"Hola, otra vez".
|Punto de vista de Juan|
—Juan...¿por qué no mejor vamos a tu casa? Anda~.— irritante, realmente era irritante.
Me encontraba junto a Tamara en un bar cercano a mi departamento, el mismo bar al que siempre recurro. Antes era por el simple hecho de que no les importaba tener a un menor de edad acá, ahora simplemente se me ha hecho costumbre.
Tamara era una chica bellísima con la que compartí clases los últimos tres años, también con la que tuve mi primera vez, unos meses después de que ella no volviera a aparecer por mi casa.
Tiene el pelo actualmente de un rosa pastel, es apenas un poco mas baja que yo –por lo que es bastante alta, considerando que mido 1,86– tiene la piel blanca, aunque es algo delgada y con pocos pechos, no es como si me importara.—Sabes que no me gusta que otras personas duerman allí a excepción...—
—De tu hermana. Si, lo se.— me cortó ella con aire aburrido.— Anda~...prometo no quedarme, sabes que no soy como las demás.—
Suspiré y terminé aceptando, pues es cierto. Las veces que llevo chicas a mi casa, terminan queriendo quedarse ahí toda la vida, planeando ya un matrimonio, a pesar de que soy bastante claro con que esas cosas no me interesan. Además, la loca de mi ex sigue presentándose allí como si el departamento fuera suyo.
Salimos del bar y comenzamos a caminar en dirección al edificio. Tan solo eran unas cuatro cuadras, así que no era la gran cosa.
Entramos y Tamara corrió hacia donde estaban los ascensores.Dentro de uno de ellos se encontraba una mujer con su hijo, la señora Eliza, que por cierto me odia. También había una chica de aparentemente mi edad, y se me hacia bastante conocida. Demasiado.
Tamara me arrastró dentro del ascensor y presionó el botón de mi piso.La chica, era realmente hermosa.
Su pelo era algo ondulado, y caía perfectamente por sus hombros. Sus labios eran algo pequeños y gruesos, pero no exagerados, sus ojos parecían ser oscuros y unas gafas los ocultaban. De su cuerpo no puedo hablar mucho, puesto que no tengo una gran vista desde donde estoy.—¿Me estas escuchando?.— Tamara preguntó y al voltear a verla me miraba de manera reprobatoria.
Las puertas del ascensor se abrieron y aquella chica salió primero, dejandome una perfecta vista de su trasero, que por cierto no estaba nada mal.
¿Qué? No me juzguen.
Lo mejor de todo, es que entró al departamento vecino al mio, por lo que la vería mas seguido.Tamara me arrastró por el pasillo hasta que finalmente entramos a mi departamento y ella comenzó a besarme de manera desesperada, intentando quitarme la camisa que llevaba puesta. Realmente me desagrada, que sean sí de apresuradas, pero no puedo quejarme mucho considerando que estoy correspondiendo a aquello.
A duras penas llegamos a mi sofá y, luego de que yo me dejara caer en el, ella se posicionó sobre mi y comenzó a besarme el cuello, ya habiéndo desabotonado por completo la prenda superior que llevaba puesta.
"—Juan, te quiero, idiota.—"
Su voz, su rostro, sus palabras. ¿Por qué mierda la recuerdo ahora y en un momento como este?, olvidalo Juan, han pasado tres años desde la última vez que la viste.
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Aún te odio, ¡Idiota!
Novela JuvenilDicen que el primer amor nunca se olvida, y que uno sólo se enamora realmente una vez en la vida. Dicen que cuando dos almas están destinadas a estar juntas, volverán a unirse. Ximena siempre fue una romántica empedernida, pero cree que esas cosas...