En el despacho de su tío, Sindy caminaba de un lado al otro mordiéndose las uñas por los nervios que tenía. Harry y Ron hacía rato que se habían ido y no tenía noticias de ellos. No es que esperara a que le mandaran una carta por medio de una lechuza desde la cámara diciendo: "Sindy: estoy luchando contra un Basilisco de más de diez metros de largo. PD: casi muero. Con cariño, Harry." Pero ya deberían haber vuelto.
-¡Sindy!-dijo su tío sorprendido al entrar por la puerta.
-¡ah!-ella se sobresaltó, no lo había oído llegar.
-¿Qué haces aquí? ¿Necesitabas hablar conmigo de algo?
-¿eh? No no… es solo que…
-¿Qué Sindy? ¿Qué pasa? Te noto algo preocupada… como nerviosa.
-naa ¿tú crees?-le preguntó a su tío de una manera sarcástica. ¡ERA OVIO QUE ESTABA PREOCUPADA!
-bueno dime: ¿Qué paso?
-es que Harry y Ron todavía no han vuelto y estoy empezando a preocu…
-¿A dónde fueron?-la interrumpió su tío frunciendo el entrecejo incrédulo.
-a la…-se puso seria y abrió ambos ojos como platos. ¡Cierto! ¡Su tío no se había enterado de nada… y no debía hacerlo!
-Sindy…
-¿qué? ¿Yo qué?-se hizo la distraída: quería desviarse del tema.
-¿A dónde fueron?
-¿quiénes?-frunció el ceño fingiendo no comprender de qué le hablaba.
-¡Harry y Ron!
-ah… ellos. Si si… veras-empezó a caminar alrededor de su tío mientras hacía ademanes de explicación con las manos, hasta quedar de espaldas a la puerta-cuando ellos se fueron yo intente que no, pero me dijeron que si, entonces yo les dije voy y ellos me dijeron no y yo les dije si... y bueno una cosa llevo a la otra y entonces…-se dio la vuelta lo más rápido que le permitieron sus piernas, abrió la puerta precipitadamente y salió corriendo de allí. Sabía que lo más probable era que su tío no la persiguiera porque… bueno… ya estaba muy viejo como para correr.
Bajó la escalera de caracol con una velocidad que ella no creía poder alcanzar y casi se cae al tropezar con la túnica un par de veces. Llego al final de la escalera y corrió hasta llegar a su habitación, pero esta vez estaba decidida a no discutir con Sir Cadogan.
-déjame… entrar…-dijo agitada a mas no poder.
-¡mi lady!-dijo el caballero alarmado-¿Qué le ha pasado?
-no voy a contestar a ninguna de tus preguntas hasta que me dejes entrar.
-pero…
-¡me discutes, preguntas, cuestionas o criticas algo más y te cambio por otro cuadro! ¿De acuerdo?
-si si mi lady...-al fin le cedió el paso-entre.
-gracias
Ya dentro de su sala se sentó en el sillón más cercano que tenía, apoyo los codos en sus rodillas y con las manos sostuvo su mentón. Pero esa posición no le duro demasiado porque sus ojos se llenaron de lágrimas, se tapó la cara con ambas manos y comenzó a llorar. ¿Y si a Harry le pasaba algo? ¿Y si no volvían? ¿Lockhart los habría traicionado? ¿Quién le aseguraba que iban a ganar la batalla contra tan monstruosa, letal y terrible criatura?
Esas preguntas y muchas más cruzaban su mente en ese momento. Después de llorar un rato se quedó dormida y soñó lo peor:
*ella caminaba por un pasillo oscuro, y de repente empieza a escuchar el siseo de una serpiente, y a cada paso que daba ese aterrador sonido se hacía más intenso. Sin previo aviso, se oye que alguien grita un fuerte y desesperado ¡NO! Sindy creyó reconocer esa vos, pero no quería creerle a su subconsciente. Corrió y corrió como nunca antes, con una desesperación y una angustia que le invadían cada centímetro del cuerpo. Llegó y vio un cuerpo tirado en el piso, boca abajo. Sin embargo, justo cuando estaba por posar su mano sobre el hombro de aquel muchacho, vio unos anteojos redondos tirados a unos centímetros de donde ella se encontraba. Sabía quién era el dueño de ellos, pero no quiso creerlo. Con mucha fuerza de voluntad que sacó de quien sabe dónde, tomo el hombro del muchacho de pelo negro y despeinado y dio vuelta el inerte cuerpo.