Capítulo 4

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SOPHIE JONES

-Soph, no seas floja -me regaño Reece. -tu agarra la mesa y el cartel, que yo llevo el mantel...

-¿Yo soy la floja? -pregunté enojada. -tu llevarás tela, mientras que me dejas el trabajo pesado a mi.

-Me canse mucho bajando los limones.

-Tu eres el flojo. -lo regañe.

-¿Acaso crees que hablaba en serio? -pregunto riendo. -Yo ya soy un hombre, un adulto fuerte y responsable.

-Pero aún conservas esa carita de bebé. -dije haciendo puchero y pellizcando sus mejillas.

-Ya, Soph -hizo puchero. -duele.

-¿En serio te duele? Pequeño tierno. -le dije, mientras seguía pellizcando sus mejillas.

-Que si, Soph. -se quejó mientras agarraba mis brazos para separar mis manos de su cara.

Deje de pellizcar sus mejillas y Reece se detuvo un segundo a observarme serio.

-¿Qué sucede? -pregunté preocupada.

-Tienes algo justo en la mejilla, déjame que te lo saque, creo que es un insecto... -me dijo.

Reece dio un paso hacia adelante y allí habíamos dejado el cartel del puesto, tropezó torpemente al pisar la madera e hizo que cayera al suelo, pero el se quedo justo encima mío.

Me miró unos segundos a los ojos y luego observó mi boca.
Podría perderme en su mirada y no me importaría en lo absoluto, porque se que el me encontraría.

Observe sus ojos, su suave cabello, sus labios.

Reece comenzó a acercarse a mi lentamente y yo me quedé estática.

Siguió acercándose y me estremecí al sentir el roce de nuestros labios.

-No. -se separó de golpe -Lo siento. -se disculpó, mientras se levantaba de encima mío.

-No hay problema. -respondí -Iré por el mantel -dije levantándome del suelo.

No se que me paso, pero estaba segura de una cosa: si el no se detenía, yo no iba a hacerlo.

Fui hacia un gran mueble que Reece tenía en su garaje y comencé a observar las divisiones, para encontrar el mantel a cuadros rojos que habíamos usado años atrás.

-Reece -lo llame volteandome. -no lo encuentro...

-Ya voy -me dijo mientras hacia fuerza para trasladar la mesa y la llevaba hacia afuera. -Déjame ayudarte. -me dijo mientras se acercaba al mueble -Debería estar justo aquí -me señaló un sitio en la esquina de una de las divisiones, donde había acrílicos de diferentes colores. -pero no está.

-Que extraño. -comenté.

-Ya mismo lo soluciono. -me dijo serio -¡Mamá! -gritó. -La ultima vez que abrimos el puesto de limonada, ¿Donde deje el mantel?

Yo largue una risotada.

-Si tu no te acuerdas, que fuiste el que lo abrió conmigo, ¿Cómo esperas que tu madre lo recuerde?

-Es que las mamas siempre encuentran todo. -río.

-Reece -dijo la madre acercándose. -lo use para tapizar el antiguo colchón de Betty, ¿No lo recuerdas? Tu no querías que lo usará, pero yo no te hice caso.

Reece abrió los ojos de forma brusca.

-¿Para qué lo usaste?

-Para tapizar la antigua cama de Betty, ya te lo dije. -dijo dándose la vuelta para irse.

Limonada para dos (Reece Bibby Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora