Luego de haber tenido ese encuentro con Jaffe, me di cuenta de que lo mejor era terminar el día sin clases. Por ello, decidí ir a casa de Gwen porque sabía que si la interceptaba fuera de su salón de clases ella no me haría caso.
Tenía que pensar cómo decirle las cosas, y tendría que darle un buen motivo por el cual no se lo había dicho antes. El único motivo que tenía era el cual ella ya sabía, y que luego de pensarlo mil veces mientras caminaba hacia su casa, sonaba realmente estúpido. Pensé demasiado el asunto de Jaffe. Aún estaba asimilando la idea, pero eso no evitaba que me gustara. Podía intentarlo, posiblemente en algún tiempo se volvería algo de lo que hubiese preferido no hacer, pero no quería quedarme con el pensamiento de saber qué hubiera pasado si lo hubiese intentado. En tal caso, preferiría arrepentirme de hacerlo que de no.
Justo cuando la hora de salida se marcaba en mi reloj, me senté en las escaleras de la entrada de Gwen y esperé a que llegara. Tal vez, me echaría de su casa o simplemente me ignoraría. Personalmente, resultaba más doloroso el hecho de que me ignorara a que me gritara que me largara. O posiblemente, para mi buena suerte, se sentaría y me escucharía en todo lo que le tenía que decir; eso sería un milagro, conocía perfectamente a Gwen y ella no era de este tipo de chicas. No era mala persona, sólo que podía llegar a ser un poco vengativa, rencorosa y orgullosa.
Pero, de cualquier manera, ella era mi única mejor amiga, tenía que obligarla a que me escuchara, no podíamos echar a perder tantos años de amistad...
-¿Qué haces aquí? -enseguida supe que era ella, y todo lo planeado en mi mente para decirle se esfumó.
-Eh...
Ella se dirigió hacia su puerta sin siquiera darme la oportunidad de decirle algo. Me levanté y me puse a un lado mientras sacaba sus llaves.
-Gwen, tenemos que hablar. No puedo dejar que te enojes así conmigo. Sé que es mi culpa -agregué rápidamente cuando me lanzó una mirada-. Pero hay una explicación para eso, y no quiero que pienses mal. Gwen, tú eres mi mejor amiga, y sabes que no hay nada que no pueda contarte.
-Excepto esto, por supuesto -respondió sin mirarme.
Lancé un suspiro.
-Lo sé, pero te lo iba a decir.
-¿Cuándo? ¿Cuándo ya me haya enterado por otras personas lo que sucede en la vida de mi mejor amiga? Oh, espera... ¡Eso justamente sucedió! Y no me refiero a un sentido chismoso de saber sobre tu vida, ¡es porque ambas nos contamos cosas importantes de nuestras vidas! Eso es lo que nos hace unidas.
-Gwen, es cierto que no te dije nada porque tenía miedo de que reaccionaras de esta forma, que me dijeras que Jaffe está muy fuera de mi límite, y que te enojarías conmigo. Más que nada eso último. No quería que te enojaras.
-¿Enojarme porque te gusta Jaffe? -dijo con incredulidad-. Jullie, no soy tu madre para decirte con quien no debes salir, eso está claro. No entiendo realmente por qué pensaste que me enojaría. Sí, Jaffe es intolerable para mí, pero no por eso lo iba a desaprobar.
Ella calló por unos instantes y se me quedó mirando, no sabía si eso era bueno o malo.
-¿Sabes qué es lo que me hizo sentir mal? -prosiguió-. Que no me lo dijeras, que pensaste cómo podía reaccionar en lugar de quedarte a ver mi verdadera reacción. Es como si no me tuvieras confianza en esas cosas, cuando yo te he contado absolutamente todo y cómo se siento con Jackson. Tampoco es como que te obliga a ser igual, pero... Ya sabes, algo recíproco. Yo también te podía ayudar, tonta.
Sonreí, pero cuando ella no lo hizo, mi sonrisa decayó.
-Lo siento, debí contártelo. Prometo que a partir de ahora ya no ocultaré nada, sé que no me juzgarás.
ESTÁS LEYENDO
Please Don't Say You Love Me
Dla nastolatkówEsta es la cosa: hay un chico en mi clase de Literatura llamado Jaffe Wayland, y lo conozco desde mi nacimiento, literalmente. Él es un maldito chico arrogante, quisiera aventarlo de un pozo pero temo que regrese en venganza saliendo de alguna telev...