Capítulo 2

352 12 4
                                    

— No pareces feliz, _t/n_.— Le susurró Choi Minho, conde de Seul, al oído. — ¿Te apetece que te cuente un chiste picante? ¿O prefieres que nos vayamos a otra fiesta? Ésta es muy aburrida.—

Ella suspiró sin ganas y esbozó una brillante sonrisa.

— Si quieres irte, no pondré ninguna objeción.—

Minho colocó una mano enguantada en la espalda de _t/n_ y la acarició suavemente.

— No he dicho que quiera irme. He sugerido que irnos podría servir para aliviar tu aburrimiento.—

En ese instante ella deseó estar aburrida de verdad; tener la mente llena de cosas sin importancia sería infinitamente preferible a que estuviera ocupada por pensamientos sobre Jungkook.  

<<¿Quién era el hombre que se había mudado a su casa?>> 

A decir verdad, no tenía ni la más remota idea. Lo único que sabía era que se trataba de un hombre sombrío y muy atormentado por cosas que ella no podía comprender, porque él no quería contárselo. Y también sabía que era un hombre muy peligroso. Como su marido, podía exigirle cualquier cosa que desease y ella no podría negársela. En el fondo de su corazón, _t/n_ no pudo evitar añorar al marqués de Busan que había conocido años atrás. El joven Jungkook, siempre dispuesto a burlarse de algo o a hacer alguna temeridad. Aquel hombre era simple y fácil de manejar.

—¿Y bien, _t/n_?— Insistió Minho.

Ella ocultó su enfado. Minho era un buen hombre y ya hacía dos años que eran amantes, pero nunca expresaba su opinión ni decía lo que él prefería hacer.

— Me gustaría que decidieras tú.— Le dijo _t/n_ dándose la vuelta para mirarlo.

— ¿Yo?— Minho frunció el cejo, lo que no hizo que resultase menos atractivo.

Minho era un hombre guapo, de nariz aguileña y ojos oscuros. Tenía el pelo negro, con cabellos plateados en las sienes, una característica muy distinguida que sólo aumentaba su encanto. Era un gran espadachín y poseía la figura de un experto duelista.

Era un hombre apreciado y respetado en toda la buena sociedad. Las mujeres lo deseaban y _t/n_ no era la excepción. Era viudo y tenía dos hijos, por lo que no necesitaba volver a casarse, y poseía un carácter afable. _t/n_ disfrutaba de su compañía, tanto dentro como fuera de la cama.  

— Sí, tú.— Le dijo. — ¿Qué quieres hacer?—

— Lo que tú desees.— Contestó seductor. — Ya sabes que vivo para hacerte feliz.—

— Me haría feliz saber qué quieres hacer tú.— Replicó cortante.

La sonrisa de Minho se desvaneció.

— ¿Por qué estás tan alterada esta noche?—

— Que te pregunte qué quieres hacer no significa que esté alterada.—

— Entonces, ¿por qué te tomas a mal todo lo que te digo?— Se quejó.

_t/n_ cerró los ojos e intentó contener su frustración. Era culpa de Jungkook que se enfadase con Minho. Lo miró y le cogió una mano.

— ¿Qué te gustaría hacer? Si pudiéramos hacer cualquier cosa en el mundo, ¿qué es lo que te daría más placer?.—

Minho relajó el cejo y sus labios esbozaron una seductora sonrisa. Levantó la mano que tenía libre y acarició la piel que quedaba al descubierto entre el guante y la manga del vestido de _t/n_. A diferencia de las caricias de Jungkook, su tacto no le quemó la piel, pero sí la hizo entrar en calor y ella sabía que Minho era capaz de avivar ese fuego hasta hacerlo arder.

《Extraño》&quot;Jungkook y Tu&quot; +18 [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora