LA DECISIÓN

DIECISÉIS

Después de que Jimin se fue, los pensamientos de Yoongi continuaron girando al rededor de él. Mientras Holly daba salto por el patio, no podía sacudirse del recuerdo la manera como sus ojos se encontraban cuando sonreía o la emoción en su voz al señalar las estrellas. Se descubrió a sí mismo preguntándose por la relación con su novio. No había dicho mucho de él...cualquiera que fueran sus razones, eso le quitaba el sosiego e impedía que su curiosidad decayera.

Sin duda, estaba definitivamente interesado en él. Aunque el novio era un obstáculo. Si se guiaba por la historia, jimin no era de su tipo.   No le parecía particularmente delicado o susceptible...él parecía atraer a ese tipo de  hombres por momentos. Cuando Yoongi bromeaba con él, este le regresaba la broma; cuando él pasó los límites, Jimin no tuvo reparo en ponerlo en su lugar. El día entero lo encegueció como una danza hipnótica, en la cual cada uno de ellos había tomado turnos, uno presionando, el otro jalando y viceversa. Se preguntó si una danza como esa podría durar para siempre.

Aquello había sido una de las fallas de sus relaciones pasadas. Siempre había estado cargadas hacia un lado, en la que él tomaba la mayoría de las decisiones sobre qué hacer, dónde comer o qué película ver. Francamente, lo aburrían.  

Yoongi se acercó al porche de Jimin y llamó. Un momento después, él apareció en el pasillo con el teléfono en la oreja. Llevándolo adentro, le señaló el sofá y él desapareció en la cocina, dejó las puertas girando de atrás de él.

Yoongi se sentó y esperó. Finalmente, él entró en la sala.

-Lo siento. Sé que es un poco tarde, pero el teléfono ha estado sonando toda la mañana.

Yoongi se levantó, pensando en que Jimin se había vuelto mucho más bonito de la noche a la mañana, lo que no tenia sentido. 

-No hay problema- respondió Yoongi.

La llamada de Jungkook le hizo preguntarse otra vez qué estaba haciendo.

-Déjame ir por mis cosas-dijo Jimin-. A propósito, ¿adónde vamos?

-Sólo a dar una vuelta-dijo Yoongi-. Por el puente hacia la isla, después retrocederemos hacia ese lugar que quiero mostrarte. 

-¿Dónde? 

-Es una sorpresa.

-Suena emocionante.

-No esperes demasiado. Es sólo un lugar al que me gustaría ir... Nada espectacular.

En ese momento llegaron a la acera. Yoongi señaló la moto.

-Esta es.

-¿Tu orgullo y alegría?

-Frustración y angustia.

-No vas a ponerte a quejarte de nuevo sobre lo difícil que es  encontrar refacciones, ¿verdad?

Él hizo un gesto, después sonrió.

-Intentaré evitarlo.

Jimin caminó hacia la motocicleta. Yoongi le dio un casco y él se lo abrochó debajo de la barbilla y pasó la pierna por el asiento.

-¿Dónde pongo mi pie?

Yoongi abrió las patitas traseras.

-Hay una de cada lado. Y trata de no tocar el escape con tu pierna.Se pone muy caliente.

-Es bueno saberlo. ¿Y mis manos?

-Irán alrededor de mí, por supuesto. 

-Qué galante-dijo él-. Pero si te pones más meloso no seré capaz de agarrarme bien, ¿cierto?