P.O.V.: Kaitlin.
Apenas dejé el teléfono a un lado las lágrimas cayeron por mis ojos.
Sentía un dolor en mi pecho, era demasiado.
Estaba llorando en silencio, tratando de desahogarme lo más posible, pero sabía esto no iba a ser suficiente. Quería hablar, pero no podía.
Por Noah. Lo había prometido.
—Kai, ¿quie...? —me sobresalté sobre mi cama al oír la voz de madre, la cual estaba asomada en la puerta y con una expresión preocupada en el rostro al verme—. Oh Dios, ¿qué pasó, cariño?
Se acercó rápidamente hasta quedarse sentada a mi lado. En todo ese trayecto no pude articular palabra.
Sentía un gran nudo en mi garganta, me costaba respirar. Y en ese momento sabía que estallaría en llanto. No valía la pena aguantarme las lágrimas, sólo me haría más daño.
Y lo solté todo.
Me aferré a los brazos de mi mamá como si este fuera el último momento en el que estuviéramos juntas. Nunca pensé que llorar me fuera tan reconfortante, como si me hubiesen quitado la gran carga que he tenido este último año. La habitación estaba llena de mi llanto, pero no importaba, a esta altura ya nada importaba.
Los brazos de mi mamá me abrazaban con delicadeza, como si fuera porcelana y que con sólo un toque pudiera derrumbarme, y lo sentía así. Vulnerable, débil, pero no me avergonzaba mostrarme de esa manera a mi madre, ella no iba a aprovecharse de eso. Es inevitable mostrarse así alguna vez, ciertas cosas nos hacen ser débiles, como mi madre se siente así cuando ve que me encuentro mal, como yo lo hago cuando no puedo arreglar los problemas de las personas que quiero. No se trata de nunca mostrarse débil, sólo saber con que persona hacerlo.
Me separé poco a poco de ella, soltando pequeños sollozos.
—¿Quieres contarme lo que te pasó? —preguntó en voz baja, mientras yo intentaba recuperar la respiración.
Me entregó un vaso con agua, y mientras bebía de ella pensaba en como le contaba todo esto a mi madre.
Tenía dos opciones. Contarle todo o inventar una excusa creíble y seguir guardando el secreto de Noah.
Con sólo pensar en la segunda opción siento como se vuelve a formar un nudo en mi garganta de nuevo.
Y ahí es cuando supe que no podía con esto, no podía seguir ocultándolo. Me estaba haciendo daño, me pasó la cuenta y ahora ya era muy tarde, el dolor que sentía era inmenso.
Me costaba hablar, quería contarle a mi mamá lo que pasaba, no esconderle nada, pero sabía que esto era importante para Noah, él me lo confió, después de tantos años sin decir nada, él quizo decírmelo a mí, ni siquiera a su abuela pudo hacerlo.
No sabía que expresión tenía en este momento, era un conjunto de emociones tan grande que... me sentía devastada.
Y creo que mi madre lo notó, porque vi como su expresión se suavizaba un poco más y me besó la frente.
—Ay, cariño. Eres igual que yo cuando era adolescente. Siempre preocupándome de los demás, y nunca en mí misma. Conozco esa expresión, no sabes cuánto... —su mirada bajo hasta ver nuestras manos unidas, parecía que estaba sumida en sus pensamientos, pero rápidamente recuperó la compostura, mirándome a los ojos—. Está bien que ayudes a los demás, está bien que quieras escucharlos y apoyarlos, pero, Kaitlin, no te olvides de ti, y que también está bien que pidas ayuda.
Volvían las lágrimas y lo único que pude hacer era asentir. Tenía razón, y lo había notado demasiado tarde.
Aclaré mi garganta y sequé las lágrimas que salían de mis ojos. Hablé, y nunca me sentí tan aliviada de hacerlo hasta este día.
—No te he contado todo sobre Noah. Quería hacerlo, pero simplemente no podía, sentía que lo estaba traicionando si lo hacía. Pero, mamá, ya no puedo seguir ocultándolo más...
—Te lastimas al guardártelo para ti —afirmó. Asentí en respuesta.
Tomé una larga respiración, y se lo dije. Ahora ni siquiera salté partes ni nada de eso, se lo conté todo. No más secretos, no más cosas que ocultar. Se lo confié todo a ella y no me arrepentía de haberlo hecho.
Noah tenía razón, el contarle las cosas a los demás te libera. Es irónico, porque yo siempre le decía que era bueno contarle los problemas a gente que él confiara y que desahogarse de esa manera te hacía sentir mucho mejor, pero yo ni siquiera estaba siguiendo mi propio consejo.
Cuando terminé de contarle, la miré a los ojos, buscando un atisbo de asombro o de cualquier sentimiento, pero su cara estaba inexpresiva. Hasta que sus brazos me rodearon, abrazándome con todas sus fuerzas, creo que estaba conmocionada y sentía como su cuerpo temblaba un poco. La abracé de vuelta y descansé mi cabeza en su cuello, sintiéndome plenamente reconfortada.
—Todos los sucesos que me contaste, y aún así te lo guardaste por tanto tiempo... —dijo al separarnos—. Mi niña, eres tan fuerte. Te entiendo, es un tema bastante complicado y es comprensible que hayas dudado al contármelo... pero que bueno al final que lo hiciste, Kai —me miró dulcemente y tomó mi mano—. Lamento demasiado la situación de Noah en este momento. Es algo terrible lo que debe de estar pasando y, mientras me contabas acerca de él, se me ocurrió una idea, y espero que se pueda ejecutar —hizo una pequeña pausa antes de continuar—. Kai, tal vez podríamos darle hogar temporal a Noah y a su madre.
Quedé sin palabras, no me lo creía. Sentía como la felicidad subía, como si fuera un sueño.
—Mamá, sería magnífico eso pero —reflexioné un poco—, ¿puedes hacerlo? Sé que eso sería mucho más trabajo para ti y lo menos que quiero es...
—Tranquila, hija —me acarició el pelo, acomodando un rizo en su lugar—. Si lo dije es porque tengo el dinero para hacerlo y, además, será el tiempo suficiente para que la madre de Noah pueda encontrar un trabajo y poder tener dinero por su cuenta, puede que funcione —me dedicó una sonrisa.
La abracé de nuevo, soy muy afortunada de tenerla a ella a mi lado, siempre apoyándome. Juro que algún día le recompensaré por todas las cosas que ha hecho por mí.
Le dije que Noah vendría en unos minutos más y que allí podríamos ponernos de acuerdo para llevar a cabo el plan. Ella estaba de acuerdo, dijo que esperaría en la cocina y que prepararía algo por mientras, y yo me ofrecí a ayudarla.
Después de un año, por fin pensaba que ahora realmente había una posibilidad cercana para que Noah dejara esa triste parte de su vida. Siempre había pensado que cuando él cumpliera dieciocho podría liberarse de su padre, pero tal vez ahora exista una posibilidad de que fuera antes y eso de verdad me emocionaba de una manera inexplicable.
Sentí que vibraba el teléfono en la mesa y rápidamente desbloqueé el aparato.
Fxrever.Nxah: Estoy aquí.
Visto a las 9:55 p.m.Kai<3: Voy ^^
Visto a las 9:55 p.m.Respiré profundo y me acerqué a la puerta.
Ahora podré contárselo. Ahora.
——
Uno de mis capítulos favoritos❤️
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¡Hey! ¡Chico de los audífonos!
Conto«¡Hey! ¡Chico de los audífonos! ¿Podrías decirme tu nombre?...» ¿Qué haces cuando eres demasiado tímida que ni siquiera puedes formar oraciones con sentido cuando estás al frente de una persona? Dos palabras: Enviarle cartas. Hola, soy Kaitlin Colli...