17 El pueblo de la niebla

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Tras varios días me crucé con un local del pueblo de la niebla, me dio las indicaciones para llegar a la zona de los cerezos en flor.

Sin percatarme de ello, mis pies comenzaron a andar más y más deprisa ante la visión de los árboles. Al discernir un color rosáceo no lejos de dónde me encontraba tiré al suelo mis escasas pertenencias y corrí hasta los árboles más cercanos.

Cuando miraba los cerezos en flor podía sentir la presencia de Haru conmigo, como si su reminiscencia en este mundo todavía quisiera despedirse de mi. Sabía que era imposible e irreal, a pesar de ello, si cerraba los ojos podía sentir sus brazos sobre mi cuerpo, su voz susurrándome al oído y sus labios rozando los míos.

-Haru, he llegado_ susurré tocando la corteza de uno de los troncos_ Nuestra promesa... continuará viva mientras te recuerde.

Los pétalos se mecían al ritmo del aire, soltando algunos de ellos de las ramas.

"Si coges un pétalo con los dedos tu deseo se hará realidad". Miré mis manos vacías. Yuriko siempre me lo decía. Pensé en ella, en Hideki y en Haru. Todo ellos habían muerto por mi culpa.

La brisa del aire trajo consigo pequeñas ráfagas que me envolvieron en pétalos perfumados.

-Si cojo un pétalo.... Haru.

Abrí la mano y cerré los ojos.

Sentí varios pétalos rozar la palma de mi mano y cuando estaba segura de que iba a coger uno de ellos la cerré con fuerza. Tenía miedo a abrir la mano, como si la vida de Haru dependiese de que la tuviese presionada contra mi pecho sin abrirla.

-Si hay un pétalo...

Dubitativa aparté la mano de mi pecho y la apoyé en mi izquierda. Desplegué con lentitud los dedos de mi palma y contuve el aire.

-Por favor.

Abrí por completo la palma y vi el resultado.

-...

No había ningún pétalo, tan solo unas gotas que caían por mis mejillas.

-Soy idiota al pensar que un juego de niños me devolvería a alguien_ me sequé las lágrimas.

Su figura apareció en mi mente.

-He intentado ser fuerte, lo prometo.

Mis piernas dejaron de soportar mi peso y poco a poco me deslicé por el tronco hasta el suelo.

-Pero no puedo continuar sola.

Miré los pétalos en el suelo.

-No me quedan fuerzas.

Me tumbé en el suelo. Y dejé pasar el tiempo mientras el aire azotaba de nuevo los cerezos.

"Hikaru". La voz de Haru resonó en mi cabeza.

Había estado durmiendo bajo las copas de los árboles durante medio día cuando me pareció ver una figura no muy lejos. La luz del sol me impedía ver con claridad al que parecía ser un hombre alto y esbelto que andaba lentamente como si estuviese herido.

"Hikaru". De nuevo escuché su voz.

-No es posible_ me recompuse poco a poco y me levanté del suelo.

Su figura se hizo más clara, llevaba un kimono azul decorado con rayas verticales, su mano estaba posada en la zona baja del abdomen mientras caminaba a trompicones, al intentar acelerar su paso. Para ser un hombre tenía la piel extremadamente blanca y su pelo marrón brillaba con los rayos del sol.

Mis pies comenzaron a dar pasos torpes siguiendo el camino hacia el hombre.

-¿Estoy soñando?

Su rostro era el mismo de Haru. Al acercarme a él, separó la mano de su costado y la dirigió hacia mi. Estaba llena de sangre al igual que la zona herida. Corrí a su encuentro, pero al llegar a él su cuerpo se desvaneció. El dolor y la tristeza eran tan descomunales que dejé escapar un grito.

-¡Haru!

Volví a mirar a los cerezos y pensé en las palabras de Otsusa, debía continuar por él, por Hideki y por Yuriko. Por todos aquellos que habían dado su vida por mi.

Cuando finalmente reuní la fuerza y entereza necesaria decidí volver al pueblo de la niebla, entré en un restaurante donde pregunté por el médico del pueblo pensando en Otsusa. Me indicaron qué edificio era donde se alojaba el médico y me dirigí allí.

-Disculpe, necesito sus servicios en el pueblo de al lado. Una mujer anciana está muy débil y con dolores, rehúsa ver a ningún médico y temo que le pueda pasar algo.

El médico atendió mi petición.

-De acuerdo, mañana saldré al amanecer hacia allí. He estado atareado ocupándome de un caso muy grave hasta hace poco, sabe. Pero el paciente ya ha salido del peligro.

Apreté los labios pensando en Haru.

-¿Qué le ocurrió?_ susurré.

El médico se percató de mi reacción.

-No sabemos con seguridad. Alguien lo encontró con un hilo de vida en su cuerpo al lado del río y lo trajo hasta aquí.

Fue entonces cuando mi corazón dejó de latir por varios segundos. Agarré al médico por el brazo y le insistí sin parar.

-¿Dónde está?

El médico se deshizo de mi mano.

-¿Conoce a ese hombre?

Asentí.

-¡Necesito verle!

Tras unos minutos meditando, el médico me llevó hasta la habitación donde reposaba inconsciente el cuerpo de Haru.

-Como he dicho está fuera de peligro, pero necesita reposo.¿Qué relación tiene con él?

Las palabras del médico se quedaron el aire esperando una respuesta que nunca llegaría.

Mi cuerpo comenzó a temblar ante el hecho de que Haru siguiese con vida. Allí estaba delante de mi, con el ceño ligeramente fruncido delatando el dolor que debía de estar soportando, su kimono entreabierto dejaba al descubierto una pequeña parte de su pecho que subía y bajaba lentamente.

-Haru.

Dije acercándome a él. Me senté a su lado cogiendo su mano, la llevé hacia mis labios y susurré:

-Eres real... estás aquí.  

Kirisato x OC Completo (Destined to love Otome)Where stories live. Discover now