Capítulo 21. Patinadora estrella.

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PDV Alice

Estos tres últimos días han sido un ajetreo. Todo se remonta al día en que Dylan volvió a casa y a mi madre le dio por preparar una cena en la que podrían haber comido diez personas perfectamente. El único problema es que éramos solo cuatro y que tuvimos pollo al horno y quiche de espinacas para comer y cenar al día siguiente. Aunque eso sí, de la tarta de zanahoria extragrande no quedaron ni las migas. Así que supongo que algo de razón hay en eso de que tienes espacio para lo que quieres.

El día siguiente fue aún más caótico. Y eso se reduce a: Decorar la casa para Navidad. Bueno, en realidad no se reduce solo a eso. Más bien, se alarga, añadiendo que Daphne se cargó una de las guirnaldas y que mi padre y Dylan se cargaron el árbol de Navidad. A mi madre casi le da un ataque. ¿Que cómo se solucionó? Con Dylan y yo yendo a comprar uno de esos de plástico a la tienda más cercana. Y con más cercana me refiero a una que está a casi veinte minutos de casa, porque en las otras, ya se habían agotado. El árbol no era el árbol soñado por mi madre, pero en fin, mejor que nada.

Y pensándolo mejor, el último de estos tres días, es decir, ayer, no ha sido un ajetreo en absoluto. Más bien, todo lo que he hecho ha sido salir con Dylan y nuestros amigos e ir al cine y a tomar algo. La verdad es que te das cuenta de lo mucho que echas de menos a la gente cuando ellos están lejos. Y me alegró tanto que estuvieran de vuelta por las vacaciones... Aunque eso sí, solo Dylan sabe lo de Jack.

Jack... Hoy tengo que verle. Bueno, ese es el plan. Mi cama está cubierta por un par de conjuntos diferentes, aunque ya he descartado uno porque Daphne se ha tumbado encima y me lo ha cubierto de pelusa.

Al final, y más que nada decidiendo porque el tiempo se me está agotando, me quedo con un vestido beige de algodón, calentito y que queda perfecto en relación a las vacaciones navideñas. Después de ducharme, me enfundo en unas medias color carne, el vestido y finalmente, unos botines. Dejo mi pelo suelto y en cuanto al maquillaje, ni pienso en él, porque Jack lleva ya quince minutos esperando.

PDV Jack

Rose y Caroline han invadido mi casa de nuevo como ya es tradición. Y como si de una cafetería se tratara, me las encuentro en la mesa del salón, tomando un café y galletas tranquilamente mientras Cathy y Leo cantan las canciones de un programa infantil. Hay cosas que no cambian, por lo que veo y es que creo que no hay nada que pueda conseguir que mis hermanas se apoderen de mi casa como si en realidad fuera la suya.

-Buenos días, Jackie.-Ríe Rose.

-No me llames así.

-Tienes mala cara... ¿Has dormido mal?-Añade Caroline.

-No.

-Vale vale, no te pongas así.-Responde.

Rose ríe.

-Hemos hecho galletas, ¿Quieres?

-¡Yo he ayudado!-Ríe Cathy corriendo hacia mí.

-¿Cómo narices puedes ser su tío favorito?-Frunce el ceño Rose.-No lo entiendo.

-Me tienes envidia.-Río, mientras cojo una de las galletas.-Nada mal.-Le sonrío a mi sobrina, que satisfecha, vuelve a jugar con su hermano.

-¿No tendrías que empezar a prepararte?-Pregunta Caroline, mirándome de arriba a abajo.

-¿Para qué?-Frunzo el ceño.-¿Cómo sabes que he quedado con Alice?

-¿Alice?-Responde y ambas se miran entre ellas.

-Jack.-Añade Rose.-¿A qué te refieres con Alice? Tenemos una comida con papá, mamá y sus amigos empresarios. ¿No te acuerdas? La comida de Navidad.

¿Escribes? (¿Bailas? 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora