Sindy iba caminando por el bosque prohibido. Era de noche y ya estaba muy adentrada; si alguien la veía desde afuera pensaría que estaba perdida, porque miraba para todos lados como buscando algo. Tal vez intentaba encontrar la salida de ese horrible, tenebroso y lúgubre lugar, o tal vez buscaba a alguien...
-¿cómo rayos ¡au! se supone que ¡au! lo encuentre, si este bosque es ¡au! es inmenso?-mientras caminaba se raspaba las piernas con todo tipo de plantas; algunas ramas le daban en la cabeza y otras le agarraban el pelo.
De repente escucho el ruido de una rama quebrándose; se dio vuelta de un salto.
-¿hola? ¿Quién anda ahí?-apuntaba con la barita al lugar de donde había provenido el ruido.
Algo, una persona al parecer, se acercaba lentamente hacia ella saliendo de entre los árboles. Sindy no podía verle la cara porque la persona estaba de espaldas a la luna.
En un momento repentino, reaccionó y atacó a la figura, sin saber si era buena o mala.
-¡expelliarmus!-la persona calló para atrás, no muy lejos de donde hacía dos segundos estaba parada, a la vez que emitió un pequeño quejido que Sindy reconoció al instante.
-ay no-susurró tapándose la boca-¡señor!-comenzó a correr hacia él.
Llegó y se arrodilló al lado de Voldemort, que ya se había incorporado y estaba sentado en el piso.
-lo... lo siento mucho, señor. Es que, pensé que era otra persona y bueno yo...
-reaccionaste de una excelente manera.
-¡no, por favor! ¡No se enoje! Le juro que... aguarde... ¿dijo excelente?-frunció un poco el ceño mientras Voldemort se levantaba.
-sí, y sabes que no suelo hacerle cumplidos a la gente. Pero debo admitir que te he entrenado bien.
-bueno la verdad es que yo...
-aunque, por boca de otros, me entere de que casi descubren que tienes la marca...-la miró con reproche.
-lo sé pero... no pasó. Me refiero a que... n-no me descubrieron.
-pero estuvieron a punto de hacerlo... y ese no era nuestro trato.
-si... créame, no lo he olvidado-dijo mirando al piso con resignación y algo apenada.
-bien entonces demuéstramelo, para ver que aún no has olvidado el por qué estas bajo mis órdenes...responde: ¿por qué no quiero que nadie sepa de tu marca?-Voldemort empezó a caminar en frente de Sindy de un lado al otro, con la barita entre las manos; como un profesor dando clase.
Ella suspiró y respondió agobiada como recitando una frase de memoria.
-porque mi tío no tiene que enterarse que soy una mortifaga, y si se enterara algún otro, de alguna manera él lo haría.
-¿y por qué?
-porque... ¿en esa escuela son todos unos bocones?-respondió dudosa, pues esa pregunta le había sonado rara.
-no-suspiró, como un profesor que había explicado lo mismo cien veces-me refiero a por qué Dumbledore no debe enterarse de que eres una mortifaga-aclaró.
-ah... porque-suspiró apenada-si se enterara alguien, pero sobretodo mi tío, tú...-no pudo terminar la frase.
-yo mataría a mucha gente inocente, tus seres queridos y entre ellos a tu hermanas... bien...-asintió-pero... tenemos otro problemita-dejó de pasear, se posó ante la muchacha y clavó sus rojos ojos en los de ella.
-¿otro más? ¿En serio?-a diferencia del resto las personas, a Sindy no parecía afectarle en lo más mínimo que Voldemort la mirara fijo; es más, lo trataba como a cualquier otro profesor: con confianza y soltura-¿sabe qué? Fueron suficientes errores por hoy... ¿y si lo dejamos para otro día?-amagó a irse, pero una mano huesuda y blanca, con dedos largos, se posó en su hombro y la detuvo. Ella lo miró.
-tengo entendido que Harry Potter, siente "algo"-dijo como con asco-por ti-sonrió con malicia.
-mmm... no, me parece que se está confundiendo con otra persona-negó con la cabeza.
-¿segura?-le preguntó entornando los ojos a la vez que la soltaba. No le creía ni una palabra, pero quería ver cuanto más podía sostener la mentira.
-mmm... ¿ustedes se siente bien, señor?-le tocó la fría frente con el dorso de su mano, fingiendo tomarle temperatura-se ve muy pálido-retiró la mano.
Voldemort la miró serio pero ignoro el comentario.
-ahora la pregunta sería... ¿tu sientes algo por el imbécil de Potter?-levanto una ceja.
-¿yo? Es broma ¿verdad?
-no me estas contestando.
-señor, siento más cosas por un tarro de mayonesa que por él-le mintió.
-perfecto.
-¿Por qué dijo "perfecto"?-lo miró dudosa.
-porque necesito que me hagas un pequeño favor.
-si claro, lo que desee mi lord... creo-susurró al final.
-Potter confía en ti ¿verdad?
-amm... si, supongo-no entendía nada.
-y si le dices que haga algo... lo hace ¿no?
-si pero... señor ¿a qué quiere llegar con esto?
Parece la policía haciéndome un interrogatorio.
-¿sabes? Serías una perfecta mortifaga... ¡si no te quejaras tanto!
-bueno, bueno... está bien.
-en fin, necesito que hagas algo por mí.
-eso ya lo dijo y vuelvo a responderle: si mi lord, lo que sea.
-bien. Quiero que enamores a Potter.
-ah... eso es senci... ¡¿Qué yo qué?!
-me escuchaste bien. Una vez que lo tengas comiendo de la palma de tu mano, y cuando yo de la señal, lo atraerás a una pequeña emboscada.
-¡¿una qué?!
-bueno... dile "trampa" si quieres.
-señor, yo no...
-¿que tu no qué...?
-yo... ¡yo no puedo hacer eso!
-ay, vamos; no es tan complicado.
-no, no es... es que yo...
-es que tu... ¿estás enamorada de él?
-¡no!-se puso a la defensiva-es solo que... no puedo y ya.
-de acuerdo, pero si no lo haces, los demás pagaran tu deslealtad.
-espere... ¡ese no era el trato!
-esto no es una democracia, niña. Además, ya sabes cómo funciona: si no haces lo que te digo, te mato, o... en tu caso mato a todos aquellos a quienes amas. Fácil-sonrió gozosamente.
-¡usted no puede hacer eso! Esa era la consecuencia si yo revelaba mi marca y no lo he hecho.
-pues... eso es lo bueno de ser Voldemort: puedo cambiar las reglas a mi antojo y una consecuencia puede ser la misma para dos o más cosas. Aunque no varían mucho de la muerte o la tortura pero... tengo que trabajar en eso.
-pero...
-no. ya basta de hablar. Vete, que en la escuela deben estar muy preocupados por ti...sobretodo-río entre dientes-Potter.
Y acto seguido desapareció, dejando a la muchacha sola en la penumbra del bosque.