Capítulo 19

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A _t/n_, el trayecto hasta Waverly le pareció maravilloso, a pesar de la presencia de su suegra. El orgullo que teñía la voz de Jungkook cuando éste le señalaba algo o le explicaba algún detalle de la propiedad era más que evidente. Compartir aquel día con él, construir recuerdos juntos, incrementó la sensación de intimidad que habían empezado a tejer entre los dos. _t/n_ lo escuchó con atención mientras él le hablaba con aquella voz tan grave y vio que los ojos de su esposo brillaban y que su expresión se animaba. Qué distinto era aquel Jungkook del joven cínico que la había abandonado años atrás. Aquel hombre murió con Lisa. El marido que _t/n_ tenía ahora era sólo suyo y él nunca le había entregado su corazón a otra. Y, aunque Jungkook todavía no lo hubiese dicho en voz alta, ella sospechaba que la amaba. Saber eso hizo que el día le pareciese más brillante, que tuviese mejor humor y que se sintiese más segura de sí misma. Estaba convencida de que si se amaban, juntos podrían superar cualquier obstáculo. El amor de verdad consistía en aceptar al otro con todos sus defectos y _t/n_ no pudo evitar desear que Jungkook la amase a pesar de los suyos. Cuando el carruaje se detuvo delante de la mansión de Waverly Park, _t/n_ se levantó y se preparó para conocer a los miembros del servicio. Ese día, aquella formalidad adquiría un nuevo significado. En el pasado, ella nunca se había sentido como si fuese la marquesa de Jungkook y, aunque no tenía ningún problema en asumir una responsabilidad para la que había sido educada, hacerlo nunca le había causado tanta satisfacción como entonces. A lo largo de las horas siguientes, recorrió la mansión con la eficiente ama de llaves y se fijó en que ésta mostraba cierta deferencia hacia la madre de Jungkook, quien, al
parecer, no tenía ningún problema en felicitar a los sirvientes por un trabajo bien hecho, a pesar de que le resultaba imposible hacer lo mismo con sus hijos. Sin embargo, los solemnes cumplidos que la marquesa viuda hacía a los sirvientes porque se habían acordado de hacer algo en concreto impedían el traspaso de poder y que _t/n_ tomase las riendas de la mansión. Cuando terminaron, ambas mujeres se sentaron en el salón del piso de arriba para tomar el té. A pesar de que su decoración estaba algo pasada de moda, la estancia era preciosa y estaba pintada en tonos dorados y amarillos muy agradables. La marquesa y ella consiguieron tener una conversación civilizada acerca de los entresijos de llevar una casa, aunque resultara breve.
—_t/n_ —dijo la mujer en un tono que hizo que su nuera se pusiera tensa de inmediato—, Jungkook parece decidido a que desempeñes el papel de marquesa. _t/n_ levantó el mentón y le contestó orgullosa:
—Yo estoy igual de decidida a hacerlo de la mejor manera que me sea posible.
—¿Y eso incluye olvidarte de tus amantes?
—Mi vida privada no es asunto suyo. Sin embargo, le diré que mi matrimonio es muy sólido.
—Entiendo. —La marquesa viuda esbozó una sonrisa que no se reflejó en sus ojos—. ¿Y a Jungkook no le preocupa la posibilidad de no tener nunca un heredero de su propia sangre?
_t/n_ se quedó petrificada, con un bollo con mantequilla a medio camino de la boca.
—¿Disculpe?
La madre de Jungkook entrecerró sus ojos oscuros y la observó por encima del borde de la taza de porcelana.
—¿A Jungkook no le molesta que te niegues a darle un hijo?
—Siento curiosidad por saber por qué cree algo así.
—Por tu edad.
—Sé la edad que tengo —replicó cortante.
—Nunca antes has expresado el deseo de ser madre.
—¿Y cómo lo sabe? Usted nunca ha hecho el esfuerzo de preguntármelo.
La mujer se tomó su tiempo antes de dejar la taza y su correspondiente platito en la mesa.
—¿Quieres tener hijos? —le preguntó al fin.
—Creo que la mayoría de las mujeres sienten ese deseo. Y yo no soy una
excepción.
—Bueno, me alegra oírlo —respondió la dama, distraída.
_t/n_ se quedó mirando a la mujer que tenía delante e intentó adivinar qué
pretendía. Porque seguro que estaba tramando algo. Ojalá conociese mejor a su suegra y pudiese descifrarla.
—_t/n_. —Oír la voz que más le gustaba en el mundo la tranquilizó enormemente.
Se volvió con una sonrisa en los labios y vio a Jungkook entrar en el salón. El viento lo había despeinado y tenía las mejillas sonrojadas. Era el hombre más guapo que había visto nunca. Ella siempre lo había creído así. Y ahora, mirarlo consciente, además, del amor que sentía por él, la dejaba sin aire.
—¿Sí, milord?
—La mujer del vicario hoy ha dado a luz a su sexto hijo. —Le tendió ambas manos y la ayudó a ponerse en pie—. Se ha reunido un pequeño grupo de gente para ir a felicitarlos y en el pueblo han organizado una fiesta a la que me encantaría llevarte. Han venido incluso unos músicos.
La ilusión de Jungkook la había contagiado y le apretó las manos, eufórica.
—¡Vamos!
—¿Puedo ir yo también? —le preguntó a Jungkook su madre, levantándose del sofá.
—Dudo que te guste —dijo él, apartando la mirada del rostro radiante de _t/n_. Luego se encogió de hombros—. Pero no pondré ninguna objeción.
—Dame un segundo para refrescarme, por favor —le pidió su esposa en voz baja.
—Tómate todo el tiempo que necesites —contestó Jungkook—. Pediré que preparen el landó. Es a poca distancia de aquí, pero ninguna de las dos vais vestidas para caminar.
_t/n_ abandonó el salón con su habitual elegancia y Jungkook fue a seguirla, pero su madre lo detuvo.
—¿Cómo sabrás si los hijos que te da son tuyos?
Jungkook se quedó petrificado y entonces se dio la vuelta muy despacio.
—¿De qué diablos estás hablando?
—No me dirás que crees que va a serte fiel, ¿no? Cuando esté embarazada, todo el mundo se preguntará quién es el padre.
Él suspiró resignado. ¿Acaso su madre no iba a dejarlo nunca en paz?
—Dado que _t/n_ nunca estará embarazada, el desagradable incidente que
describes jamás llegará a suceder.
—¿Disculpa?
—Me has oído la primera vez. Después de lo que sucedió con Lisa, ¿cómo se te ocurre pensar que algún día podría volver a querer pasar por algo así? El primogénito de Junghyun heredará el título. Yo no pondré a _t/n_ en peligro cuando no hay ninguna necesidad de ello.
Su madre lo miró atónita y, poco a poco, esbozó una sonrisa radiante.
—Entiendo.
—Eso espero. —Jungkook la señaló con un dedo y entrecerró los ojos—. Ni se te ocurra culpar a _t/n_ de esto. Es mi decisión.
Ella asintió con inusual rapidez y docilidad.
—Lo entiendo perfectamente.
—Me alegro. —Volvió a darse la vuelta y se dirigió hacia la puerta—. Partiremos en breve. Si quieres venir, asegúrate de estar lista.
—No temas, Jungkook —dijo la marquesa tras él—. No me lo perdería por nada del mundo.

《Extraño》"Jungkook y Tu" +18 [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora