emotionless | joshler

02

/josh's pov/

malditos ricos.

con sus malditos arbustos exóticos en forma de animales en los jardines de sus mansiones y sus malditos asientos de inodoro con calefacción.

digo, ¿quién demonios fue el idiota que pensó en el frío del trasero de las personas?

claramente no fui yo, de lo contrario estaría en cualquier parte de este mísero mundo excepto aquí.

disculpen mis modales, me presento, soy joshua dun, mejor conocido como mad dog.

soy afortunado de encontrarme hoy contándoles sobre mi vida considerando algunas cosas que he cometido a lo largo de ella.

¿mi error? ser del sur.

en pocas palabras podría definirlo como el infierno en la tierra, donde prevalece la ley del más fuerte y la palabra confianza es un atributo que no se le puede otorgar a más personas de las que puedas contar con los dedos de la mano.

"¿dónde vas, joshua?" me puse la chaqueta de cuero que siempre llevaba conmigo, mi hermano me observaba desde la sala, si es que se le puede llamar así a una mesa con las patas desgastadas junto a un sofá viejo, una tv de caja y la luz amarillenta que provenía de una molesta bombilla.

"a la pista" respondí acercándome a él poniéndome de rodillas para estar a su altura, me miró a los ojos "por favor, jordan, no abras a nadie la puerta recuerda que debes cuidar de mamá"

"no le abriré a nadie" asentí sacudiendo su cabello con mi mano, dándole un abrazo.

"aunque tarde mucho, prométeme que no saldrás a buscarme" él asintió.

"lo prometo, hermano mayor" ambos chocamos los cinco como solíamos hacer cuando prometíamos algo.

"les traeré algo de comer, no te preocupes"

quizás la parte más difícil de todo esto era dejar a mi hermano menor y a mi madre solos, pero de alguna manera tenía que ser quien llevara las cosas a casa. cogí mi billetera y salí.

las casas apenas se mantenían de pie, se unían una tras otra formando un gran bloque de cemento. mis botas ya se encontraban sucias debido a la tierra húmeda bajo estas. habían talleres, una panadería y una pequeña escuela junto a un parque en todo el camino. evidentemente un lugar nada envidiable para vivir.

las personas en su mayoría eran adultos, pues no todos podían permitirse tener hijos en aquellas condiciones. sin embargo, sonrisas se veían reflejadas en los rostros de las personas que escondían una realidad diferente pero a la vez existía una similitud entre estos. éramos sureños.

la pista no era más que un intento de circuito hecho con llantas, columnas de cemento y barriles, donde se realizaban carreras de automóviles y se solía apostar por cada una de ellas, de las cuales había sido participe más de una vez. pilotos junto a sus autos rodeados de alcohol, mujeres en poca ropa y el público desde las tribunas vociferando sonidos inentendibles.

de pronto un olor familiar inundó mis fosas nasales.

"¡pero miren quién decidió honrarnos con su presencia!, la persona que puede matarte sólo con ponerte el ojo encima y mi mejor amigo por cierto, ¡el gran mad dog!" terminó agregando un aullido escandaloso.

"y a ti te terminará de matar esa mierda" señalé el rollito entre sus dedos índice y pulgar, mientras sacaba un cigarrillo de la caja que traía en el bolsillo de mi chaqueta y recibía una mala mirada de brendon.