madre se ofrece a dejarme la comida preparada... ¿Quien soy yo para decirle que no?

Aún es pronto y llevo los patines en la mochila. No estoy lejos de Orchard Beach, así que un paseo no estaría nada pero que nada mal. Hace un día estupendo y seguro que hay un montón de gente paseando cerca, pero si nunca he atropellado a nadie, tampoco creo que lo vaya a hacer hoy, o eso espero. Una vez me estampé con un cubo de basura intentando evitar a una mujer que hablaba por teléfono. No hubiera sido tan terrible si no hubiera pasado delante de mi casa y no me hubiera visto uno de los mejores amigos de mi hermano (Y futuro novio, aunque en aquellos tiempos aún no lo sabía). Que mal lo pasé.

-Eh, ¡Rubia!-Me llama alguien, cuando ya estoy patinando, tranquilamente y dejando que el cálido sol de septiembre caliente mi piel.

Apenas segundos después, Paulo se sitúa a mi lado, también patinando.

-Anda, mi brasileño preferido.-Río y chocamos las manos a modo de saludo.

-Si no conoces otro.

-Por eso eres mi preferido.-Le saco la lengua y me escapo de él, patinando más rápido y riéndome. Pero Paulo patina (Y baila) súper bien, así que vuelve a estar en mi lado en apenas segundos.

-¿Pensabas escaparte eh?-Ríe.-Va, carrera hasta la heladería.-Y parte a toda velocidad.

-¡Eh! ¡No estaba preparada!-Río también y patino, lo más rápido que puedo, aunque sé que acabaré perdiendo la carrera.

PDV Jack

Son las 16.30. Aún queda media hora antes de salir de la oficina y después tendré que ir a casa y preparar la maleta antes de irme a Chicago para las reuniones de este fin de semana.

-Jack, amigo...-Alan entra en mi despacho como siempre, sin llamar a la puerta ni pedir permiso, le miro. Dan le sigue de cerca, lleva dos cafés y deja uno en mi mesa.

-De parte de Nicola.-Lo deja sobre mi mesa y después repite, con una voz burlona.-''Un café con leche con doble de café''. Siempre es lo mismo.

-No te metas con mi secretaria. Nicola siempre hace bien su trabajo.

-Ya, bueno... Podemos decir que no todo es trabajo de oficina.-Ríe y bebe de su café.

-Y lo dices tú...-Ríe Dan, desde el marco de la puerta, me junto a sus risas.

-Déjadlo ya...-Nos mira.-Sabéis que no es gracioso.

-Vale, vale...-Dan levanta los brazos a modo de derrota y Alan me mira a mí.

-Ya, bueno... Fue gracioso cuando te tiró el batido en la cara.-Río y Dan se suma a las risas. Alan solo gira los ojos y se va, mientras Dan y yo reímos más (Aunque puede que la situación realmente no sea tan graciosa).

¿Escribes? (¿Bailas? 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora