NUEVE

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Yoongi se paró frente a la venta, observando cómo Jimin llevaban a Molly de regreso al automóvil. Él sonreía para sí mismo. Aunque apenas lo conocía, había visto lo suficiente para concluir que Jimin era una de esas personas cuyas expresiones era una ventana hacia sus sentimientos. Era una rata cualidad en estos días. A menudo creía que mucha gente vivía sus vidas simulando. Jimin, estaba seguro, nunca sería de esa forma.
Guardó sus llaves en el bolsillo y se dirigió hacia su camioneta con la promesa de que regresaría del almuerzo en media hora. Tomó su hielera y condujo hacia su sitio habitual. Adquirió el terreno un año antes con la idea de que construiría allí la casa de sus sueños. El único problema era que no estaba muy seguro de que implicaba eso. Parte de él soñaba en levantar una pequeña choza rústica como del tipo que había visto en los cayos de Florida. Pero después razonaba que el lote era más adecuado para algo más familiar-amigable. Eso volvía la imagen de la casa de su sueño más confusa, ya que sin duda incluía una futura pareja e hijos, ninguno de los cuales él estaba siquiera cerca de imaginar.
A veces, la manera en que resultaron él y su hermano le parecía extraña, ya que Junki tampoco tenía prisa en casarse. Sus padres habían estado casados por casi treinta y cinco años, y Yoongi no podía imaginar a ninguno de ellos soltero más de lo que podría imaginarse a sí mismo volando. Cierto, había oído la historia de cómo se conocieron. Un contacto y "Bing, Bangkok, Bum, sólo eso", diría papá "supe que ella era la indicada".
Ni por mucho había habido nunca un bing bang bum para Yoongi. Nada que se pareciera, a decir verdad. Había habido incontables parejas, por supuesto. Pero él estaba orgulloso del hecho de que nunca había tenido lo que pudiera considerarse siquiera remotamente un rompimiento doloroso. Los rompimientos caso siempre eran mutuos. No era el correcto para sus parejas ni estas para él. Pocas veces pensaba en encontrar la permanencia o su alma gemela, pero en las raras veces que los hacía, siempre imaginó encontrar a alguien que compartiera las mismas pasiones activas y al aire libre que él. Quería experimentar la vida. No, eso no, Necesitaba experimentar la vida.
Él había sido así desde que recordaba. Al crecer, Yoongi había sido organizado y capaz cuando iba a la escuela, pero muy a menudo, igual de feliz con una B que con una A. La escuela no lo emocionaba de la misma forma que montar su bicicleta a máxima velocidad. Fue un niño de juegos extremos incluso antes de que hubiera tal cosa, y a los treinta y dos, ya había practicado bastante.
A la distancia pudo ver caballos salvajes congregándose cerca de las dunas y, mientras los veía, tomó su sandwich. Pavo con trigo, una manzana y una botella de agua; consumía lo mismo todos los días. Por mucho que ansiara la ráfaga ocasional de adrenalina, su dieta no podía ser más aburrida. Cuando tenía diez años , había sido forzado a terminar un plato de fideos Thai y había vomitado la mayor parte de la noche. Desde entonces, su paladar no había sido el mismo. Se volvió tímido respecto a la comida, prefiriendo lo plano y predecible a cualquier cosa exótica, después, mientras crecía, eliminó la basura. Ahora, después de más de veinte años, tenía demasiado miedo al cambio.
Mientras disfrutaba su sandwich, el siguió la dirección de sus pensamientos. Era como no ser él. A menudo no se inclinaba por la reflexión profunda. Tenía que ver con Jimin, aunque no podía entender por qué. Apenas lo conocía y dudaba si incluso tendría la oportunidad para conocer al verdadero Park Jimin. Sin embargo, estaba contento de que él hubiera ido a su casa , si eso les daba la oportunidad de comenzar como vecino. La última cosa que quería era que Jimin tuviera cualquier razón para evitarlo. Quizás lo invitaría la próxima vez que sus amigos lo visitaran...
Sí, pensó, haré eso. Con la decisión tomada, recogió su hielera y regresó haci su camioneta.
Mientras se acercaba al automóvil, se descubrió a sí mismo preguntándose si Jimin habría surfeando alguna vez o patinado en nueve o si estaría dispuesto a hacer cualquiera de las dos cosas. Al encender el motor, trató de convencerse de que no importaba. Excepto por el hecho de que, de alguna manera, sí importaba.

LA DECISIÓNWhere stories live. Discover now