TRECE

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Yoongi levantó el rostro.

-¿Desde cuándo quieres conducir?

Geum-jae negó con la cabeza, como si se maravillara de la estupidez de su hermano. Se levantó de su asiento. 

-Regresaré, ¿esta bien? Tengo que hablar con mi hermano idiota.

Mientras Geum-jae caminaba hacia la parte posterior del bote, Youngjae lo saludó. 

- No dejes que te asuste. Ellos siempre se hablan de esa manera.

- Apuesto a que son unidos.

- Son los mejores amigos, incluso aunque ambos lo nieguen.

Youngjae observó a Geum-jae charlando con Yoongi, con una mano sujetándose firmemente del bote y con la otra gesticulando. 

-¿Cómo se conocieron tú y Yoongi?- pregunto 

-En realidad, somo vecinos.

-¿Y?

- Y... bueno, es una larga historia. Pero para hacerla corta, mi perra, Molly, estuvo en problemas cuando tuvo a sus cachorros y Yoongi fue muy gentil en ir y atenderla. Después de eso, me invito a venir.

-Tiene buena mano con los animales. También con los niños. Y hablando del Rey de Roma.... Hola, Yoongi.

- Hola- dijo él- Hoy será divertido, ¿eh?- detrás de él, Geum-jae estaba aferrado al timón. Afortunadamente no hará demasiado viento.  Youngjae miró alrededor.

-No creo que haga.

-¿Por qué?- quiso saber Jimin-. ¿Qué pasa si hay viento?

-Nada bueno cuando estás en el paracaídas- respondió Yoongi-. Básicamente, éste puede colapsarse en algunos puntos, las cuerdas pueden enredarse. 

Jimin se imaginó a sí mismo girando fuera de control mientras se desplomaba sobre el agua.

- No te preocupes- le aseguró Yoongi-. Si sospecho del menor problema, nadie sube.

-¡Agárrense!- grito Geum-jae, dando vuelta al timón.

Yoongi se aferró instintivamente de un lado del bote mientras éste le pegaba una enorme onda y la proa se alzó y cayó con un golpe. Youngjae se abalanzó hacia su hija, quien había caído y estaba comenzando a llorar. 

Yoongi se sentó junto a Jimin y se reclinó, colocando sus pies separados.

-Entonces, ¿qué te pareció mi hermano?

Con el sol detrás de él, sus rasgos eran difíciles de discernir. 

-Me agrada. Él es ... único.

-Parece que también le agradas. Si no le gustaras, créeme...me lo haría saber.

Jimin estudió a Yoongi, comprendiendo de súbito lo que había pasado.

-Él te mando a hablar conmigo, ¿verdad?

-Sí- admitió-. Me recordó que eres mi vecino y que sería descortés si no me aseguraba que estés cómodo.

-Estoy bien- movió una mano-. Estoy perfectamente feliz, disfrutando de la vista.

-¿Alguna vez has estado en una ensenada?- Preguntó Yoongi.

-No.

-Es un un lugar hermoso, es genial para los niños porque las olas no rompen ahí. Y del lado del otro lado hay una playa virgen de arena blanca, la cual casi es imposible que la encuentre alguien más. 

LA DECISIÓNWhere stories live. Discover now