Kirisato x OC Completo (Destined to love Otome)

14 El comienzo del fin

Corrí hacia el distrito rojo en busca de Haru. Con suerte podría hablar con él antes de que fuera al árbol de sakura para marcharnos, tan solo quería aclarar las cosas que había omitido, como que conocía a Todo.

El atardecer estaba llegando silenciosamente a las calles de Kioto, y las luces del distrito rojo comenzaron a aparecer no muy lejos de donde me encontraba, apresuré la marcha y me encaminé a la entrada principal. Subí las escaleras hasta la estancia donde había llevado tantas veces atrás la comida a Kirisato. Me aseguré que nadie me veía abrir las puertas y entré rápidamente cerrándolas detrás de mí.

Esperaba ver la imagen de Kirisato, con sus atuendos coloridos, sus kimonos de seda superpuestos y el gran obi que rodeaba su fina cintura. Sus ornamentos en el recogido y elaborado peinado así como su maquillaje blanquecino con el toque de sus labios rojos y el olor de almizcle que embragaba a cualquiera que pusiese un pie dentro de la habitación.

Sin embargo, no fue eso lo que vi. Era Haru quien estaba delante de mí, con su coleta a un lado su rostro libre de maquillaje, vestido con su capa que ocultaba las armas letales que le hacían un temible asesino, del que estaba enamorada.

-¡Hikaru!

Me cogió entre sus brazos.

-¿Qué haces aquí? Este lugar se ha vuelto peligroso, debemos marcharnos ya.

Negué.

-¿Por qué no me lo dijiste?

Haru ladeó la cabeza.

-Conocías a Todo. ¡Sabes lo que hizo a mi familia y aún así...!

Rompí a llorar.

-Hikaru... En aquel entones no era más que una marioneta, Todo me ordenó matar a su propia familia.

Hizo una pausa mirando por la ventana.

-Ha estado persiguiéndome desde que huí de él hace tantos años. Ha seguido cada pisada desde entonces y me ha encontrado.

Me cogió de las manos.

-Ese hombre ha perdido la humanidad que tu me has devuelto, Hikaru. Por eso debemos huir de aquí lo antes posible o ambos acabaremos muertos.

Las piernas me temblaban.

-¿Por qué no me lo dijiste?

Entonces apareció el Haru del principio.

-No quería manchar tu inocencia, Hikaru. No te mereces ver más miseria a tu alrededor. Solo quería llevarte lejos de aquí para vivir juntos en paz, sin más derramamientos innecesarios de sangre. No volveré a matar a nadie, Hikaru. Se acabó.

Me cogió un mechón de pelo y lo llevó a sus labios.

-Quiero tocarte con unas manos que no puedan mancharte de sangre.

Fue entonces cuando yo cogí sus manos entre las mías, las llevé a mis labios y las besé delicadamente.

Fue así como salimos del distrito rojo con el atardecer sobre nuestros hombros y nos encaminamos hacia las afueras de la capital. Al adentrarnos dentro del bosque sentí un escalofrío, algo no iba bien. Miré a Haru, quién no había dicho una palabra desde que habíamos salido de Kioto.

-Nos está siguiendo alguien._ susurró.

Por un momento mis piernas se quedaron clavadas en el suelo. Haru se giró y me cogió la mano.

-No dejaré que nada te ocurra, Hikaru. Pero, por ahora debemos continuar.

Me apretó con fuerza y me sonrió tímidamente.