Al igual que el año pasado Ron, y esta vez acompañado de Ginny además de por Fred y George, encontró a su familia entre toda la multitud. Los seis Weasley pasaron a través de la plataforma y volvieron a su humilde y enorme casa.
Hermione, cargando sus bolsos, también paso a través de la pared y se encontró con sus padres muggles.
Harry, al igual que su amiga, tenía familiares muggles, pero con la diferencia de que a ella sí la querían de regreso en casa. Así que después de una despedida tan dulce como triste, se alejó de Sindy y empezó a caminar. Su mente decía "no mires atrás", pero su corazón le susurraba "¡voltéate! ¡Voltéate y mírala por última vez! ¡Pasaran meses hasta que la vuelvas a ver!"
A pesar del esfuerzo que hizo, su cuerpo decidió obedecer al corazón. Se paró en seco y volteó con la esperanza de que ella también lo estuviese observando y sus miradas se cruzaran por última vez. Eso le bastaría para soportar las vacaciones lejos de ella, de sus amigos y de Hogwarts, su hogar.
Al parecer Harry deseo esa mirada con mucha fuerza porque justo en ese instante, Sindy volteó, lo miro, le sonrió y lo despidió con la mano, para luego voltearse y saludar a Hagrid y demás gente. Harry le devolvió la sonrisa y siguió su camino. Pasó a través de la pared de ladrillos y se encontró nada más y nada menos que con tres rostros que no deseaba ver. Su tío Vernon, su tía Petunia y su primo Dudley. Llego hasta ellos cargado con sus valijas y la jaula de Hedwig y lo más afectuoso que recibió fue un: ¡vámonos!-proveniente de su tío.
Empezó a caminar con la cabeza un poco baja y en eso, a unos pocos metros de allí, mirando emocionados la plataforma, vio a una pareja con trillizas y mellizos. Y lo que paso después lo ayudo a confirmar su suposición: vio a Sindy aparecerse por la pared, correr un tramo con las valijas y luego soltarlas sin importancia, para abrazar con fuerza a sus tíos. Los 7 familiares la abrazaron de igual manera. Los más chicos reían felices de que su prima mayor este allí. Harry nunca había visto una escena más tierna y conmovedora que esa, a excepción de su abrazo con Sindy, y aunque no podía decir que lo había visto, si podía presumir de haberlo vivido. Y eso era lo mejor.
Después de un largo y agotador viaje llego a la casa de los Dursley, algo que no le emocionaba en absoluto. Como siempre no lo ayudaron a bajar sus valijas ni nada, solo le decían que se diera prisa. A veces deseaba poder lanzarles un hechizo a cada uno, pero como era menor de edad…
En fin: subió con sus pertenencias y entro a lo que hasta el año pasado había sido la habitación de su primo. Eran como las ocho de la noche, pero él sentía como si fuesen las dos de la mañana. Estaba exhausto. Lo único en lo que pensaba era en acostarse y dormir. Ni siquiera desarmo las valijas, solo las dejo ahí tiradas en un rincón de la habitación, apoyo la jaula de Hedwig sobre el mueble donde guardaba la ropa interior y demás cosas y se tiró en la cama. Tampoco se cambió de ropa.
Se dispuso a dormir pero había alguien… más bien dicho… el recuerdo de alguien, que no le dejaba conciliar el sueño. Una personita muy especial que había conocido ese mismo año.
-¿me enviará alguna carta por mi cumpleaños?-fue lo último que pensó antes de entrar en un profundo sueño.
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Ron llego a su casa con sus padres, sus hermanos gemelos y su hermanita. Subió a su habitación y cuando entro tuvo que soltar las valijas, que cayeron ruidosamente en el suelo.
-¡AAAAHHHHH!-casi le agarra un infarto y paralizado como estaba escuchó las risas de Fred y George que subían por la escalera.
-¡jajajajaja! te gusta tu nueva araña mascota hermanito-pregunto Fred.